jueves, octubre 29, 2009

¡Qué poca memoria!


"De donde me voy no vuelvo"; "a los jugadores les decimos demasiadas veces que son los mejores del mundo y no he sabido educarles en el sacrificio y el esfuerzo"; "cambiados los entrenadores, sólo queda que se vaya el presidente". Volvió, de nuevo presumió de fichar a los más grandes y puede que esté cerca de despedir a su séptimo entrenador y envidar por el que es su quinto director deportivo desde su reelección en 2004. Ocurre que ahora el crucigrama es mucho más complejo, porque Florentino Pérez no sólo es rehén de su discurso dimisionario e inoportuno del 27 de febrero de 2006, sino que en su regreso asumió públicamente el error de su imprevisible renuncia. Visto el devenir del equipo y su pachanguero paso por Alcorcón, parece que sea la única rectificación de un presidente que ayer disertaba en Alicante sobre "Modelo de gestión del Real Madrid". Mucho tiene que decir al respecto quien ha capitalizado sin tachas una impecable administración económica y patrimonial de una institución que iba a la deriva, antes de su primera elección y el pasado mes de junio. Otra cosa es que la grandilocuencia de su mercantilismo sin fronteras haya estado acorde con la eficacia deportiva.

El fútbol, como otros deportes, tiene sus propias teclas, por pleistocenas que le parezcan a algunos gurús de las finanzas, y no siempre es cuestión de chequera. En el campo las cuentas a veces no cuadran. No basta con presupuestar 250 millones en fichajes. Florentino Pérez lo pudo comprobar en su segundo mandato. De alguna forma, el modelo que propone lleva implícito un mensaje subliminal que, ahora como entonces, parece haber calado sin remedio: como están los mejores, victoria segura; como están los mejores, qué importa quién entrene; como están los mejores, qué más da si faltan piezas para el mecano; y como están los mejores, el talento se impondrá donde no alcance el voluntarismo, la entrega. En Alcorcón, el fútbol volvió a desmentir al presidente. Como ya sucedió, no frente al enérgico Sevilla, sino ante el asilo de un Milan de la cuarta edad y el juvenil entusiasmo del Sporting.

El Madrid vuelve a ser víctima de su propaganda. Hay tal apelotonamiento de solistas que no sólo falta coro, sino que aquellos no se encuentran frente al espejo. Mientras tanto, los mejores son los de casi siempre (Casillas y Raúl), se amotina un clásico de los enredos (Guti) y el técnico de turno lo mismo retrasa una sesión de entrenamiento por una feria de audis como luego impone unos ejercicios espirituales antes de cruzar la M-30 hacia Alcorcón. Eso sí, coartadas, todas. Unas cuantas goleadas contra algunos equipos palmeros y se puso el acento de la excelencia en los marcadores. El juego dejó de ser objeto de debate. La excusa rutinaria: falta tiempo. Mientras en Barcelona su entrenador expresaba en público su disgusto por el mal juego con el que se goleó al Atlético, en Chamartín nada de autocrítica, los goles como maquillaje, como blindaje ante una prensa en la diana, como si la grandeza del Real Madrid no obligara la máxima exigencia. Si algo evidenció el bochornoso tránsito por Alcorcón es que, incluso, la crítica hasta había sido indulgente. El daño provocado siempre será muy superior a cualquier heroicidad que se quiera vender en caso de remontada ante un Segunda B. El futuro del Madrid no puede depender de falsas gestas, ni de la recuperación del jugador más caro del planeta, ni del toque absentista que quizá sin querer destila su entrenador, ni del talonario sin fondos del presidente. El mañana pasa por la autocrítica en todos los peldaños jerárquicos, porque las hollywoodienses presentaciones estivales no tengan más focos que una cita copera en Alcorcón, porque el dinero no quiera desmentir al viejo juego del fútbol, que se las sabe todas, y no siempre se deja comprar sus emociones. En definitiva, porque nadie tenga que calcar el discurso de aquel 27 de febrero de 2006. Tiempo hay para ello. Nada está perdido, salvo que nadie quiera mirar por el retrovisor. Con el mejor ingeniero presidencial posible, con un entrenador que se había ganado el crédito para estar en el Madrid, con un director deportivo, sabio y reflexivo, con experiencia en todas las aristas del tinglado y una plantilla con agujeros, pero deslumbrante como pocas, nada hace impensable un despegue inmediato. Eso sí, con otro discurso, con el que el propio Florentino Pérez lamentó no haber sabido inculcar en su etapa anterior. Si sostuviera que lo ha intentado en la trastienda, en Alcorcón vio el resultado.

José Sámano en El País

miércoles, octubre 21, 2009

FCB-Rubin Kazan: el partido de cada año



Todas las temporadas, hay un par de partidos en el Camp Nou en los que el FC Barcelona domina, dispara, crea ocasiones pero no gana. A veces incluso pierde, como ayer ante el Rubin Kazan (1-2). Siempre ante rivales inferiores que se encierran en su campo sin mayor pretensión.

Más de veinte tiros a puerta, dos remates a los postes, y eso dando por bueno el tópico de que el Barça no jugó como el año pasado. El otro lugar común que comenzará a hacer fortuna en los próximos días es que los rivales ya le han cogido la medida al equipo azulgrana. Esto no dice demasiado a favor de los equipos que ya tuvieron más de sesenta partidos el curso pasado para aprender el método blaugrana, y en contadas ocasiones lo consiguieron. Ordenar marcajes al hombre, castigar los tobillos de Messi sin balón o poner nueve hombres al borde del área mientras te aferras a un rosario y das las gracias al cielo no es descubrir la pólvora futbolística.

Tras acabar el encuentro, Xavi decía que "el resultado había sido una desgracia", y Guardiola insistía en que el equipo había jugado bien. No fue tan crítico como, por ejemplo, tras la victoria ante el Atlético de Madrid (5-2). Anoche el campeón ruso obtuvo su primer gol con un disparo increíble tras un saque en largo de su portero y un mal control de Márquez, y el segundo en un impecable contragolpe pergeñado por ese jugador tan interesante que es Domínguez. Pero fueron sus únicas llegadas al área de Valdés.

Sin embargo, dicho todo lo anterior, el extraño resultado no debe eximir de cierta autocrítica al vigente Campeón. Con el empate de San Siro entre Inter y Dynamo de Kiev (2-2), la clasificación del grupo queda muy igualada: 4 puntos para el Barça, Rubin y Dynamo, y 3 para el Inter. Con ello, los barcelonistas deberán de olvidarse del pánico a jugar en el este en invierno como si fuera imposible y presentarse dentro de dos semanas en Kazan a ganar el partido, como cualquier otro. No se puede pretender estar clasificado antes de tiempo, ni eliminar de la competición dos partidos de los seis. Lo mismo para la visita del equipo de Mourinho al Estadi a finales de noviembre: "Es que el Inter es más peligroso a domicilio que en Milán". Claro, y San Siro es un campo difícil. Más tópicos. La derrota de ayer es subsanable y, como cada año, para ser primero en la liguilla hay que sumar 10-12 puntos. El Barcelona lleva cuatro y le quedan nueve por jugar. Salen las cuentas.

Futbolísticamente, apuntes a tener en cuenta para el futuro. No tiene mucho sentido sustituir a Pedro por Bojan si vas a dejar al delantero de Linyola en la banda izquierda. Allí dejan de funcionar sus virtudes dentro del área y encima te arriesgas a pérdidas de balón como la que antecedió al segundo gol ruso. Iniesta viene de una durísima recuperación, y tras el exigente partido de Valencia, anoche se comprobó que aún no tiene una correcta condición física, con lo que erró pases y jugadas impensables en él. Así, mejor situarlo en la punta. Menos recorrido y menos esfuerzo que en el mediocampo. Y por último, si una de las razones del cambio Eto'o - Ibrahimovic es tener más recursos ofensivos, si vas perdiendo y quedan pocos minutos juega un poco más en largo y aprovecha la altura del sueco y su facilidad para el remate y para el juego de espaldas a portería. Es una opción alternativa aprovechable ante situaciones de partido como la de ayer.

En DDF - Leer positivamente las derrotas
En El País - Crónica del partido por Ramón Besa

jueves, octubre 15, 2009

Florentino en la CNN



"Debemos fascinar y conquistar el corazón de los aficionados de todo el mundo. Ganar y dar espectáculo". Éste es uno de los titulares que nos deja la entrevista de Florentino Pérez ayer en la CNN. Como deseo es muy loable. Como objetivo público de un presidente de un club como el Real Madrid, más discutible.

Mientras desde la dirección deportiva, Valdano y Pardeza, tratan de quitar del césped la presión de la inversión económica realizada por el club, mientras intentan ganar tiempo para ensamblar un equipo, mientras se intentar evitar las comparaciones con el juego del FC Barcelona, el presidente la devuelve de un plumazo.

Tras la derrota en Sevilla y las dudas del equipo en los partidos ligueros de casa ante rivales muy inferiores, se había recurrido a los tiempos del fútbol, a la dificultad de convertir a un equipo que hace cinco años que no juega unos cuartos de final de Champions League en una máquina de jugar bien fútbol en apenas un mes. Muchos medios y aficionados niegan que el Real Madrid tenga que jugar como el eterno rival, apelando a otras virtudes históricas del club.

Por tanto, ¿a qué se refiere Florentino con el espectáculo? Por una de esas coincidencias de la vida, un buen amigo se encontró en septiembre, durante el primer parón liguero por las selecciones, con Pep Guardiola en un hotelito de Formentera. Después se ha sabido que la familia Guardiola compartió esas mini vacaciones con...Jorge Valdano. Se dice que la admiración entre ambos es grande y mutua. Que comparten ideología futbolística y la manera de llegar a los triunfos. Valdano, que no es estúpido, mataría por que su equipo jugara como el rival. Sólo hay que repasar su etapa como entrenador o sus comentarios en Marca o en las retransmisiones de La Sexta de la temporada pasada. Pero no tiene jugadores para hacerlo. No tiene a Xavi o Iniesta. Xabi Alonso tiene muchas virtudes pero ni está dotado ni dispone de los compañeros adecuados alrededor para organizar una orquesta de juego al toque como la del Barcelona. Ataques rápidos, frontales, buscando la calidad individual de Kaká o Cristiano Ronaldo, y las definiciones de Benzemá. Por eso Valdano disimula y busca paciencia, y evita comparaciones mientras proclama otra manera de jugar. No se la cree, pero no tiene más remedio.

Hay muchas maneras de jugar bien al fútbol, e incluso de ganar partidos y títulos. Pero la excelencia, oportunamente avisada a navegantes ayer por Florentino, es otra cosa. El Madrid ha goleado a casi todos sus rivales en lo que llevamos de curso y la afición del Bernabéu, un poco aletargada en los últimos tiempos, no está satisfecha. Contra el Tenerife o el Jerez hubo pitos en las gradas. Se ha elevado el nivel de exigencia. Eso es muy bueno, ¿pero en qué dirección?

Florentino lo quiere todo. Como, humildemente creo que no ha aprendido la lección de su anterior etapa, cree que con poner un puñado de estrellas en el campo está todo hecho. El álbum de cromos del que habla Valdano. Difícil tesitura. El Madrid debe poner toda su estructura a trabajar en la misma dirección. Con casi un entrenador por año en la última década, el estilo ha quedado difuminado. Ganar por ganar no es una propuesta futbolística. Ganar lo quiere todo el mundo. Para ganar mucho hay que definir un método y trabajarlo. Eso es lo que no tiene el Real Madrid ahora mismo. Hablar de dar espectáculo es gratuito si no sabes cómo hacerlo. El equipo tiene mimbres y debe tener tiempo para conseguirlo, pero si averigüa de qué manera. La ilusión de ganar la Champions en Madrid este mayo es perfecta, pero debe estar fundamentada en algo. ¿Lo conseguirán? Involuntariamente, de verdad, no me he acordado de Pellegrini hasta el final del artículo...mala señal.

En El País - El Barça no quiere ser el Madrid
En Futbolitis - El Madrid no quiere ser el Barça

miércoles, octubre 14, 2009

¿Solución de Selecciones?


El fútbol de selecciones nacionales tiene dos vértices opuestos. Por un lado, las grandes competiciones, el Mundial, la Eurocopa, la Copa de África o choques en Sudamérica que trascienden lo deportivo como el apasionante Uruguay vs Argentina de esta noche. Ver en la jornada anterior cómo estaban los estadios de Rusia, Serbia o Irlanda resulta estimulante para cualquier buen aficionado.

Por el otro extremo, las lesiones y el calendario demencial de la mayoría de los partidos que ponen a jugadores y clubes en una posición dificilísima. Resulta increíble que, por ejemplo, Brasil juegue un partido en la madrugada del jueves en Europa y que el sábado se dispute competición liguera en España o Inglaterra, irracional. Por no hablar de casos como el de Cristiano Ronaldo y tantos y tantos otros que han ocurrido en las últimas temporadas. Jugadores que cobran salarios muy elevados y que se pierden semanas o meses de trabajo con sus equipos, que no reciben absolutamente nada a cambio.

¿Soluciones? Existen, pero supongo que van en contra del avaricioso afán recaudatorio de FIFA y UEFA. Tarde o temprano, el calendario futbolístico ha de ser compartimentalizado. Diez meses para las competiciones de clubes, uno para las selecciones y otro de vacaciones para los jugadores. Empezando por el final, debe garantizarse este período de descanso para los verdaderos protagonistas de este negocio. Ese mes resulta más que suficiente, como cualquier trabajador, y terminar con temporadas agotadoras que no acaban nunca u otras en las que el parón se va a dos y tres meses, lo que tampoco resulta demasiado beneficioso para un deportista.

Respecto a las fases de clasificación, se debe mirar a otros deportes. Aprovechar Europeos para definir un cierto número de equipos ya clasificados para el siguiente Mundial, como se hace en el baloncesto. Y desde luego, reducir los partidos. Grupos de cuatro países, que jueguen a doble vuelta. Total, seis partidos. Es absurdo que después de una fase previa de casi dos años, una vez terminada tengan que jugarse ¡partidos de repesca! Como si no hubieran tenido suficiente tiempo. Estaría bien realizar una encuesta seria y global entre todos los seleccionadores del mundo y preguntarles qué prefieren: si tener a los jugadores cuatro o cinco días cada mes, entre partidos ligueros y de Champions League, machacados por el esfuerzo, o disponer de ellos durante cuatro o cinco semanas consecutivas, donde se pueda realizar un trabajo psíquico y táctico adecuado a la extrema profesionalización actual del fútbol. Insisto, se puede. Siempre, claro está, que prime lo deportivo a lo económico. Ahí está el problema.

Por último, la actualidad obliga o pronunciarse sobre el mal intencionado debate de los últimos días respecto a la marcha de la concentración de la selección española de algunos futbolistas. Dudas sobre el compromiso, quejas sobre desigualdad de trato...Para mí, el problema comienza cuando, estando España ya brillantemente clasificada para el Mundial, Del Bosque pone a jugar noventa minutos, en Armenia, a futbolistas claves en sus equipos y que, más importante, el seleccionador conoce perfectamente y no necesita obtener ninguna nueva conclusión sobre ellos. ¿Qué hacen Ramos, Xavi, Puyol, Senna, Marchena o Fernando Torres, con toda su experiencia y recorrido en la selección, siendo titulares en Yerevan? Don Vicente, aproveche estos dos partidos para observar a futbolistas nuevos que igual necesita como complemento a los titulares en el Mundial. Eso es también parte de su trabajo. Porque si no, conociendo a la prensa deportiva de este país, después, liberando a unos sí y a otros no, ya es imposible.

lunes, octubre 12, 2009

Desestabilización, esa palabra


En el contexto futbolístico, es una palabra que utilizaron con profusión hasta desgastar cualquier buena acepción que pudiera tener, personajes de tan alto nivel como Núñez, Mendoza, Sanz, Lopera, Caneda, Gaspart o Jesús Gil. Parecía desterrada del debate futbolístico, pero Joan Laporta vuelve a traérnosla a primer término cuando la creíamos felizmente olvidada.

El presidente barcelonista compareció ayer en el acto conmemorativo de los cincuenta años de la Peña Barcelonista Joan Gamper de Amposta, Tarragona. Al mejor estilo de la tristemente célebre noche del "Al loro, que nos embaucan, que no estamos tan mal", e imitando las soflamas populistas que también ante sus peñistas realizaba otro gran comediante llamado Ramón Calderón, Laporta realizó otro ejercicio de verborrea imparable, uno más desde que acabó la pasada temporada, teñido de populismo ante un auditorio, eso sí, entregado. Siempre me pregunto: ¿los presidentes, en pleno siglo XXI, no se dan cuenta de que sus arengas a las peñas, por muy remoto que sea el lugar (y no era el caso) son grabadas y difundidas, y que les dejan en muy mal lugar?

Laporta, que casualmente permanecía más o menos callado desde el escándalo de espionaje entre sus directivos por motivos pre-electorales (lo que en un burdo eufemismo se llamó auditoria de seguridad), cargó con un pobre argumento ante las críticas sobre la mencionada investigación y sobre dos agrias discusiones públicas en las que ha vuelto a meterse últimamente, con el presidente cántabro y con el extremeño. Habló de que su catalanismo y el del club, el 2-6, el triplete son los motivos por los cuales se le ataca a él personalmente, en un intento, por supuesto, de conseguir la desestabilización, esa gran palabra, del FC Barcelona.

Laporta acaba su segundo mandato esta temporada. En estos casi ocho años, ha luchado contra los ultras y prácticamente los ha expulsado del Camp Nou, ha limitado los mandatos a dos de cuatro años con lo que resultará imposible perpetuarse en la poltrona, ha otorgado una imagen de compromiso social al club con el acuerdo con Unicef, lo ha modernizado y ha gestionado de manera bastante razonable el aspecto económico. Deportivamente, tres Ligas y dos Champions League más lo que pueda obtener este curso. Sólo dos entrenadores en este período, y apoyo y continuismo a la política de cantera.

Por todo lo anterior, si él reflexionara un poco, resultará muy decepcionante que con el paso de los años no sea recordado por el mejor presidente de la historia del club (ya es el más votado en unas elecciones) debido a su arrogancia y a una pose de soberbia que se ha acentuado con el paso de las temporadas, con episodios muy desagradables (el aeropuerto y los calzoncillos, el chófer).

Sr. Laporta: el catalanismo del FC Barcelona es innegable. La labor del club durante períodos como la dictadura franquista, la vía de escape que el Camp Nou y el equipo suponía como lugar de expresión suponen un legado histórico que debe administrarse de manera inteligente, no ir arrojándolo a la cabeza de aquellos que no están de acuerdo y que jamás se van a detener a pensar en ello. Los triunfos en el campo, los títulos, son un imán para llegar a nuevos aficionados y a nuevos mercados. Si, como usted dice, estamos ante el Barcelona más catalanista pero a la vez más universal de todos los tiempos, aprovéchelo y actúe en consecuencia. Defienda los orígenes catalanistas del club y adáptelos a los tiempos actuales. Se puede, y sin excluir a nadie. Por eso el Barça es més que un club, por cómo nació, por cómo se comportó como institución en momentos en que casi nadie podía dar la cara y por cómo camina hacia el futuro siendo un estupendo modelo. En último término, es algo que compete a los socios y aficionados del club, y en todas las asambleas el reconocimiento catalán del club es lo que arranca más aplausos. Perfecto. No lo use para descalificar a nadie. Ofrezca el respeto que dice que le niegan.

Claro que el triplete y el 2-6 hacen daño a los rivales (o a los enemigos, si lo prefiere). Pero lo hacen deportivamente. El dolor ha supuesto, por ejemplo, que Florentino Pérez haya tenido que realizar una inversión económica brutal en un sólo año, seguro que desaconsejada desde todo punto de vista, para evitar que ese equipo, el del 2-6, se presente en el Bernabéu en mayo del 2010 y gane otra Copa de Europa. Pero, sr. Laporta, no sea narcisista y piense que todo esto es por usted. Siendo muy respetable su catalanismo desacomplejado en su vida privada (ahí sí defenderé que ser presidente de un club no debe ser óbice para que pueda posicionarse y opinar políticamente como ciudadano), lo que realmente puso al FC Barcelona en el mapa fue Johan Cruyff. En el episodio dedicado al holandés que abre el buen documental Recordá, Míster, que el canal Barça TV ha puesto en marcha, se observa nítidamente. Esa ilusión, esa dimensión internacional, ese estilo futbolístico que, sr. Laporta, dura hasta nuestros días, es lo que produce dolores de cabeza a los rivales. Y si el catalanismo también, no tendrá nada que ver con el fútbol ni hará ganar o perder partidos.

Debería disfrutar de lo ganado, de lo que ha ayudado a construir y ver desde el palco cómo progresa el equipo de Pep o desde el Palau si el ambicioso proyecto del basket es capaz de regresar a la Final Four. Porque la batalla electoral la tiene perdida; si piensa, por un momento, que ningún candidato de la actual directiva tiene alguna opción, es que no vive en la realidad. La moción de censura no está tan lejos, y cuando se celebren las elecciones, sin usted, ninguno de los delfines investigados y/o investigándose tendrá nada que hacer. Sandro Rosell y Ferrán Soriano se disputarán el cargo...¿los recuerda? Y podrán hacerlo bien, sobre todo si se fijan, sr. Laporta, en sus aciertos y en sus postreros errores.
 
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