
Suele comentar Beckenbauer que la crisis del fútbol alemán se relaciona con el acomodo de la sociedad occidental. Sin embargo, la pequeña Holanda desafía a los pesimistas. Desde hace 40 años, los holandeses se mantienen en la cima del fútbol. Irrumpió de la nada el Ajax y su efecto impregnó a todo el país. Hasta entonces nadie asociaba a los holandeses con el fútbol. A los equipos holandeses se les goleaba y ya está. No había una cultura futbolística en el país del ciclismo y las carreras de patinaje sobre hielo. Pero a mediados de los sesenta, Johan Cruyff armó la revolución.
Fue un caso curioso de método y genialidad, las dos razones que han definido el fútbol holandés hasta hoy. No extraña que el Ajax fuera hijo de los años sesenta. En su estilo había algo contracultural, rebelde, ajeno a las convenciones. El Ajax significó para el juego algo parecido a los Beatles en la música pop. Era un equipo intrépido, descarado y armonioso. Aquel equipo desconocido se convirtió en la bandera del nuevo fútbol. Sus éxitos cerraron un periodo negro, el protagonizado por el catenaccio italiano y por la violencia de los argentinos. El Ajax devolvió el balón al fútbol. La fulgurante irrupción del Ajax arrastró al resto de Holanda.
Aquel club representó la defensa de un modelo singular. Su producción de jugadores ha sido incomparable, con un catálogo impresionante de estrellas: la primera gran generación- Cruyff, Keizer, Krol, Neeskens, Haan, Rep-; la segunda -Van Basten, Rijkard, Vanenburg, Koeman- la tercera -Bergkamp, Kluivert, Overmars, Davids, Kanu, Seedorf, Litmanen- y la actual, encabezada por Sneijder y Van der Vaart.
La nómina asombra por calidad y densidad, con otro factor añadido: cada una de estas generaciones ha sido decisiva en la forja de equipos legendarios. Del Ajax de Cruyff se pasó al Milan de los holandeses y de allí se saltó al Barça modelado por Cruyff, con Ronald Koeman como pieza fundamental. En pocos casos el fútbol ha adquirido una deuda tan elocuente con un país. La pequeña Holanda es un gigante del fútbol, por su capacidad de formación, por su atractivo juego y por el carácter ganador de sus estrellas. Dirán que les falta el Mundial, pero qué significan dos finales de la Copa del Mundo, una victoria en la Eurocopa, tres equipos campeones de la Copa de Europa y el éxito de sus jugadores allá donde van. Con la mitad de eso, el fútbol español tiraría cohetes.
Santiago Segurola, en Marca.
1 comentarios:
De acuerdo, pero Litmanen lo dices por su paso por el Ajax, porqué el es de Finlandia.
Ahora habria que añadir Sneijder, Babel, Hunteelar.....ahora no consiguen títulos pero la fábrica no para.
saludos, thepremier.blogspot.com
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