martes, octubre 28, 2008

Guardiola como síntesis del Barça














Los números del Barcelona de Pep Guardiola sólo admiten comparación con los del británico Vic Buckingham en la temporada 1970-71. Ambos empezaron el ejercicio como un tiro en su estreno como técnicos. El estupendo rendimiento del equipo, segundo y máximo goleador con 24 tantos, ha sorprendido al propio entrenador: "No es normal. Lo normal es llegar al minuto 30 empatados, perdiendo 0-1 o ganando 1-0 y no venciendo por 5-0".

Guardiola insiste en el trabajo y el compromiso como puntos de partida y a su equipo se le reconocen automatismos propios de la cantera azulgrana. No es casualidad que sea el primer jugador formado en La Masía que alcanza el banquillo y que, como epicentro que fue del dream-team, el juego de su equipo parezca primo hermano del que en su día montó Johan Cruyff. A Cruyff, primer valedor de la apuesta de Guardiola para el banquillo, sólo le ha sorprendido que "los jugadores hayan asimilado tan rápido las ideas". Como heredero de los valores recibidos, lo que predica engancha con la formación recibida por los canteranos que juegan ahora en el Camp Nou.














Por ejemplo, Piqué, que creció en el fútbol base, emigró a Manchester y, de vuelta a casa, se ha encontrado con un lenguaje conocido: "Muchos de los conceptos que nos pide Guardiola los escuché de niño. Me pasa a mí, a Messi, seguro que a Iniesta, a Puyol y a Xavi.... El entrenador nos pide cosas que ya hemos hecho antes, que nos han inculcado otros entrenadores". Entre otros, Tito Vilanova, ayudante de Guardiola en el primer equipo y entrenador de Piqué y Messi cuando eran cadetes. "Partiendo del sistema, un 4-3-3 con el que han trabajado toda la vida los equipos de la cantera, hay detalles como jugar abiertos, no reiterar el pase o mantener la posición que remiten a las enseñanzas que tanto Pep como yo recibimos en La Masía y que la gente de la cantera ha escuchado antes y escucha ahora en todos los ejercicios". Lo mismo le ocurre a Xavi: "Hablamos un idioma común porque hemos tenido casi la misma educación. Crecimos con una manera de entender el fútbol, tenemos la misma base y eso permite asimilarlo más fácilmente, aunque haya conceptos que sean diferentes de los habituales". Por ejemplo: los volantes juegan más cerca del área rival de lo que se acostumbra en las divisiones formativas y se presiona más arriba.

"El juego del Barça remite a los conceptos que se enseñan en el fútbol base desde hace años", conviene Jaume Olivé, que durante dos décadas trabajó en el fútbol formativo del Barça; "a veces, viendo jugar al primer equipo, parece que esté viendo al Infantil A. La diferencia sería la velocidad de ejecución, propia de jugadores de gran nivel técnico, pero por la utilización del balón, por el dibujo 4-4-3, por la insistencia en buscar el pase corto porque se juega muy junto y que el pase largo cruzado sea sólo un recurso, por la renuncia a posiciones neutrales -tocas y te mueves-, por la llegada del centro del campo, por los apoyos... Todo remite a la cantera". Y, por encima de todo, un axioma: "La voluntad de ganar los partidos haciendo las cosas bien, algo que se le nota al equipo de Guardiola, es un concepto que se inculca en la base: primero haz las cosas bien y luego gana".

Guillermo Amor asume la cultura del trabajo como parte fundamental de que sin esfuerzo no hay premio, un concepto muy asumido por la gente que ha pasado por la cantera: "Cuando hablamos del plus de haber crecido en el fútbol base y llegar al primer equipo, hablamos de sentimiento y de las ganas de seguir esforzándote por cumplir, hacerlo bien y quedarte", dice; "el equipo de Guardiola remite en muchos detalles al fútbol en el que nos hemos criado él, yo y otros muchos". Así, reconoce: "El sistema de juego, la combinación, el toque, el apoyo, la llegada, jugar abiertos, no ocupar posiciones neutrales... En la cantera se crece jugando así". El Barça habla el idioma de Oriol Tort, Laureano Ruiz y Olivé. Amor así lo entiende. "Mi hijo juega en el prebenjamín. Los ejercicios han evolucionado y se han perfeccionado desde que yo pasé por las categorías inferiores. Son juegos de posición por definición y ya los empezamos a hacer con Cruyff. Luego, cada entrenador aporta matices".

Llorenç Serra Ferrer fue responsable de la cantera de 1997 a 2000 y dirigió también al primer equipo: "El Barça tiene solidaridad, ambición, seriedad, esfuerzo, talento, humildad, seriedad... La mayoría son calidades que definían a Guardiola como jugador. La alegría se mezcla con el esfuerzo". "Lo que tiene el Barça es gol y muy repartido. Tiene esa filosofía", resume Radomir Antic, ex entrenador del Barça y ahora seleccionador serbio. "El Barça ha metido más goles de falta y saque de esquina este año que en las dos últimas temporadas. Es por algo". "Por calidad individual", acota Víctor Muñoz, al que Guardiola pedía la camiseta cuando era un recogepelotas; "Guardiola ha conseguido que jugadores de altísima calidad jueguen como un equipo y eso tiene mucho mérito. Ahora está por ver cómo se maneja en los tiempos complicados".

José Mari Bakero, ex compañero de Guardiola, sostiene que el protagonismo del técnico obedece a "un cambio de ciclo porque, al irse Ronaldinho y Deco, Messi, Iniesta y Xavi han dado un paso adelante. Pep es decidido y su equipo también. El Barça tiene ilusión, confianza, velocidad, profundidad... Remite a lo aprendido con Cruyff". "Lo que tiene el Barça es mucho palique", tercia Kiko, que coincidió con Guardiola en la selección española y en el curso de entrenadores; "cuando habla, convence. Se dio cuenta de que el problema estaba en la cabeza de los jugadores y metió el bisturí. Ante el Almería, excepto Alves, todos estaban ya el curso pasado, pero parecía otro equipo".

"No nos engañemos", concluye el propio Guardiola; "la clave es que los jugadores son muy buenos. No hay entrenador que haga milagros".

Luis Martín en El País

domingo, octubre 26, 2008

Guardiola y la terapia de cantera

El Barça va bien otra vez, tras un par de años de extrema confusión. Ha cogido el hilo y lo ha cogido a través de la cantera. Entre los que había más los que Guardiola ha sacado de la chistera, media plantilla y medio equipo titular son de la cantera. Y no son los peores. Veamos: Xavi, Puyol, Iniesta, Valdés, ¡Messi!, Busquets, Bojan... Es reconfortante que en estos tiempos de tránsito de tránsfugas de un lado para otro, viento alentado por la sentencia Bosman más la codicia de los agentes, uno de los grandes clubes europeos se presente tan lozano y firme con una base tan tremenda de cantera.

Me alegra porque justamente a partir de la sentencia Bosman corrió la teoría de que ya no merecía la pena trabajar la cantera. Puesto que casi cualquier jugador era contratable, ¿para qué molestarse en hacerlos? Bueno, pues miremos las cuentas: al Barça la cantera le sale, euro arriba, euro abajo, por unos doce millones al año. Eso es lo que te cuesta un buen medio con despliegue, quite, orden y aceptable juego. Por ejemplo, Busquets. Busquets ya justifica un año de inversión en la cantera. Sólo que el Barça no tiene uno, tiene media plantilla, varios de ellos de valoración bastante mayor.

Algún caso puede ser casi un milagro, como lo de Messi, que vino como niño con síntomas de enanismo y se convirtió en crack mundial. Pero otros muchos casos son puro y simple buen trabajo, escuela, estilo de la casa. La lástima es que haga falta un gran fracaso de la línea compradora, con déficit de títulos y de dinero, para que se recurra a fondo a la cantera. Y sin embargo, una y otra vez se comprueba que la buena inversión en ella (en dinero, sensatez, personal competente y atención) arma un equipo con más seguridad y menos dinero que ninguna otra política. Aunque con menos comisiones, eso sí.

Alfredo Relaño en As

sábado, octubre 04, 2008

Partidos históricos: At.Madrid 4, FC Barcelona 3.




Esta noche se juega el primer partido grande de la temporada en Liga: FC Barcelona-Atlético de Madrid en el Camp Nou. Las últimas temporadas este enfrentamiento nos ha mostrado a los aficionados noches de emoción, espectáculo y goles. Resultados de todos los colores, victorias de ambos equipos, sobre todo en la década de los 90.

Aunque es una confrontación histórica (esta noche es la sexagésima vez que el Atlético visita al Barça en Liga), y sería injusto olvidar un montón de buenos partidos y futbolistas, todo empezó, al menos para quien suscribe, el 30 de octubre de 1993. Era la jornada 9 de aquella temporada, y el partido entre los dos equipos se jugaba en el Vicente Calderón. El Barcelona llegaba como líder con 12 puntos (y con tres Ligas consecutivas ganadas los años anteriores), el Atlético era décimo con 8 (la victoria aún valía dos puntos, e incluso se contaban los positivos y los negativos, ¿recordáis?).

Era la primera vez que veía al Barça en directo, aunque ya habia tenido oportunidad de visitar el estadio Santiago Bernabéu; no era por tanto mi primer día de fútbol en directo, pero desde luego fue mi primera noche de fútbol de verdad. La semana anterior al partido le pregunté a mi padre, no demasiado futbolero (o eso pensaba yo hasta aquel día) si me llevaba al partido. Tenía pocas esperanzas, la verdad. Además era televisado por las autonómicas.

Para mi sorpresa, me dijo que sí. Sacó un hueco entre semana para ir a las taquillas del Calderón y me pidió que le acompañara. Yo elegí el sitio y él pagó las entradas. No recuerdo el coste, pero sí que vimos el partido en un lugar estupendo y que mi padré no protestó demasiado por lo pagado.

Absolutamente inexpertos, no llevamos el típico bocadillo ni un mísero refresco. No importó. Desde que empezó el partido toda nuestra atención quedó exclusivamente para el césped. El Barcelona era el mítico Dream Team de Cruyff y Rexach en el banquillo. Aquel año añadió además al gran equipo que ya formaban a Romario. El brasileño había debutado un par de meses antes con un hat trick a la Real Sociedad mostrando sus capacidades. El Atlético de Madrid, a esas alturas de Liga, ya había cambiado de entrenador. Jesús Gil ya era presidente, y Ramón “Cacho” Heredia había reemplazado a Jair Pereira en la jornada 7. Aquel año también se sentaron en el banquillo rojiblanco Emilio Cruz, José Luis Romero, Santos Ovejero y Jorge D’Alessandro.

Lo que me primero me impresionó ya comenzado el partido fue la jerarquía de Ronald Koeman. Solo en el centro de la defensa, con Ferrer y Goikoetexea a su derecha e izquierda, mandaba con balón y sin él, y junto con Guardiola iniciaba el juego a su antojo. No tenía mucha cintura o velocidad, vale, pero era un placer observar a un libre de los de toda la vida.

La primera parte no tuvo historia. El Barcelona tejió una red en el medio campo a base de triángulos y toques cortos, con los ya mencionados Koeman y Pep acompañados por Amor, Eusebio, Txiki y Laudrup, imposible para el Atlético. Romario se encargó de materializar todo ese caudal ofensivo en goles: 0-3 al descanso, más un poste y un mano a mano fallado ante el portero. Mi padre alucinaba con Romario, pero aquella tarde descubrí que sí le gustaba el fútbol y que a quien realmente admiraba era a Cruyff. Ante mi asombro, me contó historias del holandés de su época de jugador, y que de los futbolistas de entonces quien más se le acercaba era Laudrup.

En la segunda parte, el objetivo azulgrana era obvio: seguir con el rondito, tocar atrás y aprovechar los huecos que dejara el rival. En esas estaban cuando un mal pase de Amor a Koeman dejó a Kosecki solo ante Zubizarreta: 1-3 al minuto dos de la segunda parte, y percepción rápida de que el partido no había terminado. Mi padre, lo recuerdo bien, me dijo: “el Barcelona no gana este partido”. Yo, ingenuo y confiado, le dije, claro, que eso era imposible.

Diez minutos más tarde, Pedro ya había marcado de falta el 2-3. El Barça, fruto de la relajación pero al mismo tiempo del miedo, había pasado de ser una máquina de tocar a otra de perder balones. Saque largo de Diego desde la portería, mal toque de cabeza de Ferrer y Kosecki empata. Cualquier cosa que llegaba al área de Zubizarreta era gol (algunas cosas no cambian aunque pasen quince años).

Quedaba un cuarto de hora de partido. López Nieto expulsa a Pirri y el Barcelona se decide a despertar y a recuperar un partido que tenía ganado. El Atleti, con un joven Kiko Narváez ya en el campo con el ‘16’ a la espalda, disfrutando y padeciendo al mismo tiempo de sus partidos favoritos, los épicos.

El Barça saca otro córner. La defensa local no está atenta y Eusebio le envío el balón por el césped a Romario dentro del área. Juanito le derriba, pero López Nieto no se entera y mientras los azulgranas protestan Kosecki ya va directo hacia la porteria. Contragolpe de libro que culmina Caminero. Minuto 88, 4-3 y delirio en el Calderón.

Mi enfado de joven barcelonista es notorio, pero cuando me giro a mi padre, recibo una bonita lección: “¿Cómo puedes enfadarte si has visto un partido memorable?”. Con el tiempo reconocí en mi padre a un aficionado al fútbol de verdad, con equipos que le resultan más o menos simpáticos pero por encima de todo degustador de buen fútbol y en los últimos años, lógicamente, del inglés.

Todavía hoy, sobre todo tras derrotas, pienso en aquella noche en el Manzanares. Seguro que hoy Messi y Agüero están a la altura de un gran partido como aquel.

30-10-1993, LIGA

ATLETICO DE MADRID-BARCELONA 4-3

At. Madrid: Diego, Quevedo, Pedro, Solozabal, Lopez, Juanito, Manolo (Pizo Gómez), Caminero, Luis Garcia (Kiko), Kosecki, Pirri.

Barcelona: Zubizarreta, Ferrer, Guardiola (Juan Carlos), Koeman, Eusebio, Bakero, Goikoetxea, Amor, Laudrup, Romario, Begiristáin (Nadal).

Arbitro: Lopez Nieto.

Goles: Romario (3), Kosecki (2), Pedro, Caminero.

Publicado originalmente en Notas de Fútbol.

Entrevista Radomir Antic

Antes de empezar con el fútbol, Radomir Antic se pregunta si alguno de los comensales que nos rodea habrá reparado en la perfección del rectángulo de geranios que aparece a nuestra espalda. Probablemente sólo la camarera, rumana, lamenta el técnico.

En su opinión, la abundancia opaca el valor de las pequeñas cosas. Antic la disfruta, con residencias en España y Serbia, pero cuenta que hace un esfuerzo diario por no extraviar las cotas de su propia perspectiva: quién es, de dónde viene... Por eso, cada vez que entra en su casa de Pozuelo, en Madrid, se detiene un instante en el jardín y bendice su suerte, como en el rito de una oración. No ha olvidado la lección de humildad que le dio su madre cuando le enseñó su primera fotografía como jugador en un periódico local: "Muy bien hijo, mañana todo el pueblo irá contigo al lavabo".

Ese pueblo, de hecho, ha acompañado a Antic en cada conversación, por ácidas que sus palabras resultaran para el maniqueo pensamiento occidental sobre los Balcanes, un laberinto que, como dijo Winston Churchill, "produce más historia de la que es capaz de digerir". Ajedrecista de excelente nivel, el técnico reorganiza ahora las piezas supervivientes sobre el tablero de la selección, a la que quiere devolver el "orgullo serbio".

Lo dice sin complejos, directo, como cuando recuerda su paso por el Atlético, el Madrid o el Barcelona: "Si algo me produce satisfacción es que muchos de los jugadores lograron conmigo los mejores registros de su carrera".
–Eso suena fuerte.
–Pero cierto. Por ejemplo, ahora vemos jugar a Xavi más adelantado, pero fue una apuesta mía. Cuando se lo propuse, me dijo que los centrales preferían que él sacara la pelota y yo le contesté que ese problema me lo dejara a mi. Lo mismo pasó con Butragueño. Le ordené que no presionara la salida del balón y él, soprendido, me dijo que podía hacerlo. Yo le expliqué que para eso ya estaba Aldana. Quería a Emilio con todas sus fuerzas para que probara su recorte en el área. Creo que sólo ha sido una vez pichichi, durante mi etapa.

También Hierro marcó muchos goles cuando lo adelanté al centro del campo. A Chendo, en cambio, le dije que era muy buen lateral, pero que no hacía falta que defendiera a su rival y a Míchel por delante.

Sin dinero

Habla con humor, pero también con mucha nostalgia por las obras que no pudo concluir, porque "siempre fui a los sitios en misión de rescate". En el Madrid lo cesaron cuando era líder y en el Atlético construyó un equipo campeón con poco presupuesto, en su primera etapa, para caer al descenso en una segunda de la que tiene muchas sospechas, de los árbitros y hasta de los propios jugadores.

De su paso más reciente por un grande, el Barcelona de Joan Gaspart, lo más parecido al camarote de los hermanos Marx, guarda un recuerdo agridulce, por la certeza de que puso buenos cimientos sin confianza de nadie, sólo de los jugadores.

"No nos acompañaron los resultados, pero otras cosas se hicieron de maravilla. Consolidamos a Valdés, que había sido apartado por Van Gaal, adelantamos la posición de Xavi, cambiamos de lugar a Motta y Overmars, y Kluivert y Saviola acabaron con 13 goles cada uno. El gran problema fue que se lesionó Cocu. Si no, habríamos aspirado a ganar la Champions. Fue muy duro. Teníamos partido, pero a nadie le interesaba hablar de eso, sólo de los líos del presidente y otras cosas. Cinco meses en el Barça fueron como cinco años", explica.

Bojan necesita sentirse valorado

–¿Qué habría hecho usted con Bojan?
–Necesita cariño, continuidad y, sobre todo, sentirse valorado. No va a ser el primer talento que por falta de esas cosas no llega hasta donde puede. Tuvo algunos problemillas con el propio Guardiola el año pasado y quizá ahora los está pagando. Como entrenador, leo entre líneas.

Para Antic, al que une una buena relación con el padre de Bojan, el caso está cerrado: "Escogió España, puedo entenderlo y le deseo lo mejor, pero yo también lo pretendía para mi país, nada más". Bojan lucha por un puesto en el Barça, entre otros, con Henry, del que el entrenador serbio cuestiona su actitud: "Nunca le he visto atacar un espacio. Espera a que llegue el balón. Si viene, bien; si no, aplausos. El partido contra el Espanyol –añade– demostró que al Barcelona le falta remate".

–¿Y qué le falta a su rival, a este Atlético de las ilusiones?. Su espasmódico castellano, que tanto se atropella y tanto comunica, se toma una pausa. Antic quiere ser preciso al hablar de un club al que, además de la profesión, le une el sentimiento. Es como hacerlo de la familia. No empieza por Agüero, como todos. "Maniche le ha dado algo que no tenía, movimiento en el espacio con y sin la pelota. Pero el compromiso del equipo con el balón no es regular. A veces da la sensación de que fuera deliberado, de que el Atlético no pretende dominar, sino aprovechar determinados momentos. Es un modelo fugaz, pero respetable", dice.

De Agüero destaca que no hace nada "gratuito" en el campo: "Todos sus movimientos están orientados hacia el gol. No hace nada por hacer, como otros jugadores. Tiene mucho margen para mejorar, aunque eso es difícil cuando ya está encumbrado por todos". No quiere hacer comparaciones entre su Atlético y el actual, pero recuerda que el del doblete se edificó desde la contención del gasto: "Cuando me hice cargo había 35 futbolistas pero no había equipo. Hicimos fichajes con poco dinero, como Molina o Santi, del descendido Albacete. Luego vino Pantic. Al año siguiente, pedí a Ronaldo, que estaba en el PSV Eindhoven, y Zamorano, pero me trajeron a Esnáider".

–Pues ahora en Serbia tiene menos donde escoger.
–Pero me siento más entrenador, porque yo decido. Tenemos jugadores que no son titulares en sus equipos, como Zigic, pero las lágrimas no solucionan problemas. El serbio tuvo siempre orgullo como hombre, y eso es lo que hay que recuperar primero para la selección. Después, confianza en el campo, y eso se consigue buscando el equilibrio entre dos pases fáciles y uno difícil.

A Antic se le escapa el último, al encontrarse la cuenta pagada, algo difícil en Madrid e imposible en Belgrado, donde el entrenador siempre deja paso al anfitrión de lo que el Nobel Ivo Andric describió como "una humanidad derrotada".

Entrevista de Orfeo Suárez en El Mundo.

 
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