martes, abril 03, 2007

El espíritu del juego

Dicen que los italianos el partido perfecto es el 0-0. Así que el partido que ayer disputaron entre Racing y Athletic es una especie de aberración, de mutación indecente,… de falta de profesionalidad. El empate sin goles es la perfección porque detrás de cada gol siempre hay por lo menos un fallo. No hay jugada de gol, por sublime que sea, que no pueda ser remediada por una perfecta ejecución del sistema defensivo, y a veces ni siquiera eso: Una simple falta en el momento adecuado, un leve empujón en la salida de la jugada, un exceso de celo en la lucha por un balón, o una buena zancadilla son poco sacrificio para evitar un gol: esa es el oficio, la profesionalidad, el saber competir dicen…

Un partido de otra época, repiten los comentarios en la prensa. Quizás no sólo por el resultado, quizás más por esa supuesta ingenuidad que se presupone para unos equipos capaces de dejarse marcar esa cantidad de goles. Porque el fútbol eligió su camino hacia la excelencia a través de la defensa. Los entrenadores en su búsqueda de relevancia han encontrado en mantener la puerta a cero sus mejores argumentos para establecer su parcela de poder. A ellos más que a nadie es a quienes aterra un resultado abultado. Su trabajo parece que pierde sentido. No creo que el 5-4 sea la perfección, ni siquiera que sea sinónimo de un buen partido. Tampoco que el 0-0 sea siempre el resultado de un partido aburrido. Pero en el espíritu del deporte, y más de este, está el dar algo más que un resultado, y a veces algo mucho más que un triunfo.

No es que me parezca mal que se busque la perfección. Me gusta que el juego evolucione, que haya nuevas ideas, que haya nutricionistas que afinen jugadores como si fuesen coches de F1, que haya estadísticas que registren hasta el último metro que un jugador corre, que los entrenadores preparen meticulosamente los partidos… Pero me molesta que se traicione el espíritu del juego, que siempre, y como en todo deporte, fue más ganar que evitar perder. Me disgusta que todo esas revoluciones que se plantean tengan más que ver con el evitar goles que con el crearlos.

Pero sobre todo me molesta la injusticia del reglamento y como se aplica. Su sentido de “ventaja para la defensa”, y en la mayoría de las veces ventaja para el infractor. Porque la falta táctica es gratis. Porque hay más penaltis reales no pitados, que penaltis imaginarios sancionados, porque hay más situaciones de fuera de juego injustamente señaladas, que goles reales en fuera de juego, porque las faltas dentro del área tienen que ser flagrantes para ser algo… El fútbol defensivo sale a jugar con ventaja siempre, el que poco arriesga poco puede perder.

David Arranz en Diarios de Fútbol.

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