lunes, febrero 02, 2009

El sufrimiento y las bellas artes

La ficción cambia con el tiempo. El humano, sin embargo, permanece apegado a ella. Dicen que en el siglo XVIII fue el teatro y que en el XIX fue la novela. Suena razonable. También dicen que el siglo XX fue dominado por la ficción cinematográfica y radiotelevisiva, pero ahí no estoy del todo de acuerdo. Conviene tener presente al fútbol, una ficción de extraordinario éxito.

El fútbol, como cualquier otra ficción, exige lo que Coleridge llamó la suspensión de la incredulidad. Practicamos esa suspensión de forma automática y casi inconsciente: podemos llorar leyendo una pieza literaria, asistiendo a una representación teatral o viendo una película, aunque sabemos que la emoción viene provocada por una historia irreal que alguien ha confeccionado justamente para eso, para apelar a nuestros sentimientos.
Eso mismo es el fútbol, con una característica adicional: permite además una interactividad casi ilimitada, muy superior a la de cualquier otra expresión ficticia.

Por supuesto, el fútbol cuenta con una vertiente real. Hay balón, cancha, jugadores, resultados, estadísticas, negocio. También en la literatura hay idiomas, normas ortográficas, autores, lectores, negocio. Lo interesante, sin embargo, es lo otro, lo que no es real.
Acuda a un estadio, cualquiera de ellos, y contemple la grada. Tal vez se vea usted a sí mismo, sentado cómodamente o empapado por la lluvia, sonriente o furioso, feliz o deprimido.
Evidentemente, no es el juego por sí mismo el que hace que el aficionado grite o aplauda: conozco a muy pocos, poquísimos, estetas del fútbol. La emoción la aporta una compleja construcción cultural por la que una victoria de nuestro equipo puede hacernos rozar la gloria y una derrota puede llevarnos a la miseria.

Ésa es la ficción que hace del fútbol un fenómeno social. Sabemos que, en realidad, no pasa nada: sólo pasa lo que nosotros queremos que pase. Sabemos que los futbolistas cobran por jugar y son intercambiables. Sabemos que entre los nuestros, los de nuestro bando, hay gente detestable y que entre los otros, la afición rival, tenemos amigos y familiares a los que queremos. Incluso sabemos que nuestra identidad colectiva, definida por unos colores determinados y una historia compartida, es un relato, no un hecho. Pero ejercemos muy a gusto nuestra suspensión de la incredulidad y nos incorporamos a la ficción como uno más entre muchísimos personajes secundarios.

Ahora mismo, en cuanto envíe estas líneas, el arriba firmante se pondrá un abrigo e irá al estadio a pillar un resfriado bajo la lluvia y el viento mientras soporta un partido infame y sufre como si se acabara el mundo porque su equipo, el Espanyol, percibe ya en la nuca el aliento frío del descenso. Que me perdonen las bellas artes, pero no hay ficción en el mundo que procure sensaciones tan auténticas.

Enric González en El País

domingo, febrero 01, 2009

El Cid Florentino Pérez

La campaña está en marcha. Los más ingenuos dicen que el pobre Florentino Pérez no ha abierto la boca, que no ha dicho a nadie que se va a presentar a las próximas elecciones del Real Madrid, que son los periodistas quienes le están haciendo el caldo gordo y una estupenda publicidad gratuita.

En sus tiempos de presidente, Pérez y su equipo de comunicación filtraban oportunamente todo tipo de información para, mediante encuestas y estudios de mercado, conocer la opinión al respecto de los socios y aficionados y así, la mayoría de las veces, decidir sin mayor riesgo de cara a las posteriore reacciones de su masa social. Dicho esto, resulta bastante difícil de creer que el rumor esté día tras día en los medios, en la calle, y conociendo el origen, no sea todo un planteamiento minuciosamente calculado. Se presentará, y más viendo las corrientes tan favorables que despierta.

El primer objetivo de las elecciones del Madrid debería ser lograr que fueran radicalmente distintas a las últimas: la vergüenza del voto por correo, la compra de votos por poco más que un bocadillo (en el mejor de los casos, la promesa de un abono), Nanín, el descarado mercadeo de jugadores y entrenadores...Florentino se enfrenta a un escenario similar que al que encontró en 2000, y lamentablemente para el Madrid no se atisba mejor solución que volver a la dinámica de los fichajes mediáticos. Vendrán Cristiano Ronaldo, Kaká, vaya usted a saber. Pero significará que el club vuelve a empezar de cero. Tras la presidencia de Calderón, no parece mala cosa, pero también implicará que ni los 6 años de Florentino sirvieron para nada, ni la ligas recientes de Schuster y Capello.

Un club tan grande como el Real Madrid no puede permitirse vivir día a día. La comparación es obvia pero hay que señalarla. Desde 1988, el FC Barcelona, con mayores o menores resultados puntuales, mantiene un ideario fiel de juego, de estilo, de saber a qué se quiere jugar. Puede gustar a muchos, o a pocos, pero existe. Por no hablar del seguramente mejor equipo europeo real, el Manchester United, con Ferguson al mando desde hace más de veinte años. El Madrid no, y lo necesita. Es lo único que detendrá la deriva de escándalos, presidentes, entrenadores y títulos mal amortizados en la que vive.

Florentino debe elegir. Si quiere volver a las portadas, recuperar el poder mediático, el halago fácil y el opio que supone el fútbol en épocas de títulos, o si realmente quiere que el Madrid abandone el siglo XX. Las encuestas de estos días sobre su aceptación entre la masa social madridista son interesadas pero demoledoras, como las elecciones que ganó en 2004 con el 94% de los votos. Dos Ligas y una Champions League en seis años es una balance deportivo razonablemente bueno. Pero la memoria de todos es frágil y siempre se detiene en lo positivo, y no todo lo fue.

Mejorar la gestión económica de la época Mendoza & Sanz no debió ser difícil. Y menos aún con la recalificación de la Ciudad Deportiva. ¿Cuál será el próximo y definitivo paso, la venta del estadio Bernabéu? Ya se rumoreó en su día, pero seguramente esos estudios de opinión mencionado antes no debieron resultar lo esperado. Es un hecho que, en los seis años de mandato, Florentino multiplicó por once su fortuna personal (y por supuesto, no hablo de robar, sino del rendimiento de esas conversaciones de palco)...¿se encontrará ahora con ánimos para dar esa vuelta de tuerca que necesita el club, y no conformarse con la foto estrechando la mano de CR7 y un par de títulos?

¿Querrá Florentino democratizar y al mismo tiempo fomentar la participación en el club? Asambleas con voto por urna o internet, no a mano alzada. Control de compromisarios. Trasparencia en cuanto a la venta de entradas y al contrato de tv, comisiones en los traspasos. Continuidad y confianza en un proyecto deportivo serio a medio y largo plazo. ¿Es eso lo que esperan el 90% de los socios del Madrid, que dicen que le votarían sin rubor? ¿O es la ilusión de los posibles fichajes....Messi?

Sin duda, Florentino Pérez ha sido el mejor presidente de la historia reciente del club. Pero, claro, no olvidemos que el resto han sido Mendoza, Sanz, Martín, Calderón...no olvidemos que abandonó el cargo un mes de febrero, a mitad de temporada, hastiado del desdén de sus propias estrellas celebrando un gol (mejor dicho, no celebrándolo), que los actuales estatutos del club provienen de su etapa...

Las reglas del fútbol derrotaron a Florentino. El poco respeto a las leyes de la pelota, la traición a la tradición histórica de esfuerzo de esa camiseta, cambiándolo por el oropel y la frívola galaxia.
El socio madridista debería pensarse si quiere volver a correr ese riesgo, si confía en que Florentino haya aprendido la lección de que el dinero no garantiza buen fútbol y títulos.

Raúl, a la Historia...de rebote

El título de este post es sólo un pequeño guiño provocativo, tanto para los defensores del '7' madridista como para los que le critican. No se preocupen, la realidad es demoledora y admite ya pocos matices. El gol de Raúl anoche al Numancia, el número 307 con la camiseta del Real Madrid, y el 308 y sucesivos que están por venir, van a dar por cerrados los debates alrededor del capitán madridista.

Algunos dicen que Di Stéfano jugó muchos menos partidos que Raúl para conseguir los mismos goles, y argumentan que éste último lleva desde los 17 años en el primer equipo y más de 600 partidos jugados...¿acaso no serían éstos méritos suficientes por sí mismos para calificar a Raúl como leyenda del madridismo? Pues sí. Y además de ellos, más de trescientos goles.

Muchos de esos tantos han sido de rebote, de rechaces de los porteros en el área pequeña, de como mínimo discutibles remates con todas las partes de su cuerpo...lo que quieran, pero ya es una anécdota. Esos goles hay que marcarlos, y estar casi veinte años, en la élite, en un club tan exigente como el Madrid, también.

En todo ese tiempo, el significado de Raúl va más allá de las cifras. Su liderazgo, su negación a que los vaivenes sociales y políticos del club significaran que los jugadores, sus compañeros, se abandonaran a su suerte. Creo que salvo el final del reinado de Florentino Pérez, en los dominios de Ronaldo, el carácter de Raúl ha impregnado las paredes de ese vestuario. Sin él, resultan difíciles de entender, para no irnos muy lejos en el tiempo, las dos últimas Ligas conseguidas con Capello y Schuster en el banquillo (y lo que es peor, Calderón y Mijatovic en los despachos), con un Real Madrid sin apenas fútbol pero con un voraz apetito de títulos.

Raúl ha estado presente en los mejores momentos del Madrid de las últimas temporadas. Desde su irregular debut en La Romareda en 1994 creando pero fallando multitud de ocasiones (compensadas en el partido siguiente con un golazo al Atlético de Madrid), pasando por el martilleo de goles a otra de sus víctimas favoritas, el Barça, las noches europeas y el gol en la final de la Intercontinental en Tokio.

La figura de Raúl en el fútbol europeo ya sólo resiste comparación en cuanto a trayectoria, títulos y significado con Paolo Maldini (Milan AC) y Ryan Giggs (Manchester United). Todos los demás quedaron atrás. Sólo un pero: su excesivo intervencionismo en las decisiones deportivas de su equipo y en el funcionamiento de la selección Española, hasta el último período de Luis Aragonés. Raúl ha entrado en la Historia del fútbol por derecho propio y por la puerta grande...como futbolista. Estaría bien que no lo olvidara.

En Marca | Diez joyas de Raúl
 
Copyright 2009 ADN Fútbol. Powered by Blogger Blogger Templates create by Deluxe Templates. WP by Masterplan