lunes, febrero 25, 2008

Las reflexiones de Bobby Charlton


Campeón de Europa con el Manchester United y del mundo con Inglaterra, el legendario ex jugador (Reino Unido, 1937) acaba de vivir el 50º aniversario del accidente aéreo de Múnich, en el que murieron siete de sus compañeros.

Bobby Charlton es miembro de la Fundación Laureus, que da los Oscar del deporte, y observa el fútbol con la pasión que le convirtió en icono de una tragedia.

Pregunta. Creció usted cuando el Reino Unido salía de la Segunda Guerra Mundial. Había pobreza, racionamiento...

Respuesta. Y eso me hizo apreciar la importancia de la ética de trabajo. En el noreste de Inglaterra, de donde vengo, las minas eran uno de los pocos medios de empleo. Eso, o construir barcos. Si tenías mucha suerte, pero mucha suerte, podías ser futbolista. Mi padre era minero. Y en las minas hay que trabajar muy duro, especialmente en aquellos días. Tenía muy claro que si trabajaba duro, quizás, obtendría una recompensa. Yo tenía cuatro tíos y los cuatro eran jugadores profesionales. Eso me introdujo en el juego desde que era un niño pequeño. Afortunadamente, encontré que jugar al fútbol era algo bastante fácil. Me dieron muy buenos consejos. Y así, a los quince años, fiché por el Manchester United.

P. Su carrera ha sido descrita como milagrosa. ¿Coincide?

R. Sí.

P. ¿Por qué?

R. Porque cuando ocurrió el accidente de Múnich fui lanzado fuera del avión. Me pasó poca cosa. Una pequeña contusión, unos pocos arañazos y eso fue todo. Cuando ves todos los chicos que murieron allí... eso es tener suerte.

P. Habló de la tragedia con los futbolistas del club.

R. El accidente es parte de nuestra historia. Alex Ferguson [el mánager]

le da mucha importancia a que cualquier jugador que venga aquí conozca bien la historia del club. Les hablé sobre cómo fue progresar tras el accidente, de cómo fue la introducción del profesionalismo y de cómo en el Manchester United, si eras joven y lo suficientemente bueno, tenías una oportunidad. No siempre es el caso. Transmitirles eso fue uno de mis principales objetivos. Escucharon intensamente lo que les tenía que decir durante media hora y lo interiorizaron.

P. ¿La existencia del club estuvo en peligro?

R. Absolutamente. Si esa temporada hubiéramos descendido... Había un gran sentimiento por el club, un gran duelo. Todo el mundo quería ayudar. Todos los jugadores que al final del día seguían vivos quisieron dar lo mejor de sí mismos para asegurarse de que el club progresaría. El apoyo del público fue increíble. Una pena para nuestros contrarios de ese tiempo: parecía que teníamos a todo el mundo detrás de nosotros. Todos querían que ganáramos. Eso es algo muy difícil: al final lo hicimos. No hubiéramos podido hacerlo sin el público. Eso es un hecho.

P. Tras ganar la Copa de Europa, se abrazó en el campo a Sir Matt Busby, el entrenador que había amamantado al equipo desaparecido en el accidente.

R. No nos dijimos nada. Simplemente le abracé y me aseguré de que no le empujaran demasiado, porque era un hombre viejo. Fue un gran hombre para el club y, obviamente, fue muy importante que acabara con el fantasma del viejo equipo ganando el título. Estaba orgulloso.

P. Usted, sin embargo, no se unió a la cena de celebración.

R. Tras el partido me bebí una cerveza. Para Inglaterra, aquel día fue increíblemente húmedo. Sudé mucho. Cuando llegué a mi habitación, le dije a mi mujer: 'No creo que pueda ir a la fiesta. Cada vez que llego a la puerta me mareo'. Lo intenté tres veces. Fue una mezcla de deshidratación y nervios. No me importó perderme la fiesta, aunque lo sentí al día siguiente, cuando me dijeron que estaban allí mis viejos amigos

[los supervivientes de Múnich y las familias de los fallecidos]. Simplemente, no pude.

P. ¿Qué distinguía a Busby?

R. Su personalidad, su aura y el respeto que nos imponía su conocimiento del juego. Era una persona impresionante. No hablaba mucho de tácticas. Hablaba con nosotros individualmente. Siempre esperaba que nos expresáramos y que le diéramos al público algo que no pudiera ver durante la semana. Algo emocionante. Por eso constantemente les daba jugadores jóvenes y emocionantes. Eso, en aquel tiempo, era único.

P. ¿El fútbol ofrece eso hoy?

R. Absolutamente. Ferguson lo ha conseguido. Cualquiera que venga a este club siente la responsabilidad de tener que intentarlo un poquito más fuerte.

P. Parece que le cueste hablar del accidente.

R. Sí, pero alguien tiene que hacerlo. Yo estoy en el club y no me puedo negar. Es muy importante. La verdad es que no disfruto volando lo mismo que antes. Pero hay que volar. No se puede vivir sin eso.

P. ¿Qué perdió el fútbol con la muerte de Duncan Edwards?

R. Tenía un deseo increíble por el juego. Era un atleta grande, fuerte y sano. Delicado y mágico, capaz de dar pases de 50 y 70 metros con una pelota mucho más pesada que las de ahora. Podía jugar en cualquier posición: defensa, centro del campo y al ataque. Era magnífico en el aire. Y muy inteligente. El mejor con el que nunca jugué.

P. Es usted el máximo goleador de su club y su selección.

R. Yo no era delantero: jugaba en el ala, en el centro del campo, pero lo hice en buenos equipos, estando en forma y siendo capaz de correr bien. Pude durar más que otros jugadores. Alguien conseguirá batir mis récords algún día y, mientras tanto, yo disfrutaré de ser el campeón. No me golpeaban mucho. Nunca sentí que me intentaran patear. Me enfadaba cuando veía a gente tirarse o intentando sacar cosas del juego cuando no se lo merecían. Es algo que no me gusta ver. Hay quien piensa que eso está pasado de moda. Estoy absolutamente en desacuerdo.

P. ¿Cuáles son los tres grandes éxitos de su carrera?

R. Ganar el Mundial, la Copa de Europa y jugar para Inglaterra cuando era un niño.

P. ¿Son también los tres grandes éxitos de su vida?

R. Sí. Pienso en estos tres recuerdos constantemente. Siempre disfruté del juego. Sigo haciéndolo. Si alguien lanzara una pelota ahora mismo, jugaría. Sigo pensando en mí como en un jugador: cualquiera que haya jugado prefiere ser futbolista antes que cualquier otra cosa.

P. No publicó su biografía hasta 2007.

R. Sentí que escribirla era, más que nada, el final.

P. ¿Qué destaca de su equipo?

R. La velocidad de Cristiano Ronaldo, el cerebro de Rooney, la habilidad natural de Scholes... Todos nuestros jugadores tienen un gran talento. Si no, no estarían aquí. Tenemos futbolistas maravillosos.

P. Cada dos por tres, los jugadores piden más dinero.

R. Eso es el trabajo de los agentes. Mientras no manipulen al jugador, no tengo problemas. Es algo que hay que vigilar.

P. ¿Tantos extranjeros en la Premier afectan a la selección?

R. Absolutamente. ¿No implica eso menos oportunidades para nuestros jóvenes? En este momento vivimos una pequeña crisis, pero no se puede hacer nada: el mercado libre, el libre movimiento... No se pueden parar.

P. En el Arsenal ya no juegan ingleses.

R. No puedo hablar del Arsenal. Todo lo que diré es que nosotros, en el Manchester United, no hacemos eso.

P. ¿En qué cambió el fútbol?

R. Está mucho más abierto. Antes había equipos contra los que casi podías garantizar que ganarías. Esos días han pasado. Es más difícil que antes. Nosotros aprendimos de Europa una visión distinta del juego, una aproximación distinta a los entrenamientos y la forma física. Fue una gran aventura.

Entrevista de Juan José Mateo en El País

domingo, febrero 24, 2008

Miguel Rico: “Hoy vende más un tenedor del Barça que una noticia”

Miguel Rico dispara a quemarropa. No se calla. Siempre ha escrito lo que piensa y, tal vez por eso, hoy está sin trabajo fijo. El diario Sport, del que era director adjunto, prescindió de él en octubre alegando varios motivos, a cuál más peregrino. A la espera de resolver su situación laboral (un juez dictó despido nulo, el diario le readmitió y le volvió a echar un minuto después), responde a nuestras preguntas sobre el Barça, el periodismo y la mezcla de ambos. Sincero, directo, irónico, agrio, realista, duro… Sin mordazas.

Sin rodeos, ¿puede el Barça ganar la liga?
Pregunta trampa. Poder, con lo que falta, puede… pero no tiene pinta de campeón. Ninguna.

¿Ha llegado el equipo al final de un ciclo?
Ya llegó el año pasado. Hace meses que el Barça flota pero no navega. Todos, desde Laporta hasta Ezquerro, están viviendo de rentas.

¿Qué sucede realmente con Ronaldinho? ¿Hay algo que el público no sepa? ¿Es recuperable para el Barça o sería mejor venderle?
Desde mi punto de vista Ronaldinho le dio al Barça más de lo que él mismo podía imaginar. Si miras sus estadísticas en Brasil y Francia verás que no marcaba más de 9 goles al año. Aquí, al principio, rompió moldes e hizo época. Fue extraordinario. Determinante. Tanto, que quizás nunca se le valore lo suficiente. Pero luego, demasiado pronto, dejó de entrenar como debería entrenar, salió -y sale- más de la cuenta y le devoró su leyenda. Ahora no entiende que le exijan los mismos que le consentían todo. Es imposible que, en el Barça, vuelva a ser el que fue. Su margen de mejora, en otro equipo, sólo depende de él. Si sigue viviendo el fútbol como lo vive hoy, quien le fiche se arrepentirá de haberlo hecho.

Deco comenzó muy bien la temporada, pero entre lesiones y contratiempos se ha ido diluyendo. ¿Crees que puede volver a ser el futbolista determinante de hace dos temporadas?
En mi opinión es un futbolista básico para el Barça pero este año ha tenido mil problemas familiares. El principal, con su último hijo. Nació prematuro y las ha pasado canutas. Hubo una época en que temieron que tuviera leucemia. Gracias a Dios ya se ha descartado esa posibilidad. En definitiva, que entre eso y alguna oferta mareante, parece como si Deco no tuviera la cabeza aquí. Si la tuviera, es insustituible.

¿Hay posibilidades de volver a ver al Henry del Arsenal? ¿Son graves sus famosas dolencias crónicas?
Oficialmente tiene coartada. Casi siempre ha jugado “tocado”. Yo creo que fue un fichaje más para el negocio que para el equipo. Un galáctico. No, creo que no. No veremos al Henry del Arsenal.

¿Está Giovani Dos Santos a la altura de su prensa?
No. Creo que el Barça está pensando venderle

¿Hay posibilidades reales de que Mourinho entrene en julio al Barcelona? Si es así, ¿le perdonará la prensa los desplantes del pasado o lo crucificará de antemano como hizo con Van Gaal?
Si Cruyff le pone la proa, mal asunto. Además, parece que lo tiene hecho con el Milán y se llevará a Drogba. De todos modos, a mí no me importaría que le ficharan. Tiene palmarés, conoce el club y la gente que hoy, entre comillas, le odia, también le reconoce que tiene el caracter que le falta a los que ahora están aquí. Y es que hay quien cree, con razón que hay fútbol y vida más allá de la escuela holandesa.

¿Cuál es el papel (y la influencia real) de Johan Cruyff en el club?
Laporta reconoció hace unos días que, periódicamente, Cruyff, Rijkaard, Txiki y él mismo mantenían reuniones para hacer un seguimiento del equipo. Deduzco, por tanto, que Johan debe ser una especie de asesor externo. Puede que no tenga voto pero, desde luego, tiene voz. Es, sin duda. el personaje más influyente del entorno.

¿Encabezará Sandro Rosell una candidatura en las próximas elecciones?
Sin ninguna duda.

¿A qué se debe tu salida de Sport?
Oficialmente a tres razones: aumento del precio del papel, la implantación de los diarios gratuítos y la pujanza de Internet. Bajan las ventas y pierden dinero. Con esos tres argumentos me obsequiaron el 15 de octubre -mi cumpleaños- con una carta de despido objetivo. Hubo juicio, se decretó despido nulo y tuvieron que readmitirme. Un minuto después de hacerlo, volvieron a echarme por los mismos motivos. He presentado una nueva demanda y se acentúa la sensación de que alguien quiere deje de escribir una temporadita. Resistiré.

¿Dónde está la raíz de la división de la prensa barcelonista? Sport es pro-Laporta, pro-Etoo, pro-Henry anti-Ronaldinho, anti-Deco y anti-Edmilson, mientras que Mundo Deportivo es todo lo contrario pro-Rosell, pro-Ronaldinho, anti-Etoo, etc.
Desde que el marketing ha llegado al periodismo nada es lo que era. Las promociones condicionan a las empresas y, de rebote, a los periodistas. Hoy vende más un tenedor que una noticia. Una bufanda del Barça que una entrevista. En cuanto al enunciado de la pregunta, no creo que todo sea tan radical, pero sí comprendo que pueda parecerlo. No hablo de MD porque no lo conozco, pero he pasado toda mi vida en Sport y en Sport la única línea es el marcador. No de extrañar, por tanto, que pase lo que pasa y se deduzca lo que se deduce.

Estos diarios acostumbran a ocultar información susceptible de perjudicar al vestuario. Sin embargo, ¿no acaban provocando un daño enorme en las estructuras de la entidad?
Estos y otros. Y sí se hace tanto daño a la entidad como la entidad se lo hace a si misma ocultando evidencias camufladas en autocomplacencia.

¿Hasta qué punto son responsables los periodistas de lo que publican? ¿Cuánto hay de libertad y cuánto de directrices marcadas desde la cúpula?
En mi situación sólo puedo hablar de mí mismo. Siempre he firmado lo que he pensado. Hoy estoy sin trabajo fijo.

¿Bajarían las ventas de la prensa deportiva de Madrid o Barcelona si dieran un trato más respetuoso al rival?
Deberíamos intentar que bajasen por cualquier cosa menos por eso.

¿Cómo te manejas en Internet? ¿Pierdes el tiempo leyendo blogs como este?
Soy viejo y patán. Me manejo mal. He conocido tarde este mundo pero sí. Más que navegar, buceo a pulmón. Busco y leo todo lo que puedo. Si no fuera por esos ratos…

Por Miguel Gutiérrez en DdF

lunes, febrero 04, 2008

Los inmortales 'Busby Boys'


El miércoles se cumplen 50 años del accidente de avión en Múnich que costó la vida a ocho jugadores del Manchester United y rompió aquel mítico equipo de los Busby Boys, los chicos de Matt Busby, el técnico que sobrevivió y construyó otro United que conquistó la Copa de Europa en 1968. El Manchester honra a sus héroes.

Fugaces como son los grandes equipos, aquél murió casi antes de haber nacido. En realidad, fue un sueño de Matt Busby y sus muchachos, The Busby Boys, que, sobre un campo bombardeado por los alemanes, conquistaron primero el fútbol inglés y después prometieron disputarle la supremacía europea al Real Madrid. Compartían espíritu, juventud y talento. Repartían cartas y risas en el avión que los traía de vuelta a casa tras eliminar al Estrella Roja, en Belgrado, clasificados para las semifinales de la Copa de Europa, cuando pararon a repostar en Múnich. Al tercer intento de despegue, aquel vuelo 609 de la British European Airways se estrelló contra una casa a las 15.04 del 6 de febrero de 1958. El miércoles se cumplen 50 años.

El Manchester United rinde tributo esta semana a los 23 fallecidos, ocho de ellos futbolistas. Tommy Taylor, el delantero centro, de 26 años; Robert Byrne, lateral izquierdo y capitán, de 28; Geoff Bent, callado suplente, de 26; Mark Jones, mediocentro fumador de pipa, de 24; David Pegg, extremo, de 22, hijo de un minero de Yorkshire y que disfrutaba escuchando a Frank Sinatra junto a Liam Whelan, el interior de Dublín, de 22; Eddie Coleman, travieso interior derecho, de 21, y Duncan Edwards, el niño prodigio de 21, medio izquierdo, que murió desangrado 15 días después. Les arrancaron el corazón a los Busby Boys, aunque los supervivientes mantuvieron viva la memoria hasta hoy. El más célebre, Bobby Charlton, que era apenas una promesa de 20 años, ha pasado estos días por los colegios de Manchester contando a los niños lo que significó aquella época.

Los 50 fueron años de luz en Inglaterra en contraste con los oscuros 40 de la posguerra. La vida comenzaba a avanzar y a distanciarse de la cartilla de racionamiento y del mercado negro. Los más afortunados se compraban unas botas del extremo Stanley Matthews, la estrella del momento. Era el apogeo de James Dean en el cine y la música de Bill Haley con Rock around the clock. En Gran Bretaña triunfaban Tommy Steele y Frankie Lymon and The Teenagers. ¿El fútbol? Pesado y autocomplaciente, con los estadios llenos, si bien otra gran tragedia ya le había sacudido: el accidente aéreo de 1949 en el que murió todo el Torino.

Ferenc Puskas dio una lección a los inventores del juego. Hasta entonces, un delantero centro era un tipo poderoso que trataba de arrasar a los defensas. Los húngaros tuvieron una idea. Su 9, Nandor Hidegkuti, jugaba como un enlace con la media, abriendo espacios para sus compañeros de ataque, Puskas y Kocsis, e incorporándose por sorpresa al gol. Hungría ganó a Inglaterra por 3-6 en Wembley y después por 7-1 en Budapest, lo que obligó a replantearse las cosas en las islas. El Manchester United adoptó el estilo húngaro. Y el entrenador, Matt Busby (1904-1994), capitán de Escocia en su etapa de jugador, iba a impulsar lo mejor de la cantera nacional. Entre él y Stan Cullis, técnico del Wolverhampton, transformaron el fútbol inglés y lo acercaron al del resto de Europa. Su lema hizo fortuna: un jugador es lo bastante mayor siempre y cuando sea lo suficientemente bueno.

En 1955-56, el Manchester ganó la Liga con un juego entusiasta, poderoso y alegre, reconocido rápidamente en todo el país. E inspiró dos apodos legendarios: The Busby Boys y The Red Devils. Cuando Busby llegó al cargo, en 1945, se encontró con excelentes futbolistas y un campo maltrecho por las secuelas de la Segunda Guerra Mundial. Busby era un hombre obsesionado con la necesidad de construir. Un purista. Le gustaba que los futbolistas se expresaran en el terreno. Tenía una mirada amplia y abierta. Quería abrir el Manchester al mundo.

De las cenizas de Múnich, Busby levantó el United a partir de tres supervivientes: Bobby Charlton, Harry Gregg y Bill Foulkes. Fichó, entre otros, a David Herd, Albert Quixhall y Dennis Law antes de descubrir, en 1964, al mayor artista norirlandés: George Best. Con ellos conquistó la Copa de Europa de 1968 al Benfica, en Wembley, el primer club inglés en lograrlo.

Claro que no todo el mérito fue de Busby. Su fiel asistente, James Murphy (1910-1989), asumió los mandos mientras el primer entrenador se recuperaba de graves heridas en las piernas en un hospital de Múnich. "Estaba completamente solo y tuve que rehacer un equipo", recordó Murphy; "fue importante coger futbolistas de fuera de Old Trafford, fuera del ambiente de muerte de Manchester y de toda la emoción". Trece días después de la tragedia, el Manchester disputó la Copa inglesa contra el Sheffield en su mítico estadio. Sesenta mil espectadores crearon un ambiente electrizante. Las alineaciones contenían once espacios en blanco en vez de los nombres de los jugadores. Los hinchas corearon los de los fallecidos. El United venció por 3-0. "Me dieron pena los chicos del Sheffield", dijo Charlton; "para los aficionados sólo había un equipo, el nuestro". Tres meses después, Busby presenció con muletas la final de la Copa perdida ante el Bolton (2-0). Todos cantaron ese día en Wembley Abide with me (Resiste junto a mí) cuando los jugadores salían del vestuario. Los chicos del United lucían un blasón en el pecho de sus camisetas, el emblema del ave Fénix renaciendo de sus cenizas. "Tras perder ante el Bolton, fue peor que nunca", evocó el defensa Foulkes; "al volver a Manchester, nos esperaban millones de personas".

De los tres equipos que levantó en 25 años en el United, Busby le explicó al periodista John Roberts, autor del libro The team that wouldn't die, cuál fue su preferido: "A los más viejos les puede gustar mi primer equipo, el que ganó la Copa de 1948. Otros prefieren el que precedió a la tragedia, los Babes. Y otros, por la magia de Charlton, Best y Law, dirán que el que conquistó la Copa de Europa de 1968, aun sin el lesionado Law. El de antes de Múnich fue potencialmente el mejor que he visto. Estaba a punto de arrebatarle la corona al Madrid".

"¿Eres tú, Jimmy? ¿El partido ante los Wolves es a las tres?", susurró Duncan Edwards, echado en la cama del hospital de Múnich, al recibir la visita de James Murphy. A pesar de las heridas mortales, Edwards pensaba en jugar ante el Wolverhampton. El volante izquierdo sólo jugó en Primera cuatro años, nueve meses y seis días, convirtiéndose en el James Dean del fútbol inglés. "Era tan bueno con la derecha como con la izquierda", lo describió Bobby Charlton; "podía meter un balón a 30 metros y era sólido en la defensa y bueno en el juego aéreo. Recuerdo una anécdota: en una semifinal ante el Chelsea, Murphy nos dijo que evitáramos la dependencia de Duncan. Que éramos un equipo sobrado de talento. Al llegar 0-0 al descanso, nos gritó: 'Pasadle a Duncan'. Ganamos el partido". Edwards fue también la debilidad de Busby, que lo comparaba con Best por la tranquilidad con que se tomaban los partidos. "Nada podía pararlo ni ponerle nervioso. Y tenía una frase talismán: 'Eh, chicos, no hemos venido aquí para nada".

A los 11 años, Duncan ya jugaba con chicos de 15 en el Dudley, el conjunto de su ciudad. A esa edad se lo llevó el Manchester United y lo hizo debutar en Primera a los 16 años y 184 días frente al Cardiff City. Ganó dos Ligas consecutivas y en 1957 llegó a las semifinales de la Copa de Europa, en las que cayó ante el Madrid de Di Stéfano. Por el camino logró resultados espectaculares: un 12-0 al Anderlecht o un 5-6 en el cómputo global ante el Athletic. Se estrenó con la selección a los 18 años y 183 días, registro sólo superado por Michael Owen en el Mundial de Francia 98. Debutó en la aplastante victoria ante Escocia (7-2) y causó sensación ante la Alemania que venía de proclamarse campeona del mundo en Suiza 54. Marcó cinco goles en 18 partidos internacionales.

El espíritu de Busby ha perdurado a lo largo del tiempo. El Manchester ganaría dos Ligas, 1965 y 1967, antes de iniciar un declive que acabó con el descenso en 1974. Resurgió ya con Alex Ferguson, otro escocés, en el banquillo desde 1986. Él también apostó por la juventud y consiguió casi un milagro: dar prioridad al fútbol en un club convertido en un negocio multimillonario.

Sus diablos rojos se vestirán el domingo como hace 50 años. Los números del 1 al 11, la camisa clásica roja, los pantalones blancos y las medias negras, con el cuello en forma de v en vez de la camiseta abotonada de la primera mitad de aquella década. Les espera el Manchester City en Old Trafford. Ese equipaje, que no será comercializado, es el que llevaban en Belgrado un día antes de la tragedia.

El mejor recuerdo para los inmortales Busby Boys.

Cayetano Ros, en El País

En El País | Simon Mullock 'La tragedia que marcó la historia"
En Santiago Segurola Blog | La tragedia edificó el mito del Manchester
En El Hacha | Edwards: muchos cuerpos, sólo un alma
En Brit Corner | Aquel fatídico 6 de febrero de 1958
En DdF | Cincuenta años de la tragedia de Munich
En Fiebre Maldini | La tragedia de los 'Busby Babes' del United
 
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