jueves, abril 09, 2009

El Barça domestica la pelota













Desde el partido de anoche en el Camp Nou, un balón de fútbol ya no es un objeto esférico con un comportamiento aleatorio según las leyes de la física. Un balón ya no es algo que se desplaza por el aire sometido a elementos metereológicos y a golpeos de futbolistas en una u otra dirección. Desde anoche, el Barcelona ha demostrado que somete los movimientos de la pelota a su voluntad. La sensación al ver al juego combinativo azulgrana es que los jugadores no tocan el balón, sino que éste se mueve imantado de bota en bota, como orientado por control remoto.

Casi cinco mil entusiastas alemanes se plantaron en el Estadi prestos a contemplar en directo una muestra de orgullo de su equipo, el histórico y siempre soberbio Bayern Munich. La lluvia que amagaba con descargar como el día del Madrid en el ya casi lejano diciembre y la novedosa interpretación previa de una gran canción pero quizá fuera de plano aún, el "Boig per Tu", futuro "You`ll never walk alone" azulgrana, alivió ligeramente la tensión ambiental en unas gradas casi repletas, más de noventa y tres mil espectadores.

El equipo compareció serio y concentrado. Nada de carga de caballería, ni excesiva intimidación al rival ni un ritmo descontrolado. Sólo fútbol. Un paciente pero sostenido ejercicio de control y buen gusto. Pase tras pase, masticando cada jugada hasta encontrar la portería. Demichelis salvó bajo palos la primera de Henry, pero ni veintisiete jugadores del Bayern repartidos por todo el campo hubieran podido tapar todos los huecos que genera el posicionamiento del Barcelona. Messi y Eto’o encontraron el gol y Henry falló otra por un par de centímetros. Todo ello en apenas quince minutos.

Y todo ello pese al intervencionismo arbitral. Parecía mentira, por la nacionalidad de Mr. Webb, inglesa, pero demasiado silbato. Sin embargo, cuando tuvo que hacer uso real del mismo, en el minuto 17 tras un penalti a Messi, no lo hizo, provocando el definitivo estallido del público que ya vibraba con los dos goles y en Guardiola, que fuera de sí, sobre todo por la increíble tarjeta amarilla que además recibió Leo, no paró hasta que el árbitro le expulsó. Dos metros detrás del banquillo, qué más daba. Webb continuó errando pero daba igual. El Bayern estaba cocinado y listo para servir, y los dos siguientes goles hicieron el resto.

La exhibición de juego del Barça fue de tal nivel que hasta los centrales, Márquez y sobre todo Piqué, se gustaron con varios milimétricos desplazamientos en largo. Si los defensas juegan así, debieron pensar los alemanes…el caso de Piqué es ilustrativo. Su envergadura y juego aéreo hacían de él un gran proyecto de zaguero. Pero la confianza de Pep y su reciente internacionalidad con España le han asentado definitivamente. Demostración de calidad.

Todo lo anterior sólo podía desembocar en una cosa: la simbiosis con el público. Ya se sabe que la barcelonista es en verdad una afición exigente. Pero el estilo que acompaña al club desde Cruyff 1988 (esto debería patentarse como una marca registrada) ha calado en la gente del tal manera, que una jugada fue paradigmática: enésimo ataque del equipo, Touré-Xavi-Iniesta no encuentran en esa ocasión el hueco y en una sucesión de apoyos cortos sacan el balón desde casi una esquina del área del Bayern hasta posiciones defensivas propias. La pelota ha retrocedido casi cuarenta metros y no hay oportunidad de gol. La reacción en la hinchada es ...una de las mayores ovaciones de la noche. El balón no se ha perdido. Esto define mejor que cualquier otra cosa lo que se vive en estos tiempos en el Camp Nou.

El Bayern llegó a Barcelona como el equipo más goleador de la Champions, sin haber perdido jamás con el Barça el partido oficial, con sus mitos en el palco (Beckenbauer, Hoeness, Rummenigge) y con un puñado de buenos futbolistas en el césped, sobre todo Ribéry. No están en su mejor momento, pero de ahí a ridiculizarles como rival hay un abismo. Esa camiseta pesa, y el Barcelona la convirtió en una pluma con un mérito indiscutible.

Como bien dijo Guardiola tras reconocer que no se había comportado demasiado bien en el lance del penalti a Messi, él y su grupo, a los que se les ve sobreexcitados con las perspectivas de las ocho semanas venideras, están aquí para levantar alguna Copa. Correcto, pero mientras tanto, y como agregó Pep, "a veces hacemos feliz a la gente con nuestro juego". Así es, muchas veces.

2 comentarios:

Antonio dijo...

Joder, goleais al Bayern, jugais como los ángeles y aún tenéis que acordaros del árbitro. No tenéis remedio.

José María De la Torre dijo...

...amén. Se te ha olvidado incluir las caras que mostraban los propios jugadores del Bayern tras el segundo gol del Barsa y su desquiciamiento colectivo, que se plasmó con permanentes discusiones sobre el terreno de juego. ¡Qué sana envidia dais! ¡¡Viva el fútbol!!

 
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