jueves, julio 20, 2006

¿Elecciones por el bien del FCB?


Una sentencia judicial, como respuesta a una demanda interpuesta por tres socios del club, obliga a la actual directiva del FC Barcelona a convocar elecciones de manera inmediata debido al incumplimiento del artículo 29 de los estatutos del club.

Estamos ante un caso de una norma discutible cuyo espíritu no está prevaleciendo. Debe ser la primera vez en la que el mandato de una Junta Directiva dura tres años y ocho días, en lugar de los cuatro años legales.

Ignoro los motivos que han llevado a los socios Giralt y March (éste último de noventa años) a insistir en el tema, y más aún sorprende el apoyo de los derrotados en las urnas de las pasadas elecciones Majó y Minguella, tratante de jugadores y reconocido comisionista metido ahora a comentarista (casualmente en la Cadena Ser) y a candidato presidencial. De lo que sí tengo certeza es de que la inmensa mayoría de los socios del club hoy no están contentos. Sólo hay que pasar por los foros digitales de los periódicos y webs especializadas para comprobarlo. ¿Quién sí está satisfecho? Pues aparte de Minguella y cia posiblemente se sienten aliviados los medios afines al Real Madrid y su presidente electo Ramón Calderón, cuya elección pende de los tribunales. ¿Esto es lo que querían los socios demandantes y los candidatos que aman a su Barça?

Fue Josep María Coronas, reconocido nuñista abogado de la Junta Gestora que sucedió a Gaspart y Reyna y que precedió a Laporta, quien decidió como fecha de las elecciones el 15 de junio de 2003, y casualmente también, uno de los miembros del Tribunal Català de l'Esport que podría inhabilitar a la actual directiva a presentarse a la reelección.
Hay quien dice haber visto su firma como redactor de la demanda presentada por el socio nonagenario que ayer pensaba en retirarla dado el escándalo. Este caballero, Coronas, declaraba en diciembre del 2002, cuando la oposición reclamaba a Gaspart elecciones anticipadas, que "el valor de la estabilidad es primordial para que el Barça sea gobernable. Huyamos de la autoflagelación sistemática, de la intriga y de la desunión".

Queda todo dicho. Lástima de este poder de autodestrucción del Barcelona, donde siempre hay alguien dispuesto a apagar los fuegos con gasolina.

NOTA AÑADIDA 24 julio: Por su interés, aquí tenéis un interesante texto referente al tema que nos ocupa del abogado Lluis de Carreras.

martes, julio 18, 2006

El Campeón de Europa, a escena


Han pasado dos meses desde que el FC Barcelona obtuvo su segunda Copa de Europa. Mucho tiempo en estos calendarios repletos de compromisos y competiciones.
Para los no mundialistas, ayer llegó la hora de volver al trabajo. Etoo, con permiso del club, y los participantes en la Copa del Mundo lo harán en los próximos días.

Dos noticias han destacado en el verano desde la óptica barcelonista.

La primera, el acuerdo global alcanzado con UNICEF, cuyos detalles serán públicos el mes que viene en Nueva York. El Barcelona no sólo renuncia a manchar su camiseta por primera vez en su historia con una marca comercial, sino que aportará casi dos millones de euros anuales a diversos proyectos humanitarios. La gestión se realizará a través de la Fundació, y supone un verdadero salto de calidad en la aspiración, si ya no realidad, de convertir realmente al club en Més que un club.

La segunda, cómo no, son los fichajes. Al día de hoy, sólo se ha concretado el fichaje del filandés Eldur Gudjohnsen, procedente del Chelsea. A priori es un acierto. Es joven, y no sólo puede actuar como sustituto de Larsson sino también en las posiciones avanzadas del mediocampo y como falso extremo. Su rendimiento puede ser inmediato, y está llamado a satisfacer a técnicos y afición casi desde el primer día.
Con él, y las bajas de Gabri, el propio Larsson y Maxi López, la plantilla queda en veinte jugadores más el filial. Puede parecer corta para las seis competiciones que se afrontarán esta temporada, viaje a Japón en diciembre incluido. Sin embargo, Txiki y Rijkaard parecen satisfechos con ella. El secretario técnico, en las recientes entrevistas que ha concedido, ha declarado que "Lo más fácil es fichar, llenar la plantilla de jugadores y con ello despertar a prensa y afición haciendo ruido. Pero nosotros les decimos: confiamos en vosotros, creemos en que podéis repetir los éxitos". Por su parte, Rijkaard, comparte esta posición austera, pero sobre todo su preocupación parece ser no romper el equilibrio humano, emocional y competitivo de la plantilla.

Mientras otros equipos parecen instalados en un mercadillo de saldos italianos buscando conseguir casi gratis la planificación de tres años, en el Barcelona preocupa la política de vestuario: no romper el equilibrio salarial de un equipo que lleva funcionando a la perfección durante dos temporadas y media. Aun así, ni Txiki ni Rijkaard son estúpidos, y saben que un central consistente vendría de perlas, ante los habituales problemas físicos de Márquez o Edmilson; parece que Liliam Thuram es el elegido.

Ahora mismo, la única sombra que oscurece un poco para el que suscribe el futuro inmediato del Barça es su cuando menos peligrosa pretemporada que detalla el maestro Perarnau. Es bien cierto que el año pasado, hubo gira asiática, que el equipo sufrió lesiones importantes y que el resultado deportivo fue inmejorable. El rendimiento físico de la plantilla este año puede ser un buen baremo para comprobar si realmente las giras veraniegas son tan perjudiciales como lo han parecido por ejemplo en el Real Madrid, o si verdaderamente la calidad técnica y las ganas de competir son las que suponen ganar los títulos allá por mayo de cada año por encima de las célebres y a veces dudosas curvas de rendimiento, y si no que le pregunten a los daneses que desde las playas de medio mundo acudieron a lazo a Suecia a jugar la Eurocopa 1992 tras la sanción a Yugoslavia por la Guerra de los Balcanes.

lunes, julio 10, 2006

La Italia de siempre


Italia es Campeona del Mundo. Por cuarta vez. De nuevo, alcanzó la final tras doce años. Y, también de nuevo, como en 1982, cuando más bajo está el nivel y la credibilidad de su fútbol de clubs, ganó.
Pura casualidad, dirán. Posiblemente. Pero en la final nada de Italia fue casual. Fue la Italia de siempre, no la que nos engañó en la semifinal ante Alemania. Esa fue una Italia excepcional. A la hora de la verdad, en una final donde se ventila un título mundial, Italia fue más Italia que nunca, y ganó como mejor sabe hacerlo. Francia la superó por completo en la segunda mitad y en la prórroga, y pese que a Lippi repitió cambios ofensivos, le resultó imposible superar la presión del mediocampo galo. Así que viendo el cariz de la final, y mirando de reojo a Buffon, los italianos se sientieron cómodos esperando la tanda de penalties. Lippi contó después que, según su propia experiencia en su carrera deportiva, los penales, y más en una final, son una cosa "de ánimo, de corazón". Lippi ganó y perdió finales de Champions League con la Juventus: "En Roma, contra el Ajax, me giré y todos me pedían tirar. Ganamos, cinco de cinco, como en esta final. Contra el Milan, en Manchester, los jugadores se escapaban, nadie quería tirar, y perdimos". Estaban convencidos de que la ganarían...¡si hasta Materazzi chutó un buen penalty!

No se puede decir mucho más de una selección que acumula cuatro títulos, la única que está casi a la altura de Brasil, y a años luz de otras, mucho más cercanas, que van de cuartos a octavos, y de octavos a cuartos, y no salen de ahí.


Francia mereció más. Desde que derrotó a España recuperaron estilo, autoestima y buen juego por momentos. Desde luego, no mereció que su símbolo la abandonara cuando más le necesitaba.
Zinedine Zidane no supo despedirse a sí mismo, en un triste final que le perseguirá para siempre. Pese a que ha sido nombrado mejor jugador del Mundial, los riesgos que siempre le han acompañado y que se manifestaron otra vez en la final quizá privaron a su equipo de ganar en la prórroga. Ni el presunto insulto de Materazzi a su hermana justifica una reacción así. Resultó emocionante su majestuosa actuación. Resultó detestable su vergonzosa agresión. El viejo maestro fue víctima de los descontrolados accesos de ira que han caracterizado su carrera. La admiración que ha producido como jugador se ha visto manchada demasiadas veces por sus reacciones intempestivas. Hasta su infame cabezazo al central italiano, Zidane había sido el héroe del encuentro. Parecía en la cima de su carrera, y no en la noche de su despedida. Hasta se permitió dejarnos a todos boquiabiertos con un penalty mágico.

Una lástima, creo que ese final de Zidane dejó un mal sabor de boca a todos los espectadores neutrales.

Para Francia supone el final real de una gran generación.
Y para Italia, que volvió a ser campeona jugando desde lo más profundo de su cultura defensiva, será difícil que nada cambie pese al partido que a todos nos ilusionó. Esperemos que este título no sirva para conceder una amnistía a Moggi y compañía, y que sí pueda ser para Italia el inicio de una tercera vía entre los románticos que sin embargo no jugamos para perder y los resultadistas. Ójala Lippi la encabece.



viernes, julio 07, 2006

La victoria de Baggio, por Ángel Méndez

Mi primer recuerdo de fútbol es la final del Mundial de España. Yo tenía por entonces seis añitos y ya en aquella época le daba patadas a todo aquello que me recordará un balón. Nunca olvidaré a Marco Tardelli gritar como un loco tras marcar el segundo gol de Italia y por supuesto al viejo presidente de la República emocionado ante aquel triunfo de su país. Desde entonces he seguido con cierta devoción a la selección Azurra en todos los campeonatos, y he venerado a un tipo de jugador perseguido por el catenaccio Italiano, adorado por los tifossi y casi indiferente para el resto del planeta fútbol dada su nacionalidad. Es el fantasioso, un jugador capaz de convertir en arte cada toque de balón. Esa raza de futbolistas se da en Italia cada generación, ningún otro país ha visto nacer tanta genialidad en cada generación...Rivera, Mazzola, Riva, Conti, Giannini, Mancini, Zola, Del Piero, Totti y su mayor representante, la fantasía hecha fútbol, Roberto Baggio...



La selección Italiana siempre se ha caracterizado por su mal juego, basado en una defensa terrible y en un único contragolpe letal. Desde aquel Mundial del
82, nunca ha terminado de romper con el maldito catenaccio, impropio de un país siempre vinculado con el arte y que ha regalado al mundo muchos de los más geniales creadores de la historia. Para más desgracia, Italia siempre ha contado con un porcentaje altísimo de grandes jugadores dentro de su convocatoria, ya no solo en la media punta si no en el resto de posiciones del campo. Siempre han contado con defensas competitivos, rápidos y en algunos casos hasta hábiles con los pies, sus delanteros siempre gozaron de gol y oportunidad, además de pelear como gladiadores y los medio campistas además de fuerza y coraje demostraron capacidad de juego y desborde. Nunca terminaron por utilizarlos, rebajando su ideario a ganar desde la racanería.




Todo ello, además de la siempre irracional voluntad de los sentimientos, me invitaba a pararme delante de la televisión a seguir los partidos de los azurri. Pero salvo en contadas ocasiones en estos últimos 24 años, siempre aparecía el viejo profesor italiano plagando el equipo de perros rabiosos y solo concediendo al media punta de cada año, perdido entre tanta vulgaridad. Pero ganaban y se mantenían en los Campeonatos, haciendo un mal canto a la eficacia y desprestigiando el deporte del balón. Por que seguir sentado ante tal barrabasada me preguntaba cada partido. La respuesta siempre era la misma, entre tanta necedad no podía perderme el instante en que aparecía el fantasioso con sus detalles de artista, no podía perderme el momento en que Baggio en su guerra particular contra el viejo catenaccio italiano, ganase una nueva batalla al tocar un balón de tacón, o al gambetear delante de los defensas o al meter un gol imposible, arruinando cada vez las viejas filosofías italianas.

Cuantas veces habré imaginado, presa de la desesperac
ión por tanto talento derrochado, una selección italiana basada en su genialidad y sin perder ni un ápice de su competitividad y fuerza, cuantas veces habré diseñado una selección italiana sin ese rigor defensivo, con un sistema ofensivo, cuantas veces habré imaginado a la otra Italia...y de pronto, el pasado martes, Italia dejo de aburrir, de racanear...el entrenador cambio la táctica, los jugadores salieron de su mediocridad dirigida y el fútbol se hizo grande durante ciento veinte minutos de juego y la imaginación dio paso a la realidad.

La primera semifinal del Campeonato del Mundo de Ale
mania 2006 pasará a la historia como el día en que Italia decidió jugar al fútbol. Aprovecho, por fin, sus mejores cualidades...una defensa rápida y dura, Cannavaro dio una lección magistral de como se debe defender sin necesidad de clavarle los tacos a nadie; dos laterales ofensivos pero con la suficiente fuerza para no perder el equilibrio, tanto Grosso como Zambrota han firmado una Campeonato casi perfecto; un medio campo con una mezcla única de fuerza y talento, Gatusso nos dejo sin palabras ya no solo por su fuerza y liderazgo si no por su claridad a la hora de pasarle la pelota al compañero adecuado, Totti, Pirlo y el "Viejo Señor" Del Piero pusieron la fantasía, la pausa y el arte y arriba, delanteros oportunistas pero no exentos de cierta calidad y de la inteligencia suficiente para hacer lo que tenían que hacer, Toni, Iaquinta y Gilardino corrieron, presionaron, se desmarcaron, crearon ocasiones de gol y apoyaron al resto del equipo en cada momento, tan solo la suerte les negó algún gol.

Mención especial para Marcelo Lippi. El partido lo gano el entrenador, figura maldita en cualquier equipo y más cuando es italiano, pero en esta excepcional ocasión, con lo cambios que hizo les demostró a los jugadores que querían gan
ar y que lo iban a hacer, esta vez, desde el juego y la calidad. El inicio de la prorroga fue la clave, sentó a dos medio campistas y dio paso a un delantero y a uno de esos jugadores fantasiosos, en el final de su carrera pero con la mentalidad y el toque todavía intactos. En ese momento, Italia gano el partido. En ese momento, Italia se hizo más grande y esta vez con el balón en el pie. En ese momento, la espera de tantos años fue recompensada.

Italia gano el partido, pero lo que hizo más grande su victoria fue el rival. Ganaron ante un gran equipo como Alemania, sorpresa positiva del Cam
peonato, que jugo fiel a sus viejos valores pero con cabezas y piernas jóvenes, envalentonados por un estadio grandioso por ambiente como el de Dortmund. Ambas selecciones nos brindaron un duelo mítico que quedará en nuestra memoria para siempre, dentro de ese rincón reservado para los grandes acontecimientos que nos hicieron seguir amando el deporte.

El triunfo de Italia, fue el triunfo de la fantasía, fue el triunfo de Mazzola, de Rivera, del príncipe Giannini, de Mancini...fue el triunfo de Baggio, el mayor icono de la fantasía azul, probablemente el jugador más grande de la historia italiana y segura
mente uno de los más grandes de la historia del fútbol...como seguidor y sufridor italiano, el partido en que Italia cambio la historia, se lo dedico, por su utopía de arte entre tanto fascismo futbolístico, se lo dedico a Baggio, el más grande fantasioso de la historia...


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martes, julio 04, 2006

Italia asombra siendo infiel a sí misma


Decía hoy el mítico Gianni Rivera en una entrevista que el triunfo de la azurra ante Alemania 4-3 en la histórica semifinal del Mundial 1970 "pacificó Italia". Después perdieron ante el mejor Brasil y posiblemente el mejor equipo de la historia del fútbol. Corrían tiempos convulsos en la política del país, como ahora más o menos, vamos, pero el impacto fue tremendo.

Veintiséis años más tarde, con el calcio sumido en una crisis de casi aún inimaginables proporciones por el llamado caso Moggi (escuchas ilegales, compra de árbitros, apuestas no permitidas, peticiones de descenso para Juve o Milan por resumir), la selección de Lippi ha asombrado futbolísticamente al mundo.

Italia, por primera vez en mucho tiempo, fue infiel a sí misma. No especuló, fue a por el partido, toda una semifinal de la Copa del Mundo en la caldera de Dortmund ante el anfitrión. Cuando el encuentro, jugado de poder a poder, digno heredero de ese clásico de 1970, se encaminó a la prórroga, territorio habitual de la cicatería italiana, Lippi se la jugó, y la actitud de los jugadores le correspondió. Hizo los cambios, metió a dos delanteros, mantuvo a Totti y a Pirlo e incluyó a Del Piero. Dos palos y, finalmente, por una vez el fútbol fue agradecido con el equipo valiente y el defensa Grosso, emulando a Tardelli en 1982, marcó el gol que daba a Italia el pase a su primera final desde 1994. Como colofón, Del Piero hacía el segundo de nuevo en una gran jugada.

El camino de Italia en este Mundial ha sido muy similar al de 1982, cuando fue campeona viniendo de una escandalosa temporada doméstica repleta de escándalos de apuestas ilegales y de descensos de equipos grandes, como ésta, también. Los profetas veían similitudes con ese Mundial de España y vaticinaban de nuevo el título, pero lo que nadie podia preveer era que iba a ser de esta manera. Italia eliminó a Australia con un penalty inventado y a Ucrania de aquella manera, pero todo cambió hoy en el Westfallen Stadion.

El triunfo de Italia no desmerece la actuación de Alemania. Ellos sí fueron fieles a su estilo. Fútbol directo pero con orden, con un gran soporte físico, un buen portero Lehmann, defensas rápidos, delanteros potentes y las gotas de calidad de su capitán, Ballack. Es un jugador grande, pero mezcla apoyos inteligentes en corto con sus compañeros con pases largos milímetros, aparte de su consabidas y temibles llegadas al área rival. Lástima que no haya llegado en su mejor físico, pero su impacto en la Premier League y en el Chelsea puede ser brutal.
Alemania también fue fiel en una cosa, desafortunadamente para ellos: pese a su gran tradición vicoriosa nunca han ganado a Italia en un Mundial.

En Italia, amén de su histórico vuelco de estilo, mención especial para Fabio Cannavaro. Personalmente siempre me pareció un poco bajito para ser un gran central, pero su actuación fue espectacular. Rápido, seguro en el corte, contagiando a sus compañeros, imperial. Desquició a los delanteros alemanes como ha hecho con el resto de los atacantes que se han cruzado en su camino. El mejor defensa del mundo ahora mismo, quizá sólo discutido por Fabian Ayala y Carles Puyol. El gran Baresi puede descansar tranquilo. El resto, funcionando a su mejor nivel, cada uno en su calidad, Buffon, Pirlo, Zambrotta, Toni, Totti mientras le aguantaron las piernas. Y Gattusso, sosteniendo casi en solitario el mediocampo cuando el equipo de fue definitivamente a por la victoria.

Italia se encuentra ante una oportunidad histórica. Ha comprobado que puede ganar y alcanzar finales obviando el catenaccio y simplemente jugando bien al fútbol, porque jugadores tuvo, tiene y tendrá siempre para ello. Ójala lo aprovechen y quede para la historia el día 4 de julio de 2006 como la fecha en que la Azzurra cambió su propio destino.


La memoria es mejor que la vitrina, por Santiago Segurola

La tradición obliga en este Mundial, donde cuatro equipos europeos disputarán las semifinales. Es casi ley que el reparto de títulos se acomode por continentes: Europa para los europeos y el resto del mundo para los americanos. Sólo un equipo ha roto la norma. Brasil ganó el Mundial de Suecia en 1958. Aquel equipo se hizo inolvidable no sólo por romper la estadística, sino por consagrar al debutante Pelé, al gran Garrincha y a la escuela brasileña de fútbol. Han pasado cerca de 50 años desde entonces, y Brasil ha dado jugadores excepcionales y equipos legendarios. La selección de 1970 está considerada la mejor de la historia, tanto por la categoría de sus futbolistas como por la brillantez de su juego. Era un equipo imbatible por muchas razones, pero la cuestión fundamental de su éxito se debió a la inteligencia de los jugadores. Desde Carlos Alberto, lateral y capitán del equipo, hasta Rivelinho, cuyo número 11 no tenía nada que ver con la realidad de su exquisito trabajo como centrocampista, aquel Brasil conquistó el mundo con una mezcla de naturalidad, armonía, precisión, belleza, cohesión y generosa interpretación del juego. ¿Cómo catalogar a un equipo que terminó el Mundial con la jugada colectiva más hermosa que ha visto el fútbol? El cuarto gol a Italia lo comenzó Tostao, su aparente delantero centro, como hombre más retrasado del equipo, al borde de su área. Allí comenzó un minucioso ejercicio de pases, casi todos al primer toque, interpretado por todos los grandes de Brasil. La pelota discurrió feliz entre aquellos prodigiosos pies, primero por la izquierda y luego hacia la derecha, en una memorable diagonal que coronó Pelé con su delicado pase a Carlos Alberto, que llegó como un tiro por la banda derecha y cruzó un remate al palo contrario donde se encontraba el pobre Albertosi, testigo cada vez más inquieto del desarrollo de la larga maniobra brasileña.

Esa jugada es el compendio del fútbol, el juego total. Se produjo hace 36 años. Desde entonces sólo otro Brasil se atrevió a desafiar a la versión original. Pero Brasil perdió en el Mundial de España. Es curioso, porque los aficionados no olvidan la derrota ante Italia. No lo olvidan porque fue algo muy relevante para el fútbol. Nadie olvida al Brasil de Leandro, Junior, Sócrates, Falçao y Zico, ni a la Holanda de Krol, Haan, Neeskens, Van Hanegem, Rensenbrink y Cruyff, ni a la Hungría de Boszik, Czibor, Hidekguti, Kocsis y Puskas. Sí, perdieron, pero no hay manera de borrar aquellos equipos de la memoria. ¿Quién se acuerda de Alemania en 1990, o de Brasil en 1994, o de Alemania en 1954, tan querida por su país por lo que significó en la postguerra, pero casi anónima para los hinchas de fútbol? ¿Quién se acordará de este Brasil que llegó a proclamarse superior al equipo de 1970? Es época de confusión en el fútbol, y lo superficial no deja ver la esencia de un juego cada vez más impresionante en su difusión y cada vez peor interpretado por equipos y jugadores. Las señales optimistas emitidas por el Barça o el Arsenal desde hace años no han encontrado eco en este Mundial, del que apenas se recuerdan cuatro partidos notables: la victoria de España frente a Ucrania, el triunfo de Alemania a Suecia, la goleada de Argentina a Serbia y la lección de Francia a Brasil.


Cuesta decirlo por todo lo que representa el país del fútbol, pero a Brasil le convenía perder. Nunca un equipo ha levantado tantas expectativas y ha jugado tan mal. Si es por puro fútbol, Brasil figura entre los peores del torneo, acompañado por Inglaterra, un equipo desnaturalizado desde hace seis años por Eriksson, uno de esos entrenadores que ganan mucho dinero y mucho prestigio por jibarizar a sus equipos. A Brasil le ocurre como a la selva amazónica: es la gran reserva mundial, pero corre un enorme peligro. Tanta caja mágica, tanto desprecio por la naturaleza del juego, tanta voluntad de ganar a costa de deforestar el fútbol, ha convertido a la selección brasileña en la antítesis de un equipo. Brasil confunde jugar con aprovechar algún destello de sus figuras. Desde hace años, posiblemente desde el Mundial de España, Brasil no ha jugado bien, o ha jugado casi siempre muy mal. Para los que defienden la estadística es sorprendente la respuesta del fútbol. No hay manera de olvidar al Brasil del 82, la obra del perdedor Telé Santana, y no hay manera de recordar los equipos de Parreira. Al final, vale más lo que permanece en la memoria. Lo otro es un trofeo guardado en una vitrina.

domingo, julio 02, 2006

La maldición europea y Zidane

De los cinco títulos de Campeones del Mundo que adornan el palmarés de la selección brasileña de fútbol, sólo uno de ellos fue obtenido en suelo europeo, y la cosa data de más cincuenta años (Suecia 1956).

Es difícil saber por qué Brasil puede jugar más cómoda por ejemplo en Corea que en Alemania, pero lo único cierto es que la canarinha ha decepcionado en este Mundial, y que anoche Francia la derrotó con todo merecimiento.

Parreira ha cedido a la presión de afición, prensa y futbolistas veteranos para confeccionar un equipo y un sistema anti natura, el tristemente célebre cuadrado mágico que también intentó Vanderlei Luxemburgo en su paso por el Real Madrid. Viendo que no funcionaba, Parreira decidió improvisar el día ante el rival menos indicado. Ronaldinho pasó a jugar de segundo delantero y Juninho Pernambucano titular para tratar de dar fluidez al medio campo. Nada valió. Sobre todo tras el gol de Henry, Brasil pareció paralizada, incapaz de crear fútbol y ocasiones y atenazada por lo que significa para ese país no ganar un título que parecía ganado antes de empezar. Francia,

Individualizando en los jugadores, no comparto que Ronaldinho haya fracasado. Llegó a Alemania con palabras humildes, dispuesto a jugar para el equipo encerrado en la parte izquierda pero, a diferencia de su posición en el FC Barcelona, con poco margen de maniobra. Siempre se mostró, siendo el jugador brasileño que más intervino en todos los partidos, pero cuando le pidieron que fuera decisivo ya era tarde. Dicho esto, mención especial para un estelar Zidane; rejuvenido en un entorno favorable que le concedió todos los galones, motivado por críticas de casa y ajenas, mostró su mejor aspecto al igual que su compañero Viera, quien tras un duro año en la Juventus, arrasó el mediocampo brasileño como hizo con el español y además sembró pánico en sus subidas al ataque.

Personalmente creo que Francia pasa a ser, de los cuatro semifinalistas (Portugal derrotó a Inglaterra en los penalties de un partido condicionado por la rigurosa expulsión de Rooney, y desquició a los ingleses con su juego marrullero repleto de simulaciones como ya hizo con México y Holanda, pero no es mejor que casi nadie), el favorito para ser Campeón. Su evolución y moral han crecido espectacularmente con el paso de los partidos, poseen un esqueleto infranqueable y con Zidane en este plan, Ribery y Henry pueden mejorar aún más.

Como anécdota, os dejo la portada de Marca, muy diferente a la mostrada hace sólo unos pocos días...lástima de diario, entregado al sensacionalismo y al más puro interés comercial.


sábado, julio 01, 2006

A mi amigo, por Pep Guardiola

Argentina ganaba por un gol a 15 minutos de meterse en semifinales.

Pékerman está hablando con su gente para decidir qué hacer. Al cabo de unos segundos, decide meter a jugar a Messi. El técnico argentino le pide a Riquelme que se acerque a donde él está. Mientras le agarra del brazo, le pide que ahora no se esconda. Que pida el balón una y otra vez. Que provoque faltas, que se junte con Messi y que, a través del balón, del pase, el equipo seguirá junto, equilibrado, organizado y los minutos volarán. Riquelme, con su alegría característica, se va hacia el ruedo. No dice nada al equipo, como siempre hace el 10 argentino. No es necesario. Pékerman, con Messi y Riquelme en el campo, ya está mandando la información al equipo: no sólo vamos a defender.

En la tribuna de prensa se felicitan por la valiente decisión del técnico argentino. Se las prometen felices. La cámara de televisión enfoca a Maradona y su familia y, como de costumbre, se observa lo feliz y satisfecho que está. Ya se ve, como todos los argentinos, en semifinales. A las puertas de una nueva final.

Y el plan funcionaba. A través de pasarse el balón, el tiempo volaba y el final del partido se veía. Pero, a falta de diez minutos, Lucho González resbala. El medio centro alemán Frings agarra el balón y mete un pelotazo. Un cabezazo. Dos cabezazos. Tres cabezazos... Gol de Alemania. A diez del final, Alemania empata. Como siempre hace Alemania. Al final, cuando todo se acaba. Cuando crees que se acaba.

El plan no funcionó. Pékerman se equivocó. Tenía que defender el resultado.
A la italiana.

...Pero, para fortuna de Argentina, nada de esto sucedió. Ya lo vieron. Sólo, mi imaginación.

Pékerman no agarró del brazo a Riquelme. Ni le pidió que fuera valiente y, a través del balón, tocar para juntar al equipo y tenerlo equilibrado.Y así el tiempo volaría. Más rápido de lo normal. Ni tampoco sacó a Messi para que se juntara con él, para ayudarle en la tarea. Sin decir nada al 10 argentino, lo sacó del campo y mandó una información a todo el equipo: vamos a defender.

En la tribuna de prensa todos se felicitan por la decisión. Es tiempo de defender. Es tiempo de cerrar el partido. Hemos de hacer lo que no hizo España: todos atrás y al contraataque: "Qué niños esos españoles, y no como nosotros, los argentinos, que tenemos experiencia y sabemos jugar estos partidos, porque nosotros sí somos competitivos y no ellos. Ellos mucho toque-toque, pero a casa. No como nosotros... o como los italianos".

El plan tampoco funcionó.

A diez minutos del final, Alemania empata. Como siempre hace Alemania. Al final, cuando todo se acaba. Cuando crees que se acaba.

Pékerman se equivocó. No tenía que defender el resultado. No tenía que jugar a la italiana...

Todo esto sucedió. Ya lo vieron. Esta vez, nada de imaginación.

Maravilloso el fútbol que es capaz de jodernos a todos. ¡¡¡Qué gran lección!!!

A mi amigo. Que no supe qué decirle cuando me preguntó: ¿Por qué narices España no se dedicó a defender en vez de intentar seguir atacando?

Alemania está en semifinales.

Enhorabuena.

Pekerman baja el perfil de Argentina




Releyendo en las guías del Mundial la lista de los 23 jugadores convocados por Pekerman, la primera impresión a priori es, desde luego, este equipo puede aspirar a ganar el Mundial.

Sin embargo, las decisiones de Pekerman durante todo el campeonato creo que no han ayudado a que la albilceleste mostrara todo su potencial.
Como ejemplo de esto, el partido de ayer de cuartos de final ante Alemania. Argentina acabó la prórroga con Riquelme y Crespo sustituidos, y Messi, Aimar y Saviola sin ni siquiera jugar un solo minuto. Algo similar ocurrió ante México en octavos, los aztecas fueron mejores ante una diluida versión de la verdadera Argentina, que sólo pasó gracias a una genialidad de Maxi y a la falta de remate de la selección de La Volpe. En la tanda de penalties ante los anfitriones, parecía obvio que les faltaba calidad para ganarla. No es tan sencillo tirar un penal bajo esa presión si no eres un jugador con cierta calidad técnica. Oportunidad perdida, los Mundiales son cada cuatro años y hay que aprovechar a los cracks mientras los tienes.

Analizando con un poco más de perspectiva, la generalizada tendencia conservadora que muestran en el fútbol de hoy los entrenadores, viene dada por la extrema presión que sufren y la volatilidad de su puesto de trabajo. Casi ningún dirigente, ya sea de equipo nacional o de club, confían en los entrenadores que contratan, así que ellos van a lo seguro, a amarrar, a conseguir los resultados por encima de cualquier otra cosa. Ejemplos como el de Domenech, Parreira (ayer declaró "El único jogo bonito que conozco es ganar"), Lippi o Scolari. Quizá Van Basten y Klinsmann, por su juventud y su prestigio ganado en los campos, puedan invertir esta tendencia.

En cualquier caso, al menos Pekerman ha mostrado dignidad profesional anunciado su previsible marcha del banquillo argentino, se rumorea que será sustituido por Carlos Bianchi. Buen ejemplo, por ejemplo, para Luis Aragonés...

También hay gente cuya opinión de los entrenadores no es muy estimada. El propio Van Basten, en sus tiempos de jugador, llegó a declarar que "De todos los entrenadores que he tenido, sólo uno me ayudó a mejorar, otro al menos no me estropeó como jugador, y del resto mejor no hablar". Hablaba de Cruyff y Sacchi.
Puedo compartir de esa opinión que hay muchos más preparadores que no mejoran su equipo que los que realmente innovan en el fútbol.
 
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