Ronaldinho Gaúcho cumple su cuarta temporada en el Camp Nou. Aterrizó en el verano de 2003 en Barcelona, con un Mundial en el palmarés pero aún sin ser una figura realmente mediática, a un club en plena reconstrucción. Casi cuatro años más tarde, podría decirse que el matrimonio ha resultado un éxito: el Barça ha acumulado títulos y prestigio por su buen juego, y Ronaldinho es unánimemente considerado como el mejor jugador del mundo.
Sin embargo, en las últimas semanas, la situación dista mucho de ser idílica. ¿Se les ocurren motivos? Pues si, los agentes, las renovaciones, el dinero. La triste historia de los brasileños que han jugado en el FCB en los últimos años (Ronaldo, Rivaldo).
Esta semana ha aparecido en la revista Forbes el listado de los jugadores con más ingresos del mundo. En 2006, y por primera vez tras el reinado de David Beckham, Ronaldinho ocupa el primer lugar con casi 24 millones de euros percibidos el último año. La cifra agrupa su sueldo y sus contratos publicitarios. Lamentablemente, no parece ser suficiente.
Desde que llegó a Barcelona, Ronaldinho ha visto revisado su contrato en al menos tres ocasiones. El actual le une al club hasta 2010, y fue firmado el pasado verano…¿cuál es el problema entonces?
No está siendo su mejor temporada como barcelonista, seguramente la más floja, aunque es cierto que su cifra de goles, sean a balón parado o no, es irreprochable. Aún dando la razón a voces como la de Pep Guardiola que defienden el derecho del jugador a no rozar la perfección siempre como había ocurrido en las últimas dos temporadas, no creo que sea el mejor momento para pedir aumento de sueldo, con el equipo eliminado de la Champions y sin tener la Liga decidida, entre muchas otras cosas por su penalty fallado en el Sánchez Pizjuán ante el Sevilla.
Otra cuestión a tener en cuenta es la próxima Copa América; si Dunga convoca a Ronaldinho y éste acude, se perdería la posible final de la Copa del Rey con el Barcelona…¿cómo se justificaría entonces una (otra) millonaria renovación?
El pasado miércoles, en el aeropuerto de El Prat, Ronaldinho al regresar de sus últimos bolos amistosos con la selección, declaró a los periodistas que él sólo se ocupa de jugar, pero que esperaba que “todo se arregle”…¿arreglar el qué?
Su hermano y representante, Roberto de Assís, con la excusa de que lleva los asuntos de Oliveira, el jugador del Milan, constantemente hace guiños a la prensa y directivos milanistas, con la llegada de su hermano. Si le unimos el interés de Berlusconi, el revuelo está servido.
Parte de culpa desde luego la tiene la directiva del FCB, que, pese a que ahora Laporta y Soriano emitan declaraciones contradictorias, en plena fiebre de títulos y renovaciones express aseguró que Ronaldinho se quedaría en el club de por vida, ofreciéndole un contrato hasta 2014. A esto parece ser que es a lo que se agarra el hermanísimo, y en la prensa barcelonesa se dan por hecho reuniones tras las vacaciones de semana santa.
La importancia de Ronaldinho en el actual Barça es innegable, lo ven aficionados, directivos, Rijkaard y compañeros de vestuario tan representativos como Deco que lo dejan claro en entrevistas. Y que este caso no es exclusivo de Barcelona también es cierto. Pero, ¿cuál es la solución? ¿Plegarse a la avaricia y dar a jugador y representante todo lo que pidan, o no hacerlo y permitir que abandone el club un crack, de nuevo, por la puerta de atrás, como tantas y tantas ocasiones en el Barcelona? Ayer ante el Deportivo volvió a picarse, como el día del Ahtletic, y realiuzó un gran partido. ¿Lo mantendrá hasta final de temporada?
Pero por la salud de fútbol, quizá dentro de varias décadas, veamos un deporte profesonalizado pero en todos los aspectos, no sólo en los que interesan a agentes y comisionistas varios. Quizá veamos un fútbol en el que los contratos se firmen para cumplirlos y respetarlos, un fútbol con un tope salarial para los futbolistas consensuado por todos los clubes, y un fútbol en el que la competencia sea leal, y no existan clubes que puedan hacer fichajes de cien millones de euros con dinero que no se sabe realmente de dónde viene y sin ningún tipo de transparencia contable. Llegados a ese momento, quizá no sean necesarios los Roberto de Assis y compañía, y los jugadores puedan jugar realmente donde deseen y no donde les lleven. Eso dando por supuesto también que en algún momento los futbolistas podrán pensar por sí mismos y dedicarse a algo más que pegarle al balón.
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Foto: El Mundo Deportivo.
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