Rodríguez Santiago se equivocó. Expulsó a Ronaldinho sin merecerlo y se cargó una hermosa eliminatoria. Sin embargo, el Barça, que había jugado bien hasta entonces, sacó lo mejor que puede mostrar un equipo: solidaridad ante las dificultades, compromiso, trabajo y, sobre todo, talento. Se adelantó Messi en un gran gol y empató Oscar con un gol mejor aún. Ante un Zaragoza encerrado y con 1-1, el Barça, lejos de hundirse, se aferró a creer, con un Deco grande. Ganó el partido, pero la eliminatoria se la había dejado en La Romareda. Todavía tuvo bemoles para ganar, aunque fuera por el orgullo. Como decía Borges, a veces hay más dignidad en una derrota que en una victoria. Este partido es un buen ejemplo.
Girona FC – FC Barcelona
Hace 4 horas
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