
El Sunderland es un club obviamente modesto, pero se da la circunstancia de que su presidente es Niall Quinn, aquel desgarbado delantero centro que jugó entre otros en el propio Sunderland y en la selección de Irlanda. Quinn fue compañero de Keane en la selección, y ambos formaron parte de aquel grupo que acudió del Mundial de Estados Unidos en 1994, en el que ganaron a Italia en la primera fase, y se despidieron tras perder con Holanda, dejando una gran impresión en el césped y en las gradas, con decenas de miles de neoyorkinos de origen irlandés dando colorido y mostrando cómo disfrutar del fútbol.
Un once tipo de Eire en aquellos años sería Bonner, Irwin, Babb, McGrath, Staunton en defensa; aquel mediocampo que mezclaba talento y físico con Whelan, Houghton, Keane y Townsend. En ataque por supuesto dos puntas, donde se alternaban Cascarino, Quinn, Aldridge y Sheridan. Y en el banquillo, el mítico y siempre risueño Jackie Charlton, la Jirafa.
De aquellos felices tiempos en verde viene la relación Quinn & Keane, que ha posibilitado el debut como manager de Keanno a sus 35 años, prácticamente recién retirado como futbolista; tras abandonar el año pasado el United tras 13 años de servicio por criticar públicamente a sus jóvenes compañeros en la tv oficial del club, fichó por su otro equipo del alma, el Celtic Glasgow. Ganó con ellos el título, pero esta primavera tuvo que desistir definitivamente por recomendación médica, la espalda dijo basta.
Se comentó mucho que Keane dejó el ManU sobre todo por discusiones con Alex Ferguson; seguro que las hubo, ambos caracteres difíciles. Pero la realidad es que públicamente Sir Alex declaró que "Roy es el mejor jugador que he entrenado jamás" y Keane dijo esta semana que "He sido muy afortunado de trabajar durante años bajo los mandos de Ferguson y le llamaré para pedirle consejo y por qué no algún jugador".
Keane se une a la lista de grandes futbolistas que pasan al banquillo casi de manera inmediata. En la Premier todo es diferente. Allí se valora, respeta y recuerda para siempre la carrera y los méritos de jugadores que entregan su vida deportiva a un club. Para cualquier directivo de un club británico, es un sueño poder contratar como manager a un jugador con carisma y con experiencia en grandes vestuarios. La edad y la falta de experiencia no importa prácticamente nada.
Niall Quinn, desde que el ex-seleccionador irlandés Mick McCarthy abandonó el banquillo del club la primera pasada, estaba intentando convencer a Keane para que aceptara el cargo. Éste no estaba convencido, quería esperar. Sin embargo, la insistencia dio sus frutos. Esta semana, el nuevo manager decía "Hay veces que hay que decidir las cosas con las entrañas, y no con la cabeza. Tenía muchas dudas en aceptar el trabajo, pero cuando vi entrenar a los chicos el otro día pedí el contrato y lo firmé". Con Keane ya en el palco del Stadium of Light, el Sunderland ganó el sábado pasado al West Brom Albion por 2-0, sumando su primera victoria de la temporada. "Sólo la mera presencia de Keane incentivó a los jugadores", decían el estadio. La plantilla, entre ellos el joven Arnau Riera, mediocentro llegado este verano desde el Barcelona B con opción de compra, declaró sentirse honrada al recibir a su nuevo boss. Efecto inmediato.
Esta semana se han unido al grupo Dwight Yorke, uno de los miembros de aquella terrorífica dupla de arietes Yorke & Cole que se hartaron de marcar goles para el United en los años 90. Seguramente su labor irá más relacionada con la formación que con el juego. Yorke tiene 34 años, participó en el pasado Mundial con Trinidad y Tobago y estaba jugando en Australia tras abandonar el pasado verano el Birmingham City. También llegan como refuerzos Varga y Wallace desde el Celtic (compañeros de Keane hasta marzo) y el irlandés Kavanagh.
El objetivo, pese a empezar desde el fondo de la tabla, es de nuevo el ascenso a la Premier League. Carácter ganador y competitividad desde el banquillo seguro que no le faltarán al Sunderland.
0 comentarios:
Publicar un comentario