
Miedo. Respeto al Inter de Milán, como poco, es lo que se respiraba en la grada del Camp Nou antes del partido decisivo de Champions. Los empates de Pamplona y Bilbao, la derrota en casa ante el Rubin Kazan, la próxima visita del Madrid, las lesiones, la gripe A...Un conjunto de factores que parecían rebajar la calidad y la confianza del equipo azulgrana.
Sin embargo, una vez más, el fútbol manda. Cuando empieza a rodar el balón, toda la cháchara accesoria que acompaña siempre a este tipo de partidos se termina y el show queda en manos (en pies) de los grandes. Y esta noche, el más grande fue Andrés Iniesta. Con Ibrahimovic y Messi finalmente en el banquillo, Guardiola dispuso a Henry como ariete, Pedro por la izquierda e Iniesta partiendo de la banda derecha. Pero Andrés no se quedó allí. Como en el clásico de 2007, el '8' azulgrana barrió todo el frente de ataque, con libertad, encarando, obteniendo pases que muy pocos pueden dar y combinando y apoyándose siempre en Xavi. Esta mezcla, este juego menos académico en cuanto a las posiciones fue imparable para el Inter. Ni vieron el balón. Contemplativos, conformistas detrás de la pelota. Decepcionantes. El pobre Eto'o, aplaudido a rabiar hasta que comenzó el partido y cerquita del final, comprobó la amrga diferencia que hay de jugar en el Barça a no hacerlo.
Alrededor de Iniesta, la primera parte del Barça fue una completa sinfonía. No faltó ningún movimiento. Presión a los defensas del Inter, defensa adelantada con Puyol y Piqué atentos, rápidos y con una jerarquía brutal, Sergio Busquets dando una lección de lo que debe ser un mediocentro, Keita aportando su trabajo habitual y Pedro valiente, descarado y, una vez más, sin desentonar en absoluto. Mención especial debe obtener también Abidal, que hace nueve días fue diagnosticado con una lesión muscular para tres semanas y encima se contagió de la gripe A; en un ejemplo de compromiso, jugó como nunca. Fue sustituido casi al final con un honesto aplauso del Estadio...y de Puyol, que le tuvo a su lado durante todo el partido y vio más cerca que nadie el trabajo de su compañero.
El partido deja dos conclusiones rotundas. La primera, que, efectivamente, no hay que dudar de este equipo. Ganará el triplete o no, ganará el sábado al Real Madrid o no, pero el hambre de este grupo se mantiene. La ilusión es lo más importante en el fútbol. Eso te lleva a incrementar el esfuerzo que sumado a la calidad futbolista forma un cóctel explosivo. La segunda, que la figura de Pep Guardiola no deja de crecer y de agigantarse. Pudo arriesgar más con los lesionados, pero arriesgó de otra manera: creyendo en su plantilla mientras el resto del mundo lloriqueaba (lloriqueábamos) por las ausencias. En rueda de prensa, ha dicho que él ve a sus chicos entrenar, y que por eso es tan optimista siempre. Impecable. Morirá con las botas puestas. Mourinho, también tras su paso por los micrófonos, se marchó tras alabar el juego del Barça, su estilo y su efectividad como colectivo. Con eso, viniendo de él, casi está todo dicho.
2 comentarios:
criticale un poco más, vamos, antes del primer gol, el barca sólo paseaba la bola, no era profundo, no era vertical, en todo el partido solo una vez lo fue, en el segundo gol, el barca sabe que hacer cuando está ganando, ya llegará el equipo que lo tenga en desventaja, Mou salio a buscar un gol, con eso bastaba para callar la sinfonía que dices. saludos
La ida fue parecida, con un equipo azulgrana superior. Un entrenador conoce a su equipo, por ello Mourinho afirma que tienen mejor equipo que la temporada pasada. Reconozco que necesitan mayor criterio en el medio para poder aprovechar la amplitud que tienen por las bandas. Tiene gente muy rápida, con espacios pueden hacer daño. El arma del técnico portugués es el contraataque, tiene jugadores para ello. Necesita tiempo, un equipo en crecimiento se construye con paciencia. Sus posibilidades pasan por recuperar a Sneijder.
Al Barça todos los equipos le esperan, domina pero no concreta. Ayer se controló el partido ante el campeón de Italia, ahí es nada. Hasta final de temporada, pasarán equipos por el Camp Nou y pocos (por no decir ninguno) tendrán la valentía de presionar arriba. Faltas tácticas, parones de juego, todo ello para conseguir un empate en casa del equipo azulgrana. Ahora toca un partido de altas cotas ante el Real Madrid, para vencer necesita ser fiel a su filosofía de buen juego. No puede permitirse dejar de realizar el trabajo que desempeñaron ayer.
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