
Si la respuesta del equipo fue meritoria por su nervio competitivo, el juego atravesó por fases brillantes y momentos de sombra. España se reconoció como un excelente equipo cuando utilizó sus mejores cualidades: la creatividad y dinamismo de sus centrocampistas. El equipo sufrió cuando manifestó sus carencias defensivas.
El problema es de primer orden: no es época de grandes zagueros. Salvo Sergio Ramos, que debería contener su exuberancia en algunos momentos, no hay defensas categóricos. El drama resulta especialmente grave en el lateral izquierdo, donde no convence nadie. En sus peores momentos, la selección danesa hizo daño. En los mejores, que coincidieron con el ingreso del excelente Bendtner, sólo encontraron la respuesta de un formidable Casillas.
Los defectos defensivos se evidenciaron durante todo el encuentro, con un efecto letal sobre los centrocampistas, obligados a retroceder demasiados metros. Tampoco es saludable la falta de recursos de los centrales en el manejo del balón. No hay una salida limpia, ni el abastecimiento necesario para gente como Xavi o Cesc.
España se obligó en el segundo tiempo a hacer las cosas que le disgustan. Pasó un mal rato y dejó dudas: en un Mundial o en la Eurocopa se encontrará con rivales de mayor pegada que Dinamarca. No hay muchas soluciones a la vista. Esta generación es abundante en centrocampistas y deficiente en defensas.
Las dudas no ocultan las señales optimistas del equipo, sometido a una enorme tensión desde el último Mundial. Se ganó sin Puyol, Torres, Silva y Villa, jugadores de prestigio internacional y titulares fijos con Luis Aragonés.
No existen razones para sospechar de la calidad de los futbolistas españoles.
El partido emitió un mensaje básico: la selección tiene la obligación de aprovechar lo que diferencia al fútbol español. Sus livianos centrocampistas son versátiles, profundos, imaginativos y complementarios. Xavi, Iniesta y Cesc definen un singular modelo de juego, un estilo.
No son los únicos. Silva y Xabi Alonso se adscriben a esta línea. Y también los extremos, gente como Joaquín y Riera. Es mejor profundizar en las cualidades que desconfiar de lo que distingue a España.
Cuando España se ajustó al juego de sus centrocampistas, la impresión fue sobresaliente. El monumental segundo gol consagró esta manera de interpretar el juego. Por su elaboración y belleza recordó al celebrado cuarto tanto de Brasil frente a Italia en la final de México 70.
Como entonces, lo concretó el lateral derecho, esta vez Sergio Ramos, que coronó la jugada con un prodigioso ejercicio de sutileza. Sergio Ramos tiene alma de delantero.
Su contribución en este aspecto es asombrosa, tanto en la selección como en el Madrid.
La realidad desmiente al mito en otro capítulo: la delantera. No sobran las selecciones con un núcleo parecido al que forman Villa, Torres, Tamudo, Luis García y Raúl. En un partido de tremenda exigencia, Tamudo fue Tamudo, una garantía en el área. Anotó un gran gol y conectó con Sergio Ramos en el segundo.
La victoria apaga el ruido sobre la selección, al menos hasta la Eurocopa. Ha sido una fase difícil. Se ha abierto la distancia entre la opinión pública y el equipo. Luis Aragonés ha acusado la tensión. Ahora tiene la oportunidad de actuar con serenidad. El objetivo está casi conseguido.
A Luis le toca afinar y sacar el máximo rendimiento a esta generación. Casi todos dan una versión superior en sus respectivos equipos, pero es poco recomendable sospechar de Casillas, Sergio Ramos, Iniesta, Cesc, Xavi, Silva y los delanteros. Todos están en la cima de sus carreras o a punto de alcanzar la plenitud. Que no lo hayan logrado en la selección es preocupante. Superada esta traumática fase, las condiciones serán mejores. Luis debería disfrutarlo.
Santiago Segurola en Marca
5 comentarios:
Debemos apostar por el fútbol de toque y desmarque de los jugones. Nos irá mejor así. Un abrazo.
No digáis jugones: qué expresión más fea! Mejor artistas u otra que os inventéis, pero jugones no. Es una expresión desafortunada.
Iniesta, Xavi,Cesc,...no pensais que con jugadores como estos merecemos otro tipo de futbol que el visto el pasado sabado? Estos días escucho con cierta sorpresa en la prensa escrita, en la radio, felicitaciones por la entrada de los jugones, y en muchos casos, porque no decirlo, por el juego de la selección española.
Quizas yo vi otro partido, pero me recordó a cualquier partido pasado del Madrid, con pocas llegadas y maxima efectividad, y suerte y acierto bajos los palos. El balón no circuló salvo contadas ocasiones, los centrales eran incapaces de conectar con la linea de medios, ni Xavi, ni Cesc, ni Iniesta se hicieron merecedores del control del juego, Joaquín fue más de lo mismo, y la defensa sufría lo indecible para contratacar un ataque no falto de ganas pero exento de cualquier atisbo de calidad.
No quiero cargar aqui contra nadie, creo que la selección sigue tan indefinida como siempre. Se habla de jugones, y hoy más que nunca yo apelo a cojones (si eso que tan poco nos gusta) pero que a mi me gusta más llamar ganas de futbol, de ganar, de ser alguien, de tener espíritu de campeón, de no sentirse ninguneado...Sigo sin verlo en la selección, en nuestros jugones, en nuestros aficionados, en nuestra prensa...y hoy más que nunca creo que sólo un palo brutal al futbol español como no acudir a una fase final podría servir de impulso para asentar las bases de algo más que un equipo de 11 jugadores y un país avido de prensa amarilla y polémica infundada.
Desde luego no fue un partido para guardar en vídeo, pero sí me pareció un punto de inflexión en lo que puede ser el afianzamiento de un estilo de juego, la verdadera carencia histórica de la selección española de fútbol. A mí tampoco me gusta esa palabreja de jugones, pero lo de los cojones es demasiado fácil; se puede ser un jugador con talento y tener carácter, robo, quite, profundidad...Iniesta lo tiene, Cesc también, Arteta, Xabi Alonso (miradles como juegan en Inglaterra), Xavi igual un poco menos...
Lo que realmente provoca indefinición es jugar con los baremos de siempre; el gol del otro día produce cualquier cosa menos indiferencia a alguien que realmente le guste el fútbol.
Ayer mientras Roger Federer sin apenas esfuerzo ganaba al americano Ginepri, con unos cuantos golpes antológicos, un tipo desde la grada, cansado de ver la facilidad del tenista suizo, le increpo a voz en grito " A España se viene a luchar!!!!!!!"...en ese momento me vino a la cabeza la reflexión de nuestro querido amigo Narganes sobre el juego de la Selección y su deseo testicular...
Es interesante comprobar como cada vez más como se apela al esfuerzo, al sudar la camiseta, a los "cojones" (disfrazándolo, eso si, para que no nos tachen de "Neanderthales", de ganas de fútbol, de ganar, etc)...y yo me pregunto, con ingenuidad, si Federer o Iniesta, dos tipos tocados por el talento y sin unas dotes físicas (no se si testiculares) espectaculares no tendrán ganas de ganar...que yo sepa ambos son referencias en sus deportes, han ganado títulos y hacen que valga la pena pagar una entrada por verlos...
En fin, no tengo una gran esperanza en que la Selección consiga alguna alegría...pero si creo que si debemos seguir un camino no es el de los "cojones" y si el del talento...al final por más que se diga o escriba, el talento te hace ser mejor que el contrario.Por supuesto que debe existir trabajo y sacrificio, eso es algo innato al deporte...Como bien escribe Daniel confío en que la victoria ante Dinamarca sirva como punto de inflexión y nos lleve a un estilo de juego después de tantos años de oscuridad.
Os recomiendo que visionéis el partido de Iniesta como medio centro defensivo ante el At. de Madrid esta temporada y podréis comprobar la diferencia entre talento y "cojones".
(Sobre Roger Federer no es necesario escribir nada...)
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