martes, agosto 28, 2007

Los mismos errores, nada ha cambiado

















No sé de nadie que haya ganado un título antes de disputarlo. Pues el Barça parecía que ya había levantado y paseado el trofeo de la Liga 2007-08. Qué absurdo. Y qué peligro. Veía una exageración enorme alrededor del equipo. Si cada día lees que eres tan fantástico, tan cuatro veces fantástico, tan superálbum de cromos y tan superplantilla, al final te lo crees. Aquí no hay superhéroes. Aquí hay futbolistas, personas. Y el exceso de halago no excita, sino que narcotiza. ¿Por qué se acabó la temporada pasada en blanco? ¿Cuánto tiempo ha pasado desde la desilusión más absoluta a la ilusión más irrefrenable? Dos meses. Por un lado les pedimos que se miren al espejo, que se apliquen, que aprendan la lección. Y a la vez les mandamos, una y otra vez, un mensaje envenenado: "Ganad, ¡cómo no vais a ganar! Y hacedlo arrasando". Bienvenidos a Can Barça.

Ni siquiera ha habido argumentos deportivos para abrir este camino tan peligroso. Una cosa es lo que se apunta, se intuye, lo que se desea en definitiva, y otra lo que habíamos visto hasta el día de ayer, que era nada. Se ha fichado bien y rápido porque se tenían las cosas claras. Pero solo habíamos visto simples partidos de preparación.
Y, claro, llega el primer partido y el mundo se le viene encima al culé. Nada ha cambiado; prácticamente los mismos actores, los mismos errores. El campo inmenso, decenas de metros entre líneas. Sin presión. Ritmo lento del balón hasta conseguir que el rival se sienta cómodo. Transición defensa-ataque desesperante. Puedo entender que jueguen los mismos de la temporada pasada, pero solo para ver si han aprendido de los errores que les llevaron a regalar el campeonato. Si esta es la reacción, es que no han aprendido nada. Lo peor no es que cometas errores, lo peor, lo realmente peligroso, es no saber en qué estás fallando.
Nunca podrás solucionar un problema si no sabes cuál es el problema. No hay suficiente con tener grandes jugadores. En el fútbol actual, o tienes velocidad de ejecución en todos y cada uno de los balones o te conviertes en un equipo mediocre y previsible. Así de fácil, así de triste.

Mala planificación.
Los extremos, para abrir el campo, porque, a la hora de enjuiciar, los extremos siempre son malos. Para lo bueno y para lo malo. Tan equivocado era el exceso de elogio al Barça como el exceso de críticas al Madrid. De entrada, mi máximo respeto a la decisión de cambiar de estilo. Es más fácil hacerlo como perdedor que no habiendo salido campeón. Una cosa es el resultado y otra muy distinta la vía por la que quieres llegar a este resultado. Y en el Madrid llegaron a la conclusión de que querían otra cosa. Un cambio. Un cambio que, tal y como yo entiendo el fútbol, nunca me puede parecer mal. Otra cosa es cómo lo llevan a cabo.
Más allá del relevo en el banquillo, no han gestionado bien ni el tiempo ni la inversión. El gasto que llevan es una auténtica barbaridad. Es más, se han excedido en las cifras y en el volumen de contrataciones. Si la temporada pasada no se practicó un fútbol más vistoso no fue porque todos fueran malos, sino porque la apuesta futbolística era otra. Ocho nuevos --o más, quién sabe-- son demasiados.
El Madrid podría haber pasado con menos caras nuevas. Y de haber tenido más acierto en lo que se quería y en lo que hacía realmente falta, yo calculo que se podrían haber ahorrado el 30% o el 40%, tanto en el número de contrataciones como en el gasto invertido. Ficha tarde y siempre pagarás más caro. Y más si todos saben que, aun yendo con tiempo, has pagado una locura por un central. A partir de ahí, te están esperando. Ficha tarde y a muchos y siempre te costará más acoplar a unos con otros. Con tantos nuevos, es normal que sobre el campo se vean muchos fallos. Pero, en descargo de este Madrid, aplaudo su ritmo de balón. Muy alto. En el fondo, parece como si el campeonato pasado no se hubiese detenido. El Madrid remontando y el Barça, regalando.

Johan Cruyff - El Periódico de Catalunya

Referencia:

Ramón Besa - El País , 'A peor'

sábado, agosto 25, 2007

Bien vestidos para un desfile incierto

A juzgar por el álbum de cromos del curso nadie diría que el Real Madrid sale como campeón. Apenas queda rastro del triunfo de un equipo que se remendó sobre la marcha con una fe ciega para conquistar un torneo a corto plazo, como si la Liga fuera la Copa o la Champions, y se volatilizó a la que cantó el alirón en la última jornada. En cuanto ganó el título, perdió también su razón de ser, de manera que el presidente largó al entrenador y nadie puso el grito en el cielo. A Capello le avala la concreción, comoa Dunga en Brasil y a Lippi en Italia, pero Calderón aspira a tomarse un gin tonic en el descanso de los partidos y no aceite de ricino en el descuento, cosa comprensible, por otra parte, en una persona a la que le gusta improvisar en el campo y presumir en el palco de su victoria sobre los testaferros de Florentino y los herederos del Bernabéu en las elecciones.

Al parecer, Capello sólo tiene sentido como técnico anti-Barça. Acabó con el dream team en Atenas, dinamitó el equipo que Núñez le montó a Robson para combatir la leyenda de Cruyff y desvirtuó al plantel de Rijkaard, antes de ser despedido. Al entrenador italiano le encanta el cuerpo a cuerpo y cuestiones personales como las de someter a Ronaldo y Ronaldinho, y, en cambio, huye de la retórica, el toque-toque, cuyo portavoz es el FC Barcelona, presente de alguna manera u otra en el campeonato, y también en el Madrid. Schuster, Laudrup, Víctor Muñoz, Valverde, y hasta Stoichkov tienen algo que ver con el Camp Nou y su buen gusto por el fútbol. Los azulgrana entienden que al Madrid le ha dado un ataque de barcelonitis y a los madridistas les parece que el Barça va camino de perderse como los galácticos después de darse tanta importancia. Los holandeses han dejado de jugar en el Barcelona por vez primera en los últimos diez años y se pasan al Madrid de Saviola y Schuster. El discurso del técnico es especialmente reconocible en el Camp Nou por su querencia por la pelota y el fútbol de elaboración frente al juego directo, y a Calderón le gusta alternar con Laporta. Al equipo le faltan, sin embargo, jugadores que marquen la diferencia y necesita que los goles de Van Nistelrooy disimulen de nuevo sus carencias estructurales. La lista de futbolistas que han rechazado la zamarra blanca es tan rimbombante que cualquier buen fichaje parece vulgar.

El Barça, en cambio, va servido desde junio. Escarmentado del año pasado, se ha endurecido
en defensa y ha aumentado la competitividad en ataque con seis delanteros de todos los colores: Giovani, Krkic y Messi mezclan con Ronaldinho, Eto’o y Henry. Así que su suerte dependerá de su capacidad para equilibrarse en la cancha, de la autoridad de Rijkaard para administrar tanto ego y del estatus de Deco, santo y seña del fútbol del Barcelona, para bien y para mal. No se discute la belleza del equipo sino que se pregunta por su contundencia y se pide la clausura del gimnasio como centro de recuperación.

La hinchada barcelonista está tan a la expectativa de la vuelta de sus jugadores como la madridista con la llegada de su entrenador, mientras que el punto neurálgico del Sevilla continúa siendo su secretario técnico Monchi. Van y vienen jugadores y el equipo mantiene su trazo y vigor. La incógnita del plantel andaluz está en saber si su debut en la Liga de Campeones condicionará su actuación en el campeonato español. Fiable y competitivo, el Sevilla es la mejor alternativa al bipartidismo, juntamente con el Valencia, siempre que reduzca las lesiones y las cuitas que el año pasado le llevaron a la autodestrucción.

A caballo entre unos y otros, ni tan guapo ni tan fiero y, sin embargo, resultón, anda el Zaragoza, muy mejorado con los refuerzos, mientras que resulta imposible medir la respuesta del Atlético, la institución que más ha invertido en fichajes y también la que ha liderado los traspasos de las Ligas europeas con el pase de Fernando Torres al Liverpool. Ha aumentado la inversión de los clubes a causa de los ingresos por los contratos televisivos después de unos años de decadencia. Las cifras de hoy evocan a las de 2000 cuando gobernaba Florentino y los movimientos de jugadores en las distintas plantillas superan ya los 150. El protagonismo corresponde como es costumbre a los porteros y a los defensas, y la sensación es que el dinero corre demasiado fácilmente si se atiende al nombre de los fichajes.

No hay casi equipo que no tenga un guardameta nuevo (13 fichajes), circunstancia tan sorprendente como los 30 millones pagados por el Madrid por el central Pepe, o la contratación de Ayala por parte del Zaragoza después de que el zaguero ni siquiera debutara con el Villarreal, club que le incorporó del Valencia.No es casualidad que el jugador mejor pagado en Europa sea Terry, el capitán del Chelsea, con 190.000 euros a la semana.

Los técnicos tienen tendencia a cubrirse ante las consignas de los presidentes a destaparse. Una cosa es de lo que se habla en la tribuna y otra lo que pasa en el campo. Más que nada se trata de vestir bien ante un desfile incierto si se atiende al resultado del último campeonato: el Sevilla puso el juego, el Barcelona los goles y el Madrid los puntos que le dieron la Liga.

Ramón Besa - El País

domingo, agosto 19, 2007

Talibán 'versus' Armani

"¿Sexo antes de un partido? Que los muchachos hagan lo que quieran. Pero no durante el descanso". Bertie Vogts, entrenador y ex jugador alemán.

El Manchester United sufre su peor arranque de temporada en 15 años (dos partidos, un punto), el Chelsea ya da miedo, el poderoso Liverpool de Rafa Benitez pinta más fuerte que nunca, el juvenil Arsenal exhibe un nuevo espíritu peleón y hoy hay partidazo: Liverpool-Chelsea. ¿Pero cuál ha sido el gran tema de debate esta semana en los pubs, en los blogs, en la prensa deportiva? Las mujeres.

De repente, hay una cuestión a la que se atribuye una importancia elemental: el papel de las mujeres en el fútbol. ¿Hasta qué punto influye en el destino de un equipo, se preguntan los estudiosos del deporte, el instinto básico de la atracción sexual?
Más sorprendente incluso que la irrupción de esta filigrana filosófica en el sudoroso submundo futbolero ha sido su procedencia: Roy Keane.
Fue Keane el que inició esta semana la polémica sobre el fútbol y el sexo; Keane, que, como todo el mundo sabe, es el jugador más duro de la historia del durísimo fútbol inglés, el que intimidaba tanto a sus propios compañeros como a los rivales, el que confesó haberle destrozado la rodilla deliberadamente a un jugador del Manchester City ("ojo por ojo", explicó después) como venganza por una falta que el otro le había hecho tres años atrás.
La frase "nada de mariconadas" se inventó para Roy Keane.

Cuando uno piensa en la pareja de David Beckham, uno piensa naturalmente en la pijilla Victoria Spice. Cuando uno piensa en la pareja del ex boxeador y antiguo capitán del Manchester United e Irlanda, le viene a la mente no su esposa (supuestamente, existe, pero nadie la ha visto jamás), sino la imagen de una foto famosa de él acompañado de su perro (y gemelo espiritual), un negro, malo, fornido rottweiler.
Hoy, Keane es el entrenador del Sunderland, un club del noreste de Inglaterra con mucha historia, una apasionada afición y pocos títulos. De los finos detalles tácticos, sorprendería que Keane entendiera mucho, pero como motivador supera a su maestro, el bull-terrier escocés Alex Ferguson. El miedo a lo que les espera a sus jugadores en caso de perder fue la clave de su ascenso la temporada pasada a la Premier League y será la garantía de su permanencia en ésta.

Por todo esto, y mucho más, resulta poco consecuente, a primera vista, que haya sido Keane el que introdujera el debate sobre las mujeres en el fútbol inglés. Pero hay una explicación. Para Keane, las mujeres son el demonio: "Las prioridades han cambiado para los jugadores profesionales a tal grado que sus esposas y sus novias son las que deciden lo que hacen en sus carreras", declaró; "¿éstos son los superstars que tenemos que admirar? Pues no. Son blandos. Son débiles. Las mujeres mandan en sus vidas".
Por eso, argumenta Keane, los jugadores se han feminizado. "Cada día hay menos jugadores con personalidad. Más que el fútbol, lo que les motiva es el dinero y vivir en Londres, cerca de las mejores tiendas".

Las declaraciones de Keane provocaron grandes titulares en toda la prensa británica. En el debate que se desató, la opinión estuvo dividida entre aquéllos que creen que Keane no sólo tiene razón, sino que está expresando un mal que aflige a toda la sociedad, y aquéllos que opinan que el irlandés es un misógino talibán incapaz de adaptarse a los tiempos que corren.
En lo que todos están de acuerdo es en que el problema de Keane parte de una dolorosa frustración. Keane entrena un equipo que juega en una de las ciudades menos glamurosas, más grises (lo cual es mucho decir), del Reino Unido. Cuando uno piensa "Sunderland", la primera palabra que le viene a la mente no es "Versace". Y por eso varios de los jugadores que a él le interesaría fichar optan, dados a elegir, por clubes londinenses como el Fulham o incluso el Queen's Park Rangers, de la Segunda División. Él mismo reveló el motivo de su indignación durante la diatriba que lanzó esta semana. "¿Cuál es la prioridad?", preguntó; "¿mi esposa y las compras o el fútbol? Si alguien no quiere venir al Sunderland porque a su esposa le gusta irse de compras en Londres, vamos muy mal".

John Carlin
El País, 19 agosto 2007
 
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