domingo, septiembre 14, 2008

Premier League: ¿Stop a los inversores?

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Aparentemente, la Premier League inglesa vive días de vino y rosas. Elevado nivel deportivo, incontestable repercusión mediática y difusión televisiva mundial con millonarias audiencias y también millonarios ingresos por los derechos audiovisuales.

La reciente y casi instantánea compra del Manchester City por parte del Abu Dhabi United Group ha sido la última aparición de capital extranjero para controlar la gestión de un club de la Premier. Los dólares estadounidenses ya poseen el Liverpool y el Manchester United, qué decir del desembarco de Abramovich en Londres o del pionero Al Fayed en el Fulham. Así hasta ocho clubes de la primera división inglesa esta temporada.

Los ingresos que obtienen son astronómicos. La temporada pasada, los 20 clubes ingresaron 2.234 millones de euros y la mayoría del dinero procede de los derechos de televisión, valorados en 1.117 millones por temporada. A eso hay que sumar el precio de las entradas (las más caras de las ligas europeas), el merchandising y también los derechos de televisión para el extranjero (259 millones de euros). Cifras astronómicas.

Para Abramovich, por ejemplo, el Chelsea es su capricho y su divertimento. Para Abu Dhabi, el City es parte de una gran estrategia para popularizar su emirato, que debe empezar a buscar alternativas al petróleo, y a la vez, para rivalizar con Dubai, que lleva tiempo tratando de apoderarse del Liverpool. Abu Dhabi quiere móviles City, bebidas City y taxis City porque entiende que los clubes de fútbol no generan suficiente dinero para mantener el nivel de gasto que se aproxima. Parece que al aficionado, esto no le importa mientras mejoren los resultados. Ayer hubo en las afueras de Anfield un amago de protesta contra los nuevos dueños Hicks y Gillet por la gestión deportiva y del nuevo estadio, pero todo se diluyó con la victoria ante el viejo enemigo United. A los seguidores no les importa, mientras los propietarios tengan dinero y prometan Robinhos y Ronaldos. “Lo mejor de tener a un jeque como dueño”, dice Noel Gallagher de Oasis, famoso aficionado del City, “es que por cada litro de gasolina que compre un hincha del United, unos céntimos son para el traspaso del próximo jugador del City”.

El fútbol tiene sus propios mecanismos correctores invisibles, y ayer, en el debut del City tras la nueva situación, perdió 1-3 con el Chelsea pese al gol inicial de Robinho. Y es que un medio campo, con todos los respetos, con Wright-Phillips, Hamann o Ireland, poca cara puede oponer a un Chelsea o a cualquier otro equipo grande. Eso sí, el mercado invernal llegará enseguida, y entonces se verá el verdadero esplendor inflacionista de los nuevos dueños con más fichajes, y si el City, con esta fortuna detrás que empequeñece los rublos de Abramovich, puede ser el mejor equipo de Europa.

Afortunadamente, el fútbol es el deporte menos empírico que existe. Abramovich no ha logrado la Champions (aunque seguramente este año la mereció), y no siempre gana el que más dinero pone. Además, la situación no parece coyuntural y única del futbol. El particular sistema financiero del Reino Unido permite que las empresas puedan adquirirse de un día para otro. De hecho, el país está inmerso en una venta de todas sus grandes empresas: Madame Tussaud, Bentley, Harrods, Mini, Boots… todas ellas pertenecen a propietarios extranjeros.

¿Consecuencias futuras? Los nuevos propietarios buscan el éxito inmediato y eso crea exigencias máximas, más despidos de entrenadores que nunca y el descuido de la cantera. Los jugadores ya no se sabe cuánto cuestan, y con estas fortunas al mando, los balances de ingresos y gastos dejan de tener sentido. Son míticas ya las deudas que acumula el Chelsea, pero que no le impiden seguir adelante…siempre que el dinero no vuele a otro sitio. Ese es el verdadero riesgo, que los magnates quieran marcharse a las primeras de cambio, como está ocurriendo en el Newcastle hoy mismo…

El principal opositor a todo esto, Arséne Wenger. Su Arsenal es el único grande inglés sin propietarios o capital extranjero. Pese a ser pionero en alinear un equipo con 11 extranjeros y para muchos no el más indicado para hablar, este verano ha rechazado gastar mucho dinero en fichajes y se ha contentado con renovar a Adebayor y en continuar con su proyecto de reclutamiento, formación y adiestramiento de jóvenes estrellas: “Es muy peligroso que el potencial de los clubes sea superior a sus fuentes de ingreso naturales. Los salarios crecerán y clubes como el nuestro no podrán pagarlos. Hay que regular esta situación, no tanto con un límite salarial, sino equiparando los sueldos a los ingresos naturales”. El francés continúa con la lucha. Antes del partido en Newcastle del sábado, acusó a los árabes de convertir el fútbol inglés en un supermercado.

El debate ha llegado también a la política. El jueves el gobierno británico instó a la Federación Inglesa (FA) a endurecer la normativa que regula quién puede comprar un club. David Triesman, presidente de la FA, contestó: “No podemos discriminar en base a la nacionalidad. La distinción es entre los que invierten y respetan los valores de los clubs y los que sólo compran”.

A este respecto, Wenger insiste. Su argumento es que los clubes ingleses tengan valores ingleses: “Llegará un día en que yo no esté, y tampoco los jugadores, pero los propietarios serán los mismos. Ellos son los que transmiten los valores”, declaró hace tiempo. Para mí, Wenger sólo tiene razón a medias. Los verdaderos custodios de los valores tradicionales de un club de fútbol no son los dirigentes, sino los hinchas, los aficionados que calientan los asientos tanto en las buenas como en las malas.
En las gradas del Emirates Stadium, o en Stamford Bridge, los espectadores son ingleses o extranjeros que han asimilado los valores locales. El alma y el deseo de que su equipo gane de esa gente no es diferente del alma de los espectadores en la época de Herbert Chapman, en los años ‘30. El problema es que esos aficionados pueden ser traicionados. Y el riesgo de traición aumenta a medida que el club se hace más poderoso y multiplica su capacidad de generar dinero. Ahí está el riesgo. ¿Sería imposible mantener la calidad y el nivel de la Premier sin este modelo económico tan agresivo y globalizador? ¿Es la única opción? Espero que no.

Publicado originalmente en Notas de Fútbol

1 comentarios:

Carlos Cruz dijo...

Hola Daniel,

Me gustaria proponerte una cosa para tu blog, por lo que si me pudieras facilitar un email te estaria agradecido.
Por si decidieras ponerte en contacto conmmigo mi email es: carloscruz.omr@gmail.com

Un saludo y enhorabuena por el blog

 
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