viernes, diciembre 25, 2009

Boxing Day, la verdadera feliz Navidad



Nochebuena, Navidad, Año Nuevo. Días para juntarse con la familia y de buenos deseos. Esfuerzos de felicidad que muchas veces son difíciles de cumplir.

Sin embargo, para muchos de los que vemos, jugamos y disfrutamos del fútbol, creo que en estas fechas no íbamos a quejarnos demasiado si nos tocara pasar unos días en Londres, Manchester, Liverpool o Birmingham. Mientras todas las grandes ligas europeas detienen desde el pasado fin de semana su actividad durante casi las próximas dos semanas, la Premier League inglesa se dispone a vivir las jornadas 19 y 20 en este periodo, junto con la tercera ronda de la FA Cup y las semifinales de la Football League Cup (la antigua Carling Cup o Copa de la Liga). Días frenéticos, como su propio estilo en el césped: tendremos fútbol inglés de élite los días 26, 27, 28, 29, 30 de diciembre y el 2, 3, 5 y 6 de enero.

De todas estas fechas, la del Boxing Day es la que tiene mayor carga histórica. Es el 26 de diciembre, el día siguiente a Navidad. Se cree que el nombre (literalmente el día de las cajas), procede de una tradición desde casi la Edad Media por la cual los nobles elegían esta festividad para entregar a sus criados y sirvientes cajas con regalos o comida. Seguramente con esto se convencían de estar limpiando su conciencia con una buena acción...una vez al año.

Pasado el tiempo, siglos después, los verdaderos beneficiados son los aficionados británicos, que demandan con avidez fútbol en estas fechas, enseñándonos una nueva prueba de la auténtica raigambre popular de este deporte. Los estadios repletos, y con mucha afluencia infantil. Y los equipos, en lugar de tomarse estos partidos también con espíritu navideño, compiten al cien por cien, en ocasiones con especial rabia; alguna de las dos Ligas del Chelsea de Mourinho fue cimentada en las jornadas navideñas, con tres o cuatro victorias consecutivas para estirar el liderato de manera casi inalcanzable para el resto. Además, la tradición no es exclusiva de Inglaterra. El Irlanda del Norte aprovechan para jugar su derby este día, y en Escocia planifican un partido del old firm (Celtic vs Rangers) en el intervalo navideño.

Este año, en la Premier, nos encontramos por ejemplo con un Manchester United traumatizado por las lesiones en su línea defensiva que han convertido a Carrick en central (resultado, dos derrotas en los últimos tres partidos incluyendo un sonrojante 3-0 en Fulham), un Liverpool deprimido en demasiada mediocridad y, de nuevo, un Chelsea que ya es líder y que buscará aprovechar los días que faltan para la marcha de sus futbolistas convocados a la Copa África para acumular una buena reserva de puntos.

Supongo que hay opiniones contrarias a esta acumulación de partidos, (sonrío irónicamente al pensar lo que sería plantearlo aquí en España y eso que este año se han comprimido un poco más las fechas), pero con este adelanto de jornadas la Premier también concluye antes que el resto de ligas europeas, con el adelanto de vacaciones para los futbolistas o la mejor preparación física en caso de que ese año se juegue Mundial o Eurocopa. Sólo por que el fútbol, un gigante económico, piense por una vez en las vacaciones de su público antes que en otros intereses, ya merece la pena la tradición.

En Brit Corner - Agenda de partidos en Inglaterra

En Ddf - La fiesta del fútbol del Boxing Day

Publicado originalmente en Sportyou

domingo, diciembre 20, 2009

Las lágrimas de Pep



Ese momento, ese escaso minuto de tiempo en el que Pep Guardiola ya no pudo contener la emoción sobre el césped del estadio de Abu Dabi bien puede servir como símbolo del histórico 2009 del FC Barcelona y del papel de su entrenador en él. Para describir esa imagen con perspectiva y poderla comprender mejor, se debe recordar que hablamos de alguien que con apenas quince años de edad disfrutaba de recopelotas con Pichi Alonso y Víctor Muñoz en la remontada ante el Goteborg previa a la final de Sevilla, de alguien que al llegar a La Masía de niño infería como más importante poder ver el Camp Nou desde la ventana de la habitación cada mañana al levantarse de la cama.

Creo que debe ser algo que todos buscamos, unir devoción y profesión trabajando en lo que nos gusta. En la trayectoria de Pep desde el verano de 2008 en que promocionó del banquillo del Miniestadi al del primer equipo la pasión ha sido el rasgo más acusado. Pero la clave del éxito se debe a todo con lo que la ha acompañado.

Fe en el grupo de jugadores que heredó de la época de Rijkaard, quienes venían de dos temporadas aciagas en las que todos, en mayor o menor medida, abandonaron los hábitos de un deportista de élite; confianza en ellos sí, pero sólo en los que se comprometieron con él a seguirle y a cumplir con la exigencia que se recuperaba...ya no era el momento de Deco ni Ronaldinho. Esa fue su primera decisión. Vendrían más, arriesgadas, como el caso de Eto'o.

Perseverancia y asunción como propio para todos del estilo del club. Aquel que Johan Cruyff trajo en los bolsillos de una gabardina en 1988, aquel al que Van Gaal dio continuidad pese a su mala fama y a todo el ruido que le rodeó, aquel que Rijkaard mejoró mientras tuvo ganas y ánimo para trabajar...aquel estilo que Guardiola ha modelado y completado pero que ha convertido en irrenunciable. Con innovaciones desde la táctica pero también desde el corazón, como la charla en Roma previa a la final de la Champions o la leyenda de Abu Dabi: "Señores, si hoy pierden, seguirán siendo los mejores del mundo. Pero si hoy ganan, serán eternos".

Proyección de la grandeza del club desde la sencillez, desde el día a dia, concediendo a cada rival el mínimo respeto necesario y el estudio profesional de sus virtudes, en lugar de hacerlo desde la grandilocuencia. Dedicando, de verdad y no de boquilla, los mejores años de su vida a un proyecto como si cada partido fuera el último.

Pese a los seis títulos y al respeto generalizado, son sólo 18 meses de trabajo, ni siquiera es un carrera de varios años que pueda ser evaluada, como recordó ayer el propio Pep. Y nadie es perfecto, como ilustra la pérdida de nervios ante alguna decisión arbitral como la de Howard Webb ante el Bayern o la excesiva rigidez a la hora de conceder entrevistas sin el marco de las ruedas de prensa. Además, no olvidemos que el juego es de los futbolistas. Para lo bueno o lo malo, los verdaderos protagonistas de este circo son los pases de Xavi e Iniesta, las paradas de Víctor, la naturalidad de Busquets o Pedro, los cruces de Puyol, la ambición de Piqué o la genialidad de Messi. Pero si hay un caso en el que el entrenador merece situarse a la altura de sus jugadores, este es el de Pep Guardiola. A fin de cuentas, él también lo fue. Y de los mejores.

'El mito empieza a ser Guardiola' - Ramón Besa en El País
Guardiola por Marcos López en Futbolitis

Publicado originalmente en Sportyou

lunes, diciembre 14, 2009

El Proceso


En el derby barcelonés del pasado sábado, un agarrón del defensa españolista Baena sobre Xavi Hernández supone un penalty que decide el partido (1-0). Pese a que sólo los dos mencionados protagonistas saben realmente la intensidad de la acción, el hecho está tipificado como falta en el reglamento. Y pese a que seguramente, para cualquiera que haya jugado alguna vez al fútbol, es evidente que la intervención de Baena no impidió a Xavi seguir la jugada, las reacciones son desmesuradas e injustas. Los editoriales en la prensa hablando de “ayuda inadmisible” al Barcelona, los tristemente célebres conceptos interesados y ventajistas de Villarato y los grotescos debates radiofónicos por ejemplo en programas deportivos tan razonables y habitualmente educados como el “Tú Dirás” de RAC1 dejan en muy mal lugar a los periodistas deportivos, una vez más.

Peor incluso quedan los profesionales, los futbolistas del Espanyol que justifican su inferioridad con una jugada puntual y obvian la veintena de faltas cometidas en el partido u olvidan lo ocurrido en el no partido del año pasado, donde cometieron más infracciones todavía y disfrutaron de un partido con superioridad numérica por una injusta expulsión de Keita en la primera parte. Entonces no se les escuchó hablar de “jugada que ha cambiado el partido”.

Casi al mismo tiempo, el presidente, el director general y, con otro estilo pero con el mismo fondo, el entrenador del FC Barcelona, critican al Estado español por no permitir que la expedición azulgrana pueda volar a Abu Dhabi, sede del Mundial de Clubes de la FIFA, sin hacer escalas. Se permiten juzgar la decisión de Aviación Civil cuando el avión pertenece a una aerolínea turca (recientemente contratada por un generoso contrato de patrocinio) y por tanto la escala en Estambul es obligatoria. La indignación se produce antes del viaje y después nos enteramos que el tiempo de la parada apenas llegó a una hora.

Paralelamente, mientras el líder de la Liga deja España, el segundo clasificado pierde por lesión de ligamentos a uno de los jugadores con un físico más imponente de toda la competición, Pepe, en una desafortunada acción en solitario. El sustituto del portugués en el partido, Garay, decide la victoria en Mestalla para el Madrid con un gol con la coronilla, de espaldas a la portería y sin levantar los pies del suelo. Dos horas antes, la directiva del Real Zaragoza despide a su entrenador, Marcelino, con toda La Romareda clamando por su continuidad y en cambio por la salida de los responsables de la gestión del club.

En los otros dos campeonatos que compiten por la supremacía europea con la Liga española, Premier League y Calcio, sus mejores equipos son incapaces de ganar sus partidos ante rivales inferiores: Chelsea, Manchester United, Tottenham, Inter, Juventus y Milan. El dueño de este último club, Berlusconi, es agredido tras un mitin político y de manera casi instantánea surgen diversos grupos en la red social Facebook mofándose del ataque confundiendo la crítica necesaria con la ausencia de civismo.

En 1925, un año después de su muerte y contra sus deseos en vida, es publicada la novela El Proceso, de Frank Kafka, por iniciativa de su amigo y albacea Max Brod. En ella, el autor va dando forma a una serie de hechos consecutivos y aparentemente irrelevantes que, adornados por el mayor de los absurdos, legitiman sin embargo toda una denuncia ante la ausencia de cordura y de justicia. El fútbol parece condenado a discurrir en un interminable proceso cuyo final es difícilmente predecible pero, mientras tanto, su desarrollo se convierte en muchas ocasiones en insoportable.

Publicado originalmente en Sportyou

domingo, noviembre 29, 2009

El Madrid se queda sin premio...¡por ineficaz!


Su mejor virtud, el aprovechamiento implacable de su gran talento en las posiciones más ofensivas mientras el proyecto de Pellegrini crece y se consolida (sólo cinco jugadores madridistas repetían titularidad respecto al último clásico) abandonó al Real Madrid quizá el día en que más lo necesitó y en un partido en el que no mereció perder.

Ambiente de partido grande. Finalmente la lluvía no apareció y la grada del Camp Nou, mosaico incluído, atronó como nunca. Como ejemplo, veinte minutos antes del inicio se escuchó el himno barcelonista, con la megafonía apagada por un rato, con el aforo casi completado. Algo inaudito en el Estadio.

El Madrid, pese a que Casillas retrasaba incomprensiblemente todos los saques, tuteó al Barcelona. No se aculó en el área como otros años, adelantó la defensa e impidió el juego azulgrana en tres cuartos, el mismo que ilustró el pasado 2-6 del mes de mayo. Asumió su evidente papel de equipo grande, jugó al equipo local de igual a igual y fue muy inteligente: sin excesivo tránsito en el medio campo, ofreció muy a menudo balones para sus delanteros. En uno de ellos, Valdés evitó un gol cantado a Cristiano Ronaldo. Hubo más durante todo el partido. El Barça fue igual de valiente, pero, mezcla por su propia osadía y también por el juego del rival, su presión habitual, que existió, no fue tan sólida y homogénea como otras veces. Más distancia entre líneas, pocas ayudas de los hombres de ataque y bastante debilidad de Dani Alves por la banda derecha. Gran parte de estas dificultades las solventaron Piqué y Puyol; tremendos al cruce, sobre todo el capitán que mostró una auténtica exhibición de concentración y velocidad. Aún así, el Madrid, en arrancadas letales de Kaká o en rápidas combinaciones cerca del área, mereció algún gol. La imprevisibilidad del fútbol, parece increíble que ninguna de esas jugadas acabara en la red.

Mérito también para el FCB la última media hora, con 10 por expulsión de Sergi Busquets (Guardiola sabía que tenía que cambiarlo, tenía tarjeta amarilla había errado un par de pases fáciles tras una buena actuación y Touré ya calentaba en la banda. En su evidente cabreo con el jugador por esa mano voluntaria seguro que también existía esa duda de no haber movido ficha antes). Un poco antes, el gol de Ibrahimovic ya estaba en el marcador, y en general la presencia del sueco aportó oxígeno y líneas de pase a los centrocampistas. Casi sufrió menos el Barcelona en esa última fase, con Iniesta ya más centrado en el campo al mando, y pudo sentenciar con una gran ocasión de Messi, que lo intentó todo pero estuvo falto de ritmo y al mismo tiempo un poco acelerado. También pareció coincidir esta situación con la salida del campo de Cristiano; estuvo rápido y peligroso, pero por imperativo médico Pellegrini dijo que no estaba autorizado a jugar más de sesenta minutos. El partido estaba para él.

El futuro tras éste resultado nos dejará lo que ya teníamos. Un Barça reafirmado con los dos partidos de esta semana en el camino que inició en junio de 2008 y un Real Madrid que debe convencerse de que puede seguir creciendo como equipo, que por supuesto es competitivo y que si aumenta su juego de mediocampo disfrutará enormemente con la calidad de sus delanteros. Si, como demostró el partido, es capaz de tutear al Barcelona, debe dar un paso más en el juego y no refugiarse en el cómodo contragolpe (por momentos hoy lo consiguió). Tiene mimbres para hacerlo.

martes, noviembre 24, 2009

Sinfonía al ritmo de Iniesta


Miedo. Respeto al Inter de Milán, como poco, es lo que se respiraba en la grada del Camp Nou antes del partido decisivo de Champions. Los empates de Pamplona y Bilbao, la derrota en casa ante el Rubin Kazan, la próxima visita del Madrid, las lesiones, la gripe A...Un conjunto de factores que parecían rebajar la calidad y la confianza del equipo azulgrana.

Sin embargo, una vez más, el fútbol manda. Cuando empieza a rodar el balón, toda la cháchara accesoria que acompaña siempre a este tipo de partidos se termina y el show queda en manos (en pies) de los grandes. Y esta noche, el más grande fue Andrés Iniesta. Con Ibrahimovic y Messi finalmente en el banquillo, Guardiola dispuso a Henry como ariete, Pedro por la izquierda e Iniesta partiendo de la banda derecha. Pero Andrés no se quedó allí. Como en el clásico de 2007, el '8' azulgrana barrió todo el frente de ataque, con libertad, encarando, obteniendo pases que muy pocos pueden dar y combinando y apoyándose siempre en Xavi. Esta mezcla, este juego menos académico en cuanto a las posiciones fue imparable para el Inter. Ni vieron el balón. Contemplativos, conformistas detrás de la pelota. Decepcionantes. El pobre Eto'o, aplaudido a rabiar hasta que comenzó el partido y cerquita del final, comprobó la amrga diferencia que hay de jugar en el Barça a no hacerlo.

Alrededor de Iniesta, la primera parte del Barça fue una completa sinfonía. No faltó ningún movimiento. Presión a los defensas del Inter, defensa adelantada con Puyol y Piqué atentos, rápidos y con una jerarquía brutal, Sergio Busquets dando una lección de lo que debe ser un mediocentro, Keita aportando su trabajo habitual y Pedro valiente, descarado y, una vez más, sin desentonar en absoluto. Mención especial debe obtener también Abidal, que hace nueve días fue diagnosticado con una lesión muscular para tres semanas y encima se contagió de la gripe A; en un ejemplo de compromiso, jugó como nunca. Fue sustituido casi al final con un honesto aplauso del Estadio...y de Puyol, que le tuvo a su lado durante todo el partido y vio más cerca que nadie el trabajo de su compañero.

El partido deja dos conclusiones rotundas. La primera, que, efectivamente, no hay que dudar de este equipo. Ganará el triplete o no, ganará el sábado al Real Madrid o no, pero el hambre de este grupo se mantiene. La ilusión es lo más importante en el fútbol. Eso te lleva a incrementar el esfuerzo que sumado a la calidad futbolista forma un cóctel explosivo. La segunda, que la figura de Pep Guardiola no deja de crecer y de agigantarse. Pudo arriesgar más con los lesionados, pero arriesgó de otra manera: creyendo en su plantilla mientras el resto del mundo lloriqueaba (lloriqueábamos) por las ausencias. En rueda de prensa, ha dicho que él ve a sus chicos entrenar, y que por eso es tan optimista siempre. Impecable. Morirá con las botas puestas. Mourinho, también tras su paso por los micrófonos, se marchó tras alabar el juego del Barça, su estilo y su efectividad como colectivo. Con eso, viniendo de él, casi está todo dicho.

jueves, octubre 29, 2009

¡Qué poca memoria!


"De donde me voy no vuelvo"; "a los jugadores les decimos demasiadas veces que son los mejores del mundo y no he sabido educarles en el sacrificio y el esfuerzo"; "cambiados los entrenadores, sólo queda que se vaya el presidente". Volvió, de nuevo presumió de fichar a los más grandes y puede que esté cerca de despedir a su séptimo entrenador y envidar por el que es su quinto director deportivo desde su reelección en 2004. Ocurre que ahora el crucigrama es mucho más complejo, porque Florentino Pérez no sólo es rehén de su discurso dimisionario e inoportuno del 27 de febrero de 2006, sino que en su regreso asumió públicamente el error de su imprevisible renuncia. Visto el devenir del equipo y su pachanguero paso por Alcorcón, parece que sea la única rectificación de un presidente que ayer disertaba en Alicante sobre "Modelo de gestión del Real Madrid". Mucho tiene que decir al respecto quien ha capitalizado sin tachas una impecable administración económica y patrimonial de una institución que iba a la deriva, antes de su primera elección y el pasado mes de junio. Otra cosa es que la grandilocuencia de su mercantilismo sin fronteras haya estado acorde con la eficacia deportiva.

El fútbol, como otros deportes, tiene sus propias teclas, por pleistocenas que le parezcan a algunos gurús de las finanzas, y no siempre es cuestión de chequera. En el campo las cuentas a veces no cuadran. No basta con presupuestar 250 millones en fichajes. Florentino Pérez lo pudo comprobar en su segundo mandato. De alguna forma, el modelo que propone lleva implícito un mensaje subliminal que, ahora como entonces, parece haber calado sin remedio: como están los mejores, victoria segura; como están los mejores, qué importa quién entrene; como están los mejores, qué más da si faltan piezas para el mecano; y como están los mejores, el talento se impondrá donde no alcance el voluntarismo, la entrega. En Alcorcón, el fútbol volvió a desmentir al presidente. Como ya sucedió, no frente al enérgico Sevilla, sino ante el asilo de un Milan de la cuarta edad y el juvenil entusiasmo del Sporting.

El Madrid vuelve a ser víctima de su propaganda. Hay tal apelotonamiento de solistas que no sólo falta coro, sino que aquellos no se encuentran frente al espejo. Mientras tanto, los mejores son los de casi siempre (Casillas y Raúl), se amotina un clásico de los enredos (Guti) y el técnico de turno lo mismo retrasa una sesión de entrenamiento por una feria de audis como luego impone unos ejercicios espirituales antes de cruzar la M-30 hacia Alcorcón. Eso sí, coartadas, todas. Unas cuantas goleadas contra algunos equipos palmeros y se puso el acento de la excelencia en los marcadores. El juego dejó de ser objeto de debate. La excusa rutinaria: falta tiempo. Mientras en Barcelona su entrenador expresaba en público su disgusto por el mal juego con el que se goleó al Atlético, en Chamartín nada de autocrítica, los goles como maquillaje, como blindaje ante una prensa en la diana, como si la grandeza del Real Madrid no obligara la máxima exigencia. Si algo evidenció el bochornoso tránsito por Alcorcón es que, incluso, la crítica hasta había sido indulgente. El daño provocado siempre será muy superior a cualquier heroicidad que se quiera vender en caso de remontada ante un Segunda B. El futuro del Madrid no puede depender de falsas gestas, ni de la recuperación del jugador más caro del planeta, ni del toque absentista que quizá sin querer destila su entrenador, ni del talonario sin fondos del presidente. El mañana pasa por la autocrítica en todos los peldaños jerárquicos, porque las hollywoodienses presentaciones estivales no tengan más focos que una cita copera en Alcorcón, porque el dinero no quiera desmentir al viejo juego del fútbol, que se las sabe todas, y no siempre se deja comprar sus emociones. En definitiva, porque nadie tenga que calcar el discurso de aquel 27 de febrero de 2006. Tiempo hay para ello. Nada está perdido, salvo que nadie quiera mirar por el retrovisor. Con el mejor ingeniero presidencial posible, con un entrenador que se había ganado el crédito para estar en el Madrid, con un director deportivo, sabio y reflexivo, con experiencia en todas las aristas del tinglado y una plantilla con agujeros, pero deslumbrante como pocas, nada hace impensable un despegue inmediato. Eso sí, con otro discurso, con el que el propio Florentino Pérez lamentó no haber sabido inculcar en su etapa anterior. Si sostuviera que lo ha intentado en la trastienda, en Alcorcón vio el resultado.

José Sámano en El País

miércoles, octubre 21, 2009

FCB-Rubin Kazan: el partido de cada año



Todas las temporadas, hay un par de partidos en el Camp Nou en los que el FC Barcelona domina, dispara, crea ocasiones pero no gana. A veces incluso pierde, como ayer ante el Rubin Kazan (1-2). Siempre ante rivales inferiores que se encierran en su campo sin mayor pretensión.

Más de veinte tiros a puerta, dos remates a los postes, y eso dando por bueno el tópico de que el Barça no jugó como el año pasado. El otro lugar común que comenzará a hacer fortuna en los próximos días es que los rivales ya le han cogido la medida al equipo azulgrana. Esto no dice demasiado a favor de los equipos que ya tuvieron más de sesenta partidos el curso pasado para aprender el método blaugrana, y en contadas ocasiones lo consiguieron. Ordenar marcajes al hombre, castigar los tobillos de Messi sin balón o poner nueve hombres al borde del área mientras te aferras a un rosario y das las gracias al cielo no es descubrir la pólvora futbolística.

Tras acabar el encuentro, Xavi decía que "el resultado había sido una desgracia", y Guardiola insistía en que el equipo había jugado bien. No fue tan crítico como, por ejemplo, tras la victoria ante el Atlético de Madrid (5-2). Anoche el campeón ruso obtuvo su primer gol con un disparo increíble tras un saque en largo de su portero y un mal control de Márquez, y el segundo en un impecable contragolpe pergeñado por ese jugador tan interesante que es Domínguez. Pero fueron sus únicas llegadas al área de Valdés.

Sin embargo, dicho todo lo anterior, el extraño resultado no debe eximir de cierta autocrítica al vigente Campeón. Con el empate de San Siro entre Inter y Dynamo de Kiev (2-2), la clasificación del grupo queda muy igualada: 4 puntos para el Barça, Rubin y Dynamo, y 3 para el Inter. Con ello, los barcelonistas deberán de olvidarse del pánico a jugar en el este en invierno como si fuera imposible y presentarse dentro de dos semanas en Kazan a ganar el partido, como cualquier otro. No se puede pretender estar clasificado antes de tiempo, ni eliminar de la competición dos partidos de los seis. Lo mismo para la visita del equipo de Mourinho al Estadi a finales de noviembre: "Es que el Inter es más peligroso a domicilio que en Milán". Claro, y San Siro es un campo difícil. Más tópicos. La derrota de ayer es subsanable y, como cada año, para ser primero en la liguilla hay que sumar 10-12 puntos. El Barcelona lleva cuatro y le quedan nueve por jugar. Salen las cuentas.

Futbolísticamente, apuntes a tener en cuenta para el futuro. No tiene mucho sentido sustituir a Pedro por Bojan si vas a dejar al delantero de Linyola en la banda izquierda. Allí dejan de funcionar sus virtudes dentro del área y encima te arriesgas a pérdidas de balón como la que antecedió al segundo gol ruso. Iniesta viene de una durísima recuperación, y tras el exigente partido de Valencia, anoche se comprobó que aún no tiene una correcta condición física, con lo que erró pases y jugadas impensables en él. Así, mejor situarlo en la punta. Menos recorrido y menos esfuerzo que en el mediocampo. Y por último, si una de las razones del cambio Eto'o - Ibrahimovic es tener más recursos ofensivos, si vas perdiendo y quedan pocos minutos juega un poco más en largo y aprovecha la altura del sueco y su facilidad para el remate y para el juego de espaldas a portería. Es una opción alternativa aprovechable ante situaciones de partido como la de ayer.

En DDF - Leer positivamente las derrotas
En El País - Crónica del partido por Ramón Besa

jueves, octubre 15, 2009

Florentino en la CNN



"Debemos fascinar y conquistar el corazón de los aficionados de todo el mundo. Ganar y dar espectáculo". Éste es uno de los titulares que nos deja la entrevista de Florentino Pérez ayer en la CNN. Como deseo es muy loable. Como objetivo público de un presidente de un club como el Real Madrid, más discutible.

Mientras desde la dirección deportiva, Valdano y Pardeza, tratan de quitar del césped la presión de la inversión económica realizada por el club, mientras intentan ganar tiempo para ensamblar un equipo, mientras se intentar evitar las comparaciones con el juego del FC Barcelona, el presidente la devuelve de un plumazo.

Tras la derrota en Sevilla y las dudas del equipo en los partidos ligueros de casa ante rivales muy inferiores, se había recurrido a los tiempos del fútbol, a la dificultad de convertir a un equipo que hace cinco años que no juega unos cuartos de final de Champions League en una máquina de jugar bien fútbol en apenas un mes. Muchos medios y aficionados niegan que el Real Madrid tenga que jugar como el eterno rival, apelando a otras virtudes históricas del club.

Por tanto, ¿a qué se refiere Florentino con el espectáculo? Por una de esas coincidencias de la vida, un buen amigo se encontró en septiembre, durante el primer parón liguero por las selecciones, con Pep Guardiola en un hotelito de Formentera. Después se ha sabido que la familia Guardiola compartió esas mini vacaciones con...Jorge Valdano. Se dice que la admiración entre ambos es grande y mutua. Que comparten ideología futbolística y la manera de llegar a los triunfos. Valdano, que no es estúpido, mataría por que su equipo jugara como el rival. Sólo hay que repasar su etapa como entrenador o sus comentarios en Marca o en las retransmisiones de La Sexta de la temporada pasada. Pero no tiene jugadores para hacerlo. No tiene a Xavi o Iniesta. Xabi Alonso tiene muchas virtudes pero ni está dotado ni dispone de los compañeros adecuados alrededor para organizar una orquesta de juego al toque como la del Barcelona. Ataques rápidos, frontales, buscando la calidad individual de Kaká o Cristiano Ronaldo, y las definiciones de Benzemá. Por eso Valdano disimula y busca paciencia, y evita comparaciones mientras proclama otra manera de jugar. No se la cree, pero no tiene más remedio.

Hay muchas maneras de jugar bien al fútbol, e incluso de ganar partidos y títulos. Pero la excelencia, oportunamente avisada a navegantes ayer por Florentino, es otra cosa. El Madrid ha goleado a casi todos sus rivales en lo que llevamos de curso y la afición del Bernabéu, un poco aletargada en los últimos tiempos, no está satisfecha. Contra el Tenerife o el Jerez hubo pitos en las gradas. Se ha elevado el nivel de exigencia. Eso es muy bueno, ¿pero en qué dirección?

Florentino lo quiere todo. Como, humildemente creo que no ha aprendido la lección de su anterior etapa, cree que con poner un puñado de estrellas en el campo está todo hecho. El álbum de cromos del que habla Valdano. Difícil tesitura. El Madrid debe poner toda su estructura a trabajar en la misma dirección. Con casi un entrenador por año en la última década, el estilo ha quedado difuminado. Ganar por ganar no es una propuesta futbolística. Ganar lo quiere todo el mundo. Para ganar mucho hay que definir un método y trabajarlo. Eso es lo que no tiene el Real Madrid ahora mismo. Hablar de dar espectáculo es gratuito si no sabes cómo hacerlo. El equipo tiene mimbres y debe tener tiempo para conseguirlo, pero si averigüa de qué manera. La ilusión de ganar la Champions en Madrid este mayo es perfecta, pero debe estar fundamentada en algo. ¿Lo conseguirán? Involuntariamente, de verdad, no me he acordado de Pellegrini hasta el final del artículo...mala señal.

En El País - El Barça no quiere ser el Madrid
En Futbolitis - El Madrid no quiere ser el Barça

miércoles, octubre 14, 2009

¿Solución de Selecciones?


El fútbol de selecciones nacionales tiene dos vértices opuestos. Por un lado, las grandes competiciones, el Mundial, la Eurocopa, la Copa de África o choques en Sudamérica que trascienden lo deportivo como el apasionante Uruguay vs Argentina de esta noche. Ver en la jornada anterior cómo estaban los estadios de Rusia, Serbia o Irlanda resulta estimulante para cualquier buen aficionado.

Por el otro extremo, las lesiones y el calendario demencial de la mayoría de los partidos que ponen a jugadores y clubes en una posición dificilísima. Resulta increíble que, por ejemplo, Brasil juegue un partido en la madrugada del jueves en Europa y que el sábado se dispute competición liguera en España o Inglaterra, irracional. Por no hablar de casos como el de Cristiano Ronaldo y tantos y tantos otros que han ocurrido en las últimas temporadas. Jugadores que cobran salarios muy elevados y que se pierden semanas o meses de trabajo con sus equipos, que no reciben absolutamente nada a cambio.

¿Soluciones? Existen, pero supongo que van en contra del avaricioso afán recaudatorio de FIFA y UEFA. Tarde o temprano, el calendario futbolístico ha de ser compartimentalizado. Diez meses para las competiciones de clubes, uno para las selecciones y otro de vacaciones para los jugadores. Empezando por el final, debe garantizarse este período de descanso para los verdaderos protagonistas de este negocio. Ese mes resulta más que suficiente, como cualquier trabajador, y terminar con temporadas agotadoras que no acaban nunca u otras en las que el parón se va a dos y tres meses, lo que tampoco resulta demasiado beneficioso para un deportista.

Respecto a las fases de clasificación, se debe mirar a otros deportes. Aprovechar Europeos para definir un cierto número de equipos ya clasificados para el siguiente Mundial, como se hace en el baloncesto. Y desde luego, reducir los partidos. Grupos de cuatro países, que jueguen a doble vuelta. Total, seis partidos. Es absurdo que después de una fase previa de casi dos años, una vez terminada tengan que jugarse ¡partidos de repesca! Como si no hubieran tenido suficiente tiempo. Estaría bien realizar una encuesta seria y global entre todos los seleccionadores del mundo y preguntarles qué prefieren: si tener a los jugadores cuatro o cinco días cada mes, entre partidos ligueros y de Champions League, machacados por el esfuerzo, o disponer de ellos durante cuatro o cinco semanas consecutivas, donde se pueda realizar un trabajo psíquico y táctico adecuado a la extrema profesionalización actual del fútbol. Insisto, se puede. Siempre, claro está, que prime lo deportivo a lo económico. Ahí está el problema.

Por último, la actualidad obliga o pronunciarse sobre el mal intencionado debate de los últimos días respecto a la marcha de la concentración de la selección española de algunos futbolistas. Dudas sobre el compromiso, quejas sobre desigualdad de trato...Para mí, el problema comienza cuando, estando España ya brillantemente clasificada para el Mundial, Del Bosque pone a jugar noventa minutos, en Armenia, a futbolistas claves en sus equipos y que, más importante, el seleccionador conoce perfectamente y no necesita obtener ninguna nueva conclusión sobre ellos. ¿Qué hacen Ramos, Xavi, Puyol, Senna, Marchena o Fernando Torres, con toda su experiencia y recorrido en la selección, siendo titulares en Yerevan? Don Vicente, aproveche estos dos partidos para observar a futbolistas nuevos que igual necesita como complemento a los titulares en el Mundial. Eso es también parte de su trabajo. Porque si no, conociendo a la prensa deportiva de este país, después, liberando a unos sí y a otros no, ya es imposible.

lunes, octubre 12, 2009

Desestabilización, esa palabra


En el contexto futbolístico, es una palabra que utilizaron con profusión hasta desgastar cualquier buena acepción que pudiera tener, personajes de tan alto nivel como Núñez, Mendoza, Sanz, Lopera, Caneda, Gaspart o Jesús Gil. Parecía desterrada del debate futbolístico, pero Joan Laporta vuelve a traérnosla a primer término cuando la creíamos felizmente olvidada.

El presidente barcelonista compareció ayer en el acto conmemorativo de los cincuenta años de la Peña Barcelonista Joan Gamper de Amposta, Tarragona. Al mejor estilo de la tristemente célebre noche del "Al loro, que nos embaucan, que no estamos tan mal", e imitando las soflamas populistas que también ante sus peñistas realizaba otro gran comediante llamado Ramón Calderón, Laporta realizó otro ejercicio de verborrea imparable, uno más desde que acabó la pasada temporada, teñido de populismo ante un auditorio, eso sí, entregado. Siempre me pregunto: ¿los presidentes, en pleno siglo XXI, no se dan cuenta de que sus arengas a las peñas, por muy remoto que sea el lugar (y no era el caso) son grabadas y difundidas, y que les dejan en muy mal lugar?

Laporta, que casualmente permanecía más o menos callado desde el escándalo de espionaje entre sus directivos por motivos pre-electorales (lo que en un burdo eufemismo se llamó auditoria de seguridad), cargó con un pobre argumento ante las críticas sobre la mencionada investigación y sobre dos agrias discusiones públicas en las que ha vuelto a meterse últimamente, con el presidente cántabro y con el extremeño. Habló de que su catalanismo y el del club, el 2-6, el triplete son los motivos por los cuales se le ataca a él personalmente, en un intento, por supuesto, de conseguir la desestabilización, esa gran palabra, del FC Barcelona.

Laporta acaba su segundo mandato esta temporada. En estos casi ocho años, ha luchado contra los ultras y prácticamente los ha expulsado del Camp Nou, ha limitado los mandatos a dos de cuatro años con lo que resultará imposible perpetuarse en la poltrona, ha otorgado una imagen de compromiso social al club con el acuerdo con Unicef, lo ha modernizado y ha gestionado de manera bastante razonable el aspecto económico. Deportivamente, tres Ligas y dos Champions League más lo que pueda obtener este curso. Sólo dos entrenadores en este período, y apoyo y continuismo a la política de cantera.

Por todo lo anterior, si él reflexionara un poco, resultará muy decepcionante que con el paso de los años no sea recordado por el mejor presidente de la historia del club (ya es el más votado en unas elecciones) debido a su arrogancia y a una pose de soberbia que se ha acentuado con el paso de las temporadas, con episodios muy desagradables (el aeropuerto y los calzoncillos, el chófer).

Sr. Laporta: el catalanismo del FC Barcelona es innegable. La labor del club durante períodos como la dictadura franquista, la vía de escape que el Camp Nou y el equipo suponía como lugar de expresión suponen un legado histórico que debe administrarse de manera inteligente, no ir arrojándolo a la cabeza de aquellos que no están de acuerdo y que jamás se van a detener a pensar en ello. Los triunfos en el campo, los títulos, son un imán para llegar a nuevos aficionados y a nuevos mercados. Si, como usted dice, estamos ante el Barcelona más catalanista pero a la vez más universal de todos los tiempos, aprovéchelo y actúe en consecuencia. Defienda los orígenes catalanistas del club y adáptelos a los tiempos actuales. Se puede, y sin excluir a nadie. Por eso el Barça es més que un club, por cómo nació, por cómo se comportó como institución en momentos en que casi nadie podía dar la cara y por cómo camina hacia el futuro siendo un estupendo modelo. En último término, es algo que compete a los socios y aficionados del club, y en todas las asambleas el reconocimiento catalán del club es lo que arranca más aplausos. Perfecto. No lo use para descalificar a nadie. Ofrezca el respeto que dice que le niegan.

Claro que el triplete y el 2-6 hacen daño a los rivales (o a los enemigos, si lo prefiere). Pero lo hacen deportivamente. El dolor ha supuesto, por ejemplo, que Florentino Pérez haya tenido que realizar una inversión económica brutal en un sólo año, seguro que desaconsejada desde todo punto de vista, para evitar que ese equipo, el del 2-6, se presente en el Bernabéu en mayo del 2010 y gane otra Copa de Europa. Pero, sr. Laporta, no sea narcisista y piense que todo esto es por usted. Siendo muy respetable su catalanismo desacomplejado en su vida privada (ahí sí defenderé que ser presidente de un club no debe ser óbice para que pueda posicionarse y opinar políticamente como ciudadano), lo que realmente puso al FC Barcelona en el mapa fue Johan Cruyff. En el episodio dedicado al holandés que abre el buen documental Recordá, Míster, que el canal Barça TV ha puesto en marcha, se observa nítidamente. Esa ilusión, esa dimensión internacional, ese estilo futbolístico que, sr. Laporta, dura hasta nuestros días, es lo que produce dolores de cabeza a los rivales. Y si el catalanismo también, no tendrá nada que ver con el fútbol ni hará ganar o perder partidos.

Debería disfrutar de lo ganado, de lo que ha ayudado a construir y ver desde el palco cómo progresa el equipo de Pep o desde el Palau si el ambicioso proyecto del basket es capaz de regresar a la Final Four. Porque la batalla electoral la tiene perdida; si piensa, por un momento, que ningún candidato de la actual directiva tiene alguna opción, es que no vive en la realidad. La moción de censura no está tan lejos, y cuando se celebren las elecciones, sin usted, ninguno de los delfines investigados y/o investigándose tendrá nada que hacer. Sandro Rosell y Ferrán Soriano se disputarán el cargo...¿los recuerda? Y podrán hacerlo bien, sobre todo si se fijan, sr. Laporta, en sus aciertos y en sus postreros errores.

lunes, agosto 31, 2009

La rabia de Wenger




La pasada jornada de la Premier League nos obsequió con un nuevo capítulo de la histórica rivalidad, acentuada si cabe desde la década de los noventa, entre el Manchester United y el Arsenal...de Arséne Wenger.

Los gunners, aparentemente disminuidos para la presente campaña con las bajas de Adebayor y Kolo Touré y el único y modesto fichaje de Vermaelen, comenzaban la temporada con dudas, al menos desde la puerta del vestuario al exterior. Sin embargo se presentaban el Old Trafford con dos victorias (goleadas, además) ligueras y con el acceso a la fase final de la Liga de Campeones tras eliminar de manera solvente al Celtic de Glasgow a doble partido.

El Arsenal, con la baja de Fábregas, fue mejor que el United durante la primera parte, manejando el balón, teniendo el control de lo que ocurría y mostrando ciertas carencias en el equipo de Ferguson, que sólo sobrevivía de correr tras la pelota y dependía de si Giggs, situado en la media punta, podía encontrar algún pase hacia Rooney, único delantero de los locales.

Y, justo tras el descanso, Arshavin encontraba la portería de Foster y situaba el 0-1 en el marcador. Merecido. A partir de ahí, la historia bastantes veces repetida en el Arsenal. Absurdo penalty de Almunia que transforma Rooney y gol en propia meta de Diaby que suponían el buen fútbol y la mejor impresión para el grupo de Wenger y la victoria y los tres puntos para el United.

La derrota ha escocido a Wenger. Ya se marchó expulsado poco antes de terminar el partido tras protestar un fuera de juego a Van Persie pateando una botella de plástico en la banda. Parecía que habían empatado casi al final del partido, pero era offside. El incidente además creó una extraña situación con el francés tratando de acomodarse y el árbitro reclamándole que se alejara más. Incluso, con los brazos en alto, ligera e irónicamente sonriendo y con los aficionados del United al lado partiéndose de risa, Wenger escenificaba su enfado. Hoy, la asociación de árbitros inglesa anunciaba que la expulsión no había tenido sentido y que se disculparían por ello.



Después, en rueda de prensa, Arséne se despachó a gusto, quejándose de que el ManU practica el anto fútbol para ganar, que abusan de las faltas y tirando con bala contra Darren Fletcher advirtió que "He visto a un jugador que sólo está en el campo para cometer veinte faltas sin que vea ni la tarjeta amarilla".

La frustración de Wenger es comprensible. Desde 1996, cuando aterrizó en Londres, su trabajo al frente del Arsenal es impecable. Tanto en gestión deportiva, táctica y financiera. Sin embargo, la lejanía en el tiempo del último título del Arsenal (FA Cup 2005) comienza a pesar, y su club no puede competir económicamente con Chelsea, ManU, Real Madrid o FC Barcelona.

La construcción y consecuente amortización del nuevo Emirates Stadium está condicionando mucho las finanzas del club, y Wenger ha radicalizado en el buen sentido su apuesta por futbolistas jóvenes, que son lanzados a la arena de manera rápida y casi siempre efectiva. Fábregas parece un auténtico veterano con 22 años. Diaby, Denilson y Song son capaces ya de sostener un medio campo. Nasri y Walcott son realidades. Rosicky y Eduardo deben ir recuperando su nivel tras sus graves lesiones. Bendtner es un buen proyecto de ariete e incluso comienzar a surgir promesas no sólo de fuera de Inglaterra sino también locales, como Ramsey o Wilshere. Este trabajo de Wenger es irreprochable, y difícilmente ningún equipo juega tan bien al fútbol y de manera tan deliciosamente orquestada como el Arsenal (obviando el Barça, claro), pero sin puntales para los jóvenes como fueron Henry, Viera o Bergkamp en su momento, sin estos pluses que cualquier equipo grande necesita, el acceso a los títulos se complica.

Sin embargo, ahí continúa el profesor francés. Fiel a un ideario que puede presumir incluso de ser el único en haber dicho No a Florentino Pérez. Wenger es un caballero universitario que habla seis idiomas pero es muy beligerante con los temas en los que cree y ya no se calla. Ha sido muy crítico con el fútbol español, R.Madrid y Pérez, y también con el Barcelona. Harto de que cada verano ambos equipos pretendan quitarle a Fábregas, declaró abiertamente algo que resulta difícil rebatir: "No ayuda que en el fútbol cualquier candidato a presidente de estos equipos, aunque no tenga opciones de ser elegido, pueda anunciar cualquier nombre sin ninguna consecuencia. En España la gestión de los clubes es más política que deportiva".

Recientemente, ha advertido de que la política fiscal en Inglaterra, que supone que un sueldo de un futbolista de élite sea más barato fuera de las Islas para el resto de equipos continentales, puede terminar con los días de gloria de la Premier. Relacionado con esto, se ha quejado de la desigualdad de condiciones económicas entre equipos que compiten entre sí, y por tanto deberían hacerlo de manera equidistante, en la Champions League, con lo que denominó dopaje financiero: "Los clubes no deberían endeudarse más allá de su pura capacidad de generar ingresos. Nosotros vivimos con el dinero que producimos, mientras otros tienen ingresos artificiales de sus propietarios. Nosotros pagamos los sueldos considerando nuestro potencial real y el tamaño de las estructuras del club".

Avisa también de que con estos volúmenes de gasto y de porcentajes de inversión de los presupuestos de los equipos en en sueldos, puede dejar pequeña e insuficiente la actual Liga de Campeones y abocar al fútbol a una Superliga Europea que liquide las ligas domésticas y lo que ello significaría. El fútbol no es sólo la élite, como tiene claro Wenger y como comienza a asumir Michel Platini, presidente de la UEFA (hay proyectos en marcha de límite de gasto en fichajes y topes salariales).

Wenger, quizá el último romántico, cree que en la jungla de multimillonarios, jeques árabes y bancos con la llave de la caja ligera, al Arsenal lo que le queda es crear un estilo de juego, una cultura de club: "Cuando un chico llega hasta arriba a los 16 ó 17 años, tiene un alma, un amor por el club, porque ha sido educado aquí. Esto nos da una fortaleza que otros clubes no tienen".

La última, ha sido la defensa de Wenger de sus propuestas frente a quienes le critican por empeñarse en un estilo ofensivo y de pase que no está aportando títulos al club: "¿Cuál es equipo de más éxito del mundo? Brasil. ¿Y qué es lo que hacen? Buen fútbol. ¿Quién lo ganó todo el año pasado? El Barcelona. ¿Y qué es lo que hacen? Un fútbol precioso". Así remata su argumento: "Yo no estoy en contra de ser pragmático, porque ser pragmático es dar un buen pase, no un mal pase". Así de simple.




martes, agosto 04, 2009

Robson, pasión por el balón y por la vida


Pequeño homenaje a un caballero del fútbol, sir Bobby Robson.

En julio de 1995, cuando entrenaba al Oporto, a Bobby Robson (Langley Park, Inglaterra; 1933) le diagnosticaron un tumor maligno en el cerebro. El especialista del hospital Royal Marsden, de Londres, le explicó todos los detalles de la compleja operación a la que se tendría que someter. Cortarían por encima del labio superior, alrededor de la nariz; abrirían un agujero en el paladar y, si todo iba bien, le extraerían un trozo de tejido canceroso del tamaño de una pelota de golf.

Su esposa, Elsie, me contó que la respuesta de Robson fue: "Vale. ¿Cuándo podré volver a trabajar?". El médico no dijo nada, recordó Elsie Robson. Le miró, boquiabierto. Había explicado el temible procedimiento a sus pacientes muchas veces, pero nadie había respondido con tan seca tranquilidad. El médico sabía además que, después de semejante operación, uno no se recupera lo suficiente para volver a hacer una vida normal. Pero Robson era un hombre fuera de lo común. Pasado un mes, ya estaba hablando por teléfono mañana y noche, planeando la temporada entrante. En noviembre volvió al trabajo, seis meses después conquistó el campeonato portugués y en la temporada siguiente, la de 1996-97, ganó tres trofeos con el FC Barcelona de Ronaldo: Recopa, Copa del Rey y Supercopa de España.

Bobby Robson, que murió el viernes pasado, a los 76 años, tras perder la última de sus cinco batallas contra el cáncer, elevó el concepto loco por el fútbol a una categoría desconocida. "Es mi droga, es mi vida", decía Robson, que ejerció como profesional durante 60 años, que jugó para la selección inglesa y después la entrenó, que ganó títulos en cuatro países. Vivía un partidillo de entrenamiento, seis contra seis en un campo reducido, con la misma intensidad que una final; veía todo el fútbol que podía en televisión, todas las Ligas de todos los países, y trataba a sus jugadores como si fueran sus hijos. Cuando estaba en el Barcelona, no se cansaba de hablar del talento puro de Ronaldo o de la tenacidad de Luis Enrique, en cuya dedicación al trabajo Robson veía un fiel reflejo de la suya. "I love Luis Enrique", me dijo una vez; "I love him!" ["¡adoro a Luis Enrique, le adoro!"].

Pero Robson no sólo amaba el fútbol. Amaba la vida. Vivía cada día, cada hora, cada minuto con el más puro entusiasmo, como un niño con un juguete nuevo, en un estado de permanente excitación. Estuve una mañana paseando con él en Sitges, el pueblo en el que vivió cuando entrenaba al Barcelona. Cualquiera que nos hubiera visto habría pensado que él trabajaba para una inmobiliaria y me quería vender una casa: "¡Mira las flores en esa terraza! ¡Qué preciosas!, ¿no? ¡Mira el paseo marítimo! ¡Qué grande! ¡Mira ese olivo! ¡Dos mil años! ¡Desde antes de Cristo!". Me acuerdo de que nos acercamos a una tienda en la que vendían cuadros. "Mira esos paisajes", me dijo; "esas mujeres vestidas de negro. ¡Qué belleza!".

A Robson le encantaba Sitges, y Barcelona también. "La catedral, las obras de Gaudí, el paseo de Gracia, Santa María del Mar: wow, wow, wow! ", exclamaba. Descubrí que sentía pasión por el teatro y que incluso de vez en cuando leía novelas. Y que le gustaban otros deportes. Veía rugby, jugaba al golf. Lo curioso es que le quedase energía para el fútbol, deporte del que vivía, pero que además amaba como el más apasionado forofo. Iba a ver partidos en campos ajenos por el puro disfrute de hacerlo, sin que hubiera ningún motivo profesional.

Una noche volvimos a su casa en Sitges a la 1.45 de la mañana. Estaba agotado. Había sido un día largo. El Barça jugaba contra el Madrid en menos de 48 horas. Pero se quedó despierto hasta las 2.25, hora en la que pasaban en televisión los resúmenes de un par de partidos (de poca trascendencia, recuerdo) que se habían disputado esa noche en Inglaterra.

Murió el viernes por la mañana. Desde el lunes había estado en la cama, agonizando. ¿Pero qué hizo el domingo? Fue a un partido. Un partido benéfico, en su honor, para recaudar fondos para la lucha contra el cáncer. Fue en Saint James Park, el estadio del Newcastle, el equipo que iba a ver jugar con su padre cuando era pequeño. La ovación con la que le recibió el público cuando entró en un campo de fútbol por última vez, en una silla de ruedas, combinó afecto, orgullo y admiración. Hay muchas ovaciones en el mundo del fútbol. Pocas han sido tan merecidas como ésa.

John Carlin, en El País

viernes, julio 10, 2009

Si por mi fuera...


...yo no ficharía a nadie", Laporta dixit.

En otra píldora más de la dosis verborreica que nos está administrando el presidente del FC Barcelona durante todo este soporífero verano, Laporta, ufano, declaró hace poco, preguntado por la ausencia de fichajes en su club, que si por él fuera no vendría ningún nuevo jugador al equipo tricampeón.

Una cosa es que el equipo de la pasada temporada merezca todo el crédito posible por su fútbol y títulos, y otra es hacer el ridiculo metiéndose en temas deportivos de los que debería apartarse a un lado. ¿Qué quiere? ¿Poner la primera parte para que ocurra lo de 2006 tras la final de París? Él es el padre del término autocomplacencia, y la madre de ésta es la ausencia de competitividad en una plantilla que lo ha ganado todo.

Nadie le pide que caiga en la vorágine económica del Real Madrid, pero no se puede olvidar que en la fase final de la pasada temporada, Guardiola debió reinventar a Touré como central, incluir con calzador a Sylvinho como titular en Roma, exprimir a Iniesta y Puyol, y dar gracias al cielo y La Masía por el rendimiento de Busquets para salvar las lógicas bajas por sanciones y lesiones en un curso tan largo y exigente, con tanta calidad y cantidad de partidos.

Por ello, se había previsto la necesidad de apuntalar la plantilla con un lateral izquierdo, un defensa, un medio, un delantero...y Ribéry. Nada de lo anterior se ha conseguido, y Guardiola y los jugadores regresan al trabajo en una semana.

Tanto Laporta como Txiki están completando un verano bastante lamentable. El primero por estar todos y cada uno de los días ante los micrófonos. Y total, o para no decir nada o para comentar temas inoportunos. ¿Para qué va al programa 59 segundos, de dónde sólo puede obtener un desgaste innecesario? ¿Es necesario que un presidente del Barcelona asista a la asamblea federativa, sólo para el sorteo de la Liga? ¿Por qué anda tan ávido de micrófonos? El año que viene termina su mandato, no opta a la reelección...¿qué necesidad hay? En lugar de presumir de temas como Unicef tras su reciente viaje a Nueva York, se enreda en rumores de fichajes, se contradice y se pone en evidencia con el caso Eto'o. Es inadmisible que aliente o permita el esperpento en el que se ha convertido el caso del camerunés. Ofertas de renovación por sms y por la web del club casi de madrugada, hablar de que el jugador no le coge el teléfono, revelar esa falta de comunicación impropia de una organización tan grande...¿por qué está convirtiendo su importante cargo en una caricatura de portavoz?

Y luego viene Txiki. Desde 2003 ha tenido aciertos y errores, como cualquier otro Director Deportivo. Pero este año se ha dormido en los laureles. Si en marzo sabes que tu entrenador quiere a Ribéry y tú estás de acuerdo, actúa, anticípate. Todos sabíamos que Florentino llegaba, y que no iba a entrar en escena repartiendo caramelos. Ahora ya es imposible. Si quieres a Filipe Luis, cierra el fichaje, y no permitas que un especulador codicioso y de otra época como Lendoiro te ponga en evidencia en la prensa por un millón de euros. La contención de gasto en el club es un objetivo, y muy correcto, pero muy distinto de proyectar una imagen de racanería y ausencia de alternativas. Por no hablar del interminable e insoportable culebrón de Villa. Yo sigo sin creerme que sea favorito de Pep, y menos por cincuenta millones. Con Mata o sin él. Si tras un milagro divino concretan el fichaje, quedarán retratados en sus críticas a la inflación madridista.

No están tritranquilos. Y, lo que es peor, dudo que Guardiola lo esté. Comienza a trabajar el día 20 de julio, y nada, absolutamente nada del trabajo pendiente, está realizado. Ni los fichajes, ni las bajas, sólo la mitad de las renovaciones, y algunas como la de Víctor Valdés también con un desgaste de la imagen del club muy importante.

Mucha culpa de que el foco de atención se haya trasladado a Madrid, anteponiendo el vil metal de los bancos a los títulos, es del propio Laporta. El distanciamiento entre Pep y el presidente parece que ya es notorio. Lógico. Guardiola ha creado y sostenido, durante más de doscientas ruedas de prensa, la imagen de seriedad, prudencia, deportividad, seny, la ya famosa perseverancia del club durante un largo año. Todo eso lo está tirando por la borda Laporta en apenas dos meses. Por favor, no quemen a Pep en los despachos o micrófonos. Si ha de ser así algún día, que sea el balón, nada más.

martes, julio 07, 2009

Cristiano


Son las 15:40, bajo del metro en el estadio Santiago Bernabéu...hordas de adolescentes macarras, niñatas con ridículos atuendos, algunos niños con padres insensatos y otros personajes de distintas calañas abarrotan los aledaños del campo en filas interminables bajo un sol terrible...

Como en el Real Café mientras contemplo la parafernalia que espera a toda la muchedumbre y al jugador más caro del planeta. Una pantalla inmensa emite imágenes de las poses y goles de Cristiano mientras suena la Marcha Radeski por la megafonia del campo. El campo libre de césped esta lleno de operarios que se mueven de un lado a otro preparando el altar del becerro de oro...

Salgo de comer. Aún quedan tres horas largas para el acto y el ambiente es aún más sorprendente. Las hordas se han reproducido y abarrotan las calles, todos con gafas de sol, crestas en el pelo, todo tipo de pendientes, la camiseta del Real Madrid y una pose chulesca imitando al nuevo ídolo luso. Según me alejo del campo, los rebaños que suben la Castellana y salen de las diferentes estaciones del metro son más numerosos.

Mi incredulidad y sorpresa aumenta tan rápido como la muchedumbre. Quizás me he hecho mayor pero cada día entiendo menos esto del fútbol y en general esto de la vida. Parece que todos se volvieron idiotas y no les importa demostrarlo. Bueno todos no... Florentino se frota las manos ante tamaña demostración de borreguismo por un niñato que aunque no nos guste representa la superficialidad y la frivolidad de esta nueva sociedad habitada por las nuevas hordas de tipos y tipas de las generaciones que nos siguen.

Marcho a casa convencido que el fútbol ya no es lo que era y que algo estamos haciendo mal si un estadio se llena de 90.000 anormales venerando a un tipo cuyo mayor mérito es saber cual es su perfil más adecuado según la cámara que le enfoque. O quizá sea que yo soy un antiguo perteneciente al medievo del fútbol donde lo importante era el balón y el césped...


Ángel Méndez para Fútbol Intelectual.

En El País - Juan Cruz, Tío bueno.
En As - Juanma Trueba, En defensa de la ilusión y la alegría.

lunes, julio 06, 2009

Ángel Cappa: "El futuro del fútbol está en el pasado"














Ángel Cappa (Bahía Blanca, 1946) es el entrenador de Huracán, el viejo club porteño del barrio de Parque Patricios. Dicen que lleva meses sin cobrar, cosa habitual en el fútbol argentino. También dicen que le da igual. Que está viviendo una de las épocas más felices de su vida. Los jugadores de Huracán son conocidos como Los Ángeles de Cappa por la vocación docente del técnico, que promocionó a ocho canteranos. Su mayor virtud ha sido despertar la conciencia adormecida del fútbol argentino, anquilosado desde hace años por la corrupción y el oportunismo, más pendiente del negocio que de la pelota.

Pregunta. ¿Por qué funciona un equipo modesto, como Huracán, en un ámbito tan complicado como el fútbol argentino?

Respuesta. En primer lugar, en el fútbol actual, y también en Argentina, lo primero que le arrebatan al jugador es el placer de jugar. Le quitan el coraje. Entonces no se juega. Se cumple una función que termina siendo penosa, para tratar de ganar puntos. El jugador intenta hacer todo seguro. Y el fútbol entraña un riesgo. Hay que entrenarse para correr ese riesgo y asumir el riesgo de jugar. Lo primero que puse como norma es que se animen a jugar. Hay que disfrutar del juego, eso permite al jugador a rendir más.

P. ¿Cómo se traduce eso en el campo?

R. En que asumo el error como parte natural del juego. Nos ocurrió en un partido: un jugador le dio un pase a un contrario y de eso vino un gol. En el vestuario le dije: "No pasa nada. En el segundo tiempo tienes que ser el mejor de la cancha". Entonces el tipo juega, y como se anima... Después vienen los conceptos estrictamente futbolísticos, que son la participación de todos los jugadores durante todo el tiempo. Los jugadores están acostumbrados a participar colectivamente sólo en el esfuerzo para recuperar la pelota. En Huracán están acostumbrados a participar cuando la tenemos: el lateral derecho, el izquierdo, el central... Todo el mundo participa en la elaboración.

P. ¿Cuál fue la reacción de los jugadores ante este discurso?

R. El modo de entrenar en la pretemporada les llamó la atención porque yo entreno con acciones del juego, con la pelota, y no hago lo que está de moda en Argentina, que es trabajar lo físico con pesas, con chalecos lastrados, con trineos y ese quilombo. Lo que hacíamos es ir a la cancha y jugar a un toque, dos toques, hora, hora y media, en campo reducido y campo grande. De vez en cuando hacíamos físico, pero no era la esencia del trabajo. Me costó que los jugadores entendieran que de esa manera iban a estar bien físicamente. Incluso mejor.

P. ¿Por qué hay tanto miedo al fracaso en Argentina?

R. No sólo en Argentina. Salvo el Barcelona y el Arsenal, los demás hacen lo mismo. No hay más que ver lo que hizo el Manchester en la final de la Liga de Campeones: puso a Rooney a marcar a no sé quién. Así el jugador pierde la seguridad en el juego. Los entrenadores en Argentina tienen miedo a que los echen al tercer o cuarto partido. No quieren arriesgar. Dicen: "Dale para adelante, saca para arriba y allá ponemos un tipo solo a ver si agarramos un rebote y de ese rebote a ver si hacemos un gol". De todos modos hay que ser sincero: Lanús empezó con esta corriente hace cuatro años, y se le han unido Vélez y Godoy Cruz. Hay varios equipos que han intentado jugar bien.

P. ¿Por qué es un fenómeno de los clubes pequeños?

R. Porque Boca, River e Independiente tienen una crisis futbolística e institucional tremenda.

P. ¿Cuál es su modelo?

R. El Arsenal de Wenger. Me fui a Londres a ver cómo juegan y estuve hablando mucho con Fábregas. A mí me encanta que cuando un jugador tiene la pelota siempre tenga dos o tres opciones de pase siempre, en cualquier lugar de la cancha.

P. ¿Cómo se trabaja la posesión?

R. Si tiene la pelota el lateral derecho yo tengo que buscar un espacio para que el ocho, el nueve y el cinco estén en situación de recibir. Esto se logra con un concepto viejísimo del fútbol que ha sido archivado hace muchos años: el que tiene la pelota no corre. Corre el que no tiene la pelota. Entonces, entrenando a uno o dos toques obligo al jugador a ir descubriendo los espacios que hay que ocupar para recibir. Casi nunca un jugador tiene que estar solo porque si está solo conduce, y si conduce se arma el quilombo: choca, desaparecen los espacios...

P. ¿Estos movimientos no desacomodan a los jugadores en caso de perder el balón?

R. No, porque hay otro concepto viejísimo del fútbol... ¡Tuve que agarrar un plumero para desempolvar todo esto y quitarle la tierra a estos conceptos! Un equipo que quiere jugar al fútbol tiene que desordenarse para atacar. Esto es lo que hacen Iniesta, Xavi y Cesc. Ocupan los espacios con suma inteligencia y no van nunca por el mismo lado.

P. ¿Huracán ha vuelto a las esencias?

R. Siempre he dicho que el futuro del fútbol está en el pasado. Lo dicen los jugadores de otras épocas cuando nos ven jugar: "¡Juegan como nosotros!".

P. ¿Qué le dicen los hinchas?

R. Un viejito que trabaja en el Patio Bullrich

[el centro comercial más lujoso de Buenos Aires] abriendo la puerta a los taxis, que no tiene ni un diente, me vio por la calle y me dijo: "¡Angelito, qué grande! ¡Ni un centro tiramos!".

P. ¿No envidia a los entrenadores como Capello, que tienen fama de trabajadores y sólo trabajan para colocar a sus equipos para defender bien sin la pelota?

R. El verdadero trabajo es lograr lo que logró el Arsenal: un trabajo permanente y constante. ¿Pero qué es el trabajo? ¿Levantar pesas, correr y saltar vallas? El trabajo es conseguir que todos participen en la elaboración y en la defensa. Todos defienden y todos tienen que llegar al gol. En Huracán todos los jugadores, menos uno, han marcado goles.

P. ¿Cómo es Bolatti?

R. Es el mejor volante central de Argentina. Tiene personalidad, recuperación, transita los caminos del puesto con una autoridad como si estuviera caminando por su casa...

P. ¿Y por qué se ha extendido la creencia de que se necesitan dos pivotes?

R. Hay muy poco conocimiento del juego y mucho miedo. No se trata de que el cinco esté solo. ¡El cinco nunca estuvo solo! El Arsenal también juega con un solo cinco y Fábregas por delante, que aparece de ocho, de siete, de nueve, de cuatro...

P. ¿Por qué tienen tanto poder los representantes en Argentina?

R. Porque los clubes no tienen ni una moneda y viene un agente y dice: "Por el chaval te doy 100.000 dólares y me das el 70% de sus derechos". Y el club se lo da porque ese 70% es el que le permite pagar los sueldos. Y cuando el pibe llega a Primera y le da la pelota a un compañero entonces el agente lo vende a cualquier lado, cobra una comisión de un millón de dólares y se mete al bolsillo 900.000. Es así por la miseria que hay en el fútbol argentino y porque el dinero de la televisión está injustamente repartido. En Argentina los clubes cobran el 5% de los ingresos de las televisiones. En España, el 25%.

Entrevista de Diego Torres en El País.

sábado, junio 20, 2009

Empacho de pseudofichajes

La temporada futbolística agoniza. Termina la segunda división y sólo nos quedan las semifinales y final de la Copa Confederaciones para bajar el cierre del curso. Sin embargo, los medios informativos no descansan por vacaciones, y han de continuar rellenando (dicho de manera descriptiva, no despectiva, aunque muchos lo merezcan) sus contenidos diariamente.

La escasez competitiva conduce a los periódicos deportivos a una espiral informativa (o desinformartiva, según el gusto) en la que cada mañana nos desayunamos con un nuevo fichaje, por supuesto, para Real Madrid o FC Barcelona.

Si todo lo publicado hubiera estado fundamentado en realidades, ahora mismo por el Bernabéu habrían sido presentados Kaká, Cristiano Ronaldo (estos dos ya lo están, tras casi dos años de portadas), Xabi Alonso, Fábregas, Clichy, Mascherano, Ibrahimovic, Forlán, Maicon, Ribery, Albiol, Benzemá, Silva y por supuesto, Villa. Por el Camp Nou, tendríamos ya vestiditos y fotografiados con la camiseta azulgrana a Srna, Mascherano, Ibrahimovic, Ribery, Silva, Benzemá, Filipe, Young, Mascherano, Van Persie, Maloudá, Forlán, Asenjo y, por supuesto, Villa.

Muchos de ellos coinciden, y ahora mismo la estrella es, por supuesto, Villa, quien según el día y el medio ya ha decidido jugar en tal equipo, que por supuesto es el único en el que lo desea. Por si no fuera suficiente con los delirios periodísticos, los directivos apagan los fuegos con gasolina, como por ejemplo el presidente del Valencia CF, capaz de declarar intransferible al jugador asturiano y en la misma frase asumir que salvo que llegara una oferta escandalosamente escandalosa (sic).

La única realidad a día de hoy es que el mercado está absolutamente parado, que salvo la irrupción de Florentino Pérez con sus dos estrellas, nadie se mueve. Ayer, el ex jugador Massaro, ahora responsable de relaciones públicas del Milan, declaró que lo ingresado por Kaká irá directamente a reducir la deuda del club, y que querían trabajar en un equipo joven...y barato (esto lo añado yo).

En Inglaterra todos los medios se empeñan en incluir al Chelsea en todos los fichajes, pero tampoco han dado ningún paso y Abramovich ya lleva dos años con bastante contención del gasto, dadas las deudas millonarias que acumulan tras casi una década de excesivas alegrías. Supongo que ahí los representantes y agentes FIFA, esos nunca bien ponderados profesionales que siempre buscan lo mejor para sus jóvenes e ilustrados representados, tienen bastante que ver en este caso. El Arsenal tiene suficiente con sobrevivir, Benítez intenta arrancarle a los dueños del Liverpool un presupuesto elevado para fichar que normalmente le conceden aunque siempre se queje y Ferguson medita con calma si invertir parte de los casi cien millones cortesía de Florentino.

Recuerdo cuando antes, hace años, la ilusión de muchos días de vacaciones era comprar el periódico y enterarte de los nuevos fichajes de tu equipo. Ahora, cuando ni hemos llegado al mes de julio, casi rezas porque la confirmación de alguno (o si no la hay, una portada interesante o de otro deporte que no sea fútbol) nos aparte de este hastío informativo.

viernes, junio 12, 2009

Economía y ¿fútbol?













He tenido la oportunidad de revisar durante los últimas días interesantes documentos relacionados con las finanzas y el fútbol, casi todos ellos por el autor Francesc Pujol, de la Universidad de Navarra, y su grupo de investigación ESI-rg (Economics, Sport and Intangibles Research Group).

Cuando tenía ya medio escrito un post prácticamente claudicando ante Florentino, tras comprobar el valor de mercado de muchos futbolistas acorde con su repercusión mediática, tras revisar los ingresos que reportó David Beckham al club, me desayuno con la noticia de que el Real Madrid ficha a Cristiano Ronaldo por 96 millones de euros, comisiones y sueldo del jugador a parte.

Dentro de esos documentos, eché a faltar cifras de deuda de los equipos. Todas las empresas tienen deudas, y que la actividad diaria y anual va de la mano con ellas, pero es estremecedor comprobar las cifras que arrastran los dos grandes de nuestra Liga (fuente: José Mª Gay de Liébana, profesor titular de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad de Barcelona. El Real Madrid, 562 millones de euros. El Barcelona, 437. Según esta misma fuente, a 30 de junio de 2008, 331 millones de esa deuda eran a liquidar en menos de un año).

En el negocio del fútbol, como en los demás, supongo, invertir es sano, es un reto. Crecer es sinónimo de inversión. "Para ganar dinero hay que gastar dinero". A toda inversión le acompaña indefectiblemente una compañera: la financiación. Es la otra cara, donde confluyen pasivos y patrimonio neto. Vuelvo al profesor de la universidad: la proporción entre deuda (562) y no deuda (176) del Madrid nos da 3,2, lejos del coeficiente de endeudamente recomendado, el 1.

Descartando que el Madrid pueda tener una financiación externa (ACS o patrimonio personal de Florentino), sólo queda ahora mismo la bancaria, que debería ir siendo amortizada cuando los rendimientos publicitarios de las recién llegadas estrellas comiencen a crecer.

Sin embargo, los riesgos existen. Si el pasivo del Madrid a 30 de junio de 2008 eran 562 millones, pronto serán casi 700. Empeora el coeficiente de endeudamiento. El club tuvo en el último ejercicio 366 millones de ingresos. Seguramente esta temporada llegarán a 400. Seguro que el Madrid tiene recorrido para crecer, pero también es cierto que la crisis actual va a pasar factura a todo el mundo. Ahora mismo, creo que los equipos grandes europeos, por su posicionamiento global, están arriesgando menos. Una disminución de los ingresos, si la coyuntura económica que nos azota no mejora, o simplemente crecer por debajo de las expectativas presupuestadas, soportando estos volúmenes de gasto más costes financieros, es un riesgo que Florentino ha decido correr...¿las márgenes de crecimiento del año 2000 pueden ser los de 2009 a 2013?

Las empresas no obtienen créditos (no hablaré demagógicamente de las familias, no lo veo comparable), muchos clubes se debaten ante la insolvencia, pero el Madrid ha decidido huir hacia delante. Lo quiero todo y lo quiero ya. ¿Dónde quedó el principio de prudencia? Me parece perfecto que Pérez invierta...¿pero necesita tanto? En el fútbol, los rendimientos tienen dos vías: la puramente económica (los activos/jugadores producen), y la apasionadamente deportiva (goles, puntos en la Liga y reinado en Europa). Florentino podrá controlar la primera, pero jamás la segunda, error que cometió en su anterior etapa. La pelota rueda, bota, no es dirigible por control remoto. Es la ley del fútbol.

Kaká y Cristiano. Llegarán Villa y varios más. Florentino declara en L'Equipe que o Ribery se queda en el Bayern o irá al Madrid, no hay más opciones. ¿Para esto se necesitan directores deportivos, directores de cantera y ojeadores? ¿Recordamos a la portera de Núñez?

En el FC Barcelona, de los once jugadores que saltaron al césped del Olímpico de Roma, sólo por cinco de ellos el club pagó traspasos, 60 millones entre todos. El resto, cantera, coste 0. ¿Se necesita tanto para ganar títulos o para formar un buen equipo? Mi sensación es que Florentino disfruta con todo esto, cuanto más caro sea el fichaje, mucho mejor. Ostentación. Entristece. Todos tenemos sentimientos a flor de piel con nuestros equipos, pero a mí no me gustaría que mis dirigentes rozaran la inconsciencia. Estos días, el Barça pelea con Valdés y Eto'o porque no quiere pagarles las millonarias renovaciones que reclaman sus agentes, y busca fórmulas para convencer a Moratti por Ibrahimovic...al mismo tiempo que Laporta en Nueva York presenta las conclusiones anuales del acuerdo con Unicef, que reporta 15 millones a la organización e impide ingresos aproximadamente otros 30 que pagaría cualquier casa de apuestas de turno...es un contraste brutal.

Para terminar, cito a Martí Perarnau: "Estoy convencido de que la inversión planteada por Florentino no admite mayor discusión, ni siquiera desde un aspecto ético. Hace pocas semanas, la vicepresidenta del Gobierno, Mª Teresa Fernández de la Vega, nos explicaba en persona la necesidad de que también el fútbol practique la austeridad en los duros tiempos actuales. Lo aplaudo, pero eso es como escupir contra el viento. Cada club hace lo que quiere con su dinero. O con el de sus socios, que para eso le han votado o aceptado a falta de mejores opciones. Los socios del Madrid han optado encantados por Florentino conociendo los planes inversores del nuevo presidente. Por tanto, nada podrán reprocharle en el futuro. Si la deuda actual es de 500 millones y Florentino ha propuesto ampliarla en otros 300 no cabe reproche ético alguno. Es su opción. No ha lugar a ninguna reconvención. Pérez entiende el fútbol en términos de apalancamiento económico: invierte en un futbolista como quien lo hace en una máquina, esperando el retorno multiplicador de beneficios. Esta visión economicista del fútbol le dio resultado los tres primeros años y fracasó en los siguientes tres, cuando obtuvo peor balance que Ramón Calderón en apenas dos temporadas. Así, la preocupación no debería estar en el campo barcelonista, sino en el de los socios madridistas, cuya deuda corporativa sumará pronto 800 millones de euros. Eso no es una mochila pesada, sino una pistola en la sien".

jueves, mayo 28, 2009

Más que un club, una marca de equipo

Con siete titulares acunados en la fábrica de la Masía y tres en el banquillo, para el Barça hoy es siempre todavía. En Roma no sólo glorificó una de las mayores aventuras de la historia del fútbol, sino que lo hizo con estilo, porque el Barça, este Barça que despegó hace dos décadas, es ya una marca. Como lo son chicos como Xavi, Iniesta y Messi, por citar a los tres guardianes más reconocibles de este sello. Ése es el valor de este club, que ahora sí que es más que un club, es una patente. Y tras ellos llega la generación Muniesa, más carrete.

No es casual que haya cerrado la mejor temporada de sus 109 años de vida con un presidente en off, sin estridencias políticas a su alrededor y todo el protagonismo en el campo, con el mejor eslabón posible con su vivero, con un guía que destila tanto barcelonismo como pasión, alguien capaz de aceptar una beca en el barro de la Tercera. Pep Guardiola ha sido, es, la correa de transmisión que engancha al Barça con lo mejor de sí mismo, con sus raíces, con aquellas que un día sembró el propio técnico cuando un profeta holandés le hizo doctorarse al frente de un equipo de ensueño. Guardiola, parte troncal del cruyffismo, asumió el reto pese a tanto escéptico a su alrededor, aquellos incapaces de comprender aún que el fútbol le pertenece a gente como a este ex alumno de la Masía que jugaba como un entrenador y entrena como un jugador, que sabe, entonces y ahora, que el fútbol es de los futbolistas. Lo demás le resulta irrelevante.

Sobre la figura de Guardiola, un meritorio riesgo asumido por Joan Laporta en plena ventilación del ronaldiñismo, el equipo culminó anoche una vuelta olímpica que, gracias a la onda expansiva de su estilo, comenzó en realidad en Viena. En Roma había muchos rastros de aquella selección, tantos como en el aroma azulgrana que distinguió a aquella roja. Hoy hay un cruce de caminos entre el fútbol español y este Barça omnipresente en el podio. Por eso será para siempre un equipo inolvidable. Tiene las bases sentadas como para que dure la resaca. Eso es lo que supone ganar con estilo y mientras se perpetúe la marca hasta sabrá perder con estilo, pero nunca despojado de su etiqueta. Bajo este sideral triplete hay mucho calado, algo que trasciende al mero éxito deportivo. Esta vez el medio es tan impactante como el fin logrado, impensable hasta para un devoto de los grandes sueños como su mesiánico técnico, la gran bandera culé.

Cuando el barcelonismo rebobine comprobará que de sus tres Copas de Europa han sido depositarios Johan Cruyff, Frank Rijkaard y Pep Guardiola, jugadores los tres de equipos de museo: el Ajax de los 70, el Milan de Sacchi y el Barcelona de ensueño del mágico 1992. Todos ellos equipos de autor, como la actual sinfónica azulgrana. La primera Copa que llegó a Canaletas llevó el apellido del dream team, la segunda quiso asociarse a Ronaldinho, último reducto de un club históricamente menos coral, más bien sometido al avispero de su megaestrella de turno. La de ayer es sólo del Barça, la marca predominante en el universo. Ferrari, los Lakers, el Barça... Un año angelical que comenzó con Busquets y concluyó con Pedrito. Si nadie tira la cerilla este club ya no estará sometido a vaivenes electorales, terremotos asamblearios o mociones de censura. Ni siquiera estará bajo el yugo de las leyes del mercado. Este Barça se ha hecho a sí mismo, sus torres estaban en La Masía, la cuna del fútbol actual.

José Sámano en El País

 
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