viernes, diciembre 25, 2009

Boxing Day, la verdadera feliz Navidad



Nochebuena, Navidad, Año Nuevo. Días para juntarse con la familia y de buenos deseos. Esfuerzos de felicidad que muchas veces son difíciles de cumplir.

Sin embargo, para muchos de los que vemos, jugamos y disfrutamos del fútbol, creo que en estas fechas no íbamos a quejarnos demasiado si nos tocara pasar unos días en Londres, Manchester, Liverpool o Birmingham. Mientras todas las grandes ligas europeas detienen desde el pasado fin de semana su actividad durante casi las próximas dos semanas, la Premier League inglesa se dispone a vivir las jornadas 19 y 20 en este periodo, junto con la tercera ronda de la FA Cup y las semifinales de la Football League Cup (la antigua Carling Cup o Copa de la Liga). Días frenéticos, como su propio estilo en el césped: tendremos fútbol inglés de élite los días 26, 27, 28, 29, 30 de diciembre y el 2, 3, 5 y 6 de enero.

De todas estas fechas, la del Boxing Day es la que tiene mayor carga histórica. Es el 26 de diciembre, el día siguiente a Navidad. Se cree que el nombre (literalmente el día de las cajas), procede de una tradición desde casi la Edad Media por la cual los nobles elegían esta festividad para entregar a sus criados y sirvientes cajas con regalos o comida. Seguramente con esto se convencían de estar limpiando su conciencia con una buena acción...una vez al año.

Pasado el tiempo, siglos después, los verdaderos beneficiados son los aficionados británicos, que demandan con avidez fútbol en estas fechas, enseñándonos una nueva prueba de la auténtica raigambre popular de este deporte. Los estadios repletos, y con mucha afluencia infantil. Y los equipos, en lugar de tomarse estos partidos también con espíritu navideño, compiten al cien por cien, en ocasiones con especial rabia; alguna de las dos Ligas del Chelsea de Mourinho fue cimentada en las jornadas navideñas, con tres o cuatro victorias consecutivas para estirar el liderato de manera casi inalcanzable para el resto. Además, la tradición no es exclusiva de Inglaterra. El Irlanda del Norte aprovechan para jugar su derby este día, y en Escocia planifican un partido del old firm (Celtic vs Rangers) en el intervalo navideño.

Este año, en la Premier, nos encontramos por ejemplo con un Manchester United traumatizado por las lesiones en su línea defensiva que han convertido a Carrick en central (resultado, dos derrotas en los últimos tres partidos incluyendo un sonrojante 3-0 en Fulham), un Liverpool deprimido en demasiada mediocridad y, de nuevo, un Chelsea que ya es líder y que buscará aprovechar los días que faltan para la marcha de sus futbolistas convocados a la Copa África para acumular una buena reserva de puntos.

Supongo que hay opiniones contrarias a esta acumulación de partidos, (sonrío irónicamente al pensar lo que sería plantearlo aquí en España y eso que este año se han comprimido un poco más las fechas), pero con este adelanto de jornadas la Premier también concluye antes que el resto de ligas europeas, con el adelanto de vacaciones para los futbolistas o la mejor preparación física en caso de que ese año se juegue Mundial o Eurocopa. Sólo por que el fútbol, un gigante económico, piense por una vez en las vacaciones de su público antes que en otros intereses, ya merece la pena la tradición.

En Brit Corner - Agenda de partidos en Inglaterra

En Ddf - La fiesta del fútbol del Boxing Day

Publicado originalmente en Sportyou

domingo, diciembre 20, 2009

Las lágrimas de Pep



Ese momento, ese escaso minuto de tiempo en el que Pep Guardiola ya no pudo contener la emoción sobre el césped del estadio de Abu Dabi bien puede servir como símbolo del histórico 2009 del FC Barcelona y del papel de su entrenador en él. Para describir esa imagen con perspectiva y poderla comprender mejor, se debe recordar que hablamos de alguien que con apenas quince años de edad disfrutaba de recopelotas con Pichi Alonso y Víctor Muñoz en la remontada ante el Goteborg previa a la final de Sevilla, de alguien que al llegar a La Masía de niño infería como más importante poder ver el Camp Nou desde la ventana de la habitación cada mañana al levantarse de la cama.

Creo que debe ser algo que todos buscamos, unir devoción y profesión trabajando en lo que nos gusta. En la trayectoria de Pep desde el verano de 2008 en que promocionó del banquillo del Miniestadi al del primer equipo la pasión ha sido el rasgo más acusado. Pero la clave del éxito se debe a todo con lo que la ha acompañado.

Fe en el grupo de jugadores que heredó de la época de Rijkaard, quienes venían de dos temporadas aciagas en las que todos, en mayor o menor medida, abandonaron los hábitos de un deportista de élite; confianza en ellos sí, pero sólo en los que se comprometieron con él a seguirle y a cumplir con la exigencia que se recuperaba...ya no era el momento de Deco ni Ronaldinho. Esa fue su primera decisión. Vendrían más, arriesgadas, como el caso de Eto'o.

Perseverancia y asunción como propio para todos del estilo del club. Aquel que Johan Cruyff trajo en los bolsillos de una gabardina en 1988, aquel al que Van Gaal dio continuidad pese a su mala fama y a todo el ruido que le rodeó, aquel que Rijkaard mejoró mientras tuvo ganas y ánimo para trabajar...aquel estilo que Guardiola ha modelado y completado pero que ha convertido en irrenunciable. Con innovaciones desde la táctica pero también desde el corazón, como la charla en Roma previa a la final de la Champions o la leyenda de Abu Dabi: "Señores, si hoy pierden, seguirán siendo los mejores del mundo. Pero si hoy ganan, serán eternos".

Proyección de la grandeza del club desde la sencillez, desde el día a dia, concediendo a cada rival el mínimo respeto necesario y el estudio profesional de sus virtudes, en lugar de hacerlo desde la grandilocuencia. Dedicando, de verdad y no de boquilla, los mejores años de su vida a un proyecto como si cada partido fuera el último.

Pese a los seis títulos y al respeto generalizado, son sólo 18 meses de trabajo, ni siquiera es un carrera de varios años que pueda ser evaluada, como recordó ayer el propio Pep. Y nadie es perfecto, como ilustra la pérdida de nervios ante alguna decisión arbitral como la de Howard Webb ante el Bayern o la excesiva rigidez a la hora de conceder entrevistas sin el marco de las ruedas de prensa. Además, no olvidemos que el juego es de los futbolistas. Para lo bueno o lo malo, los verdaderos protagonistas de este circo son los pases de Xavi e Iniesta, las paradas de Víctor, la naturalidad de Busquets o Pedro, los cruces de Puyol, la ambición de Piqué o la genialidad de Messi. Pero si hay un caso en el que el entrenador merece situarse a la altura de sus jugadores, este es el de Pep Guardiola. A fin de cuentas, él también lo fue. Y de los mejores.

'El mito empieza a ser Guardiola' - Ramón Besa en El País
Guardiola por Marcos López en Futbolitis

Publicado originalmente en Sportyou

lunes, diciembre 14, 2009

El Proceso


En el derby barcelonés del pasado sábado, un agarrón del defensa españolista Baena sobre Xavi Hernández supone un penalty que decide el partido (1-0). Pese a que sólo los dos mencionados protagonistas saben realmente la intensidad de la acción, el hecho está tipificado como falta en el reglamento. Y pese a que seguramente, para cualquiera que haya jugado alguna vez al fútbol, es evidente que la intervención de Baena no impidió a Xavi seguir la jugada, las reacciones son desmesuradas e injustas. Los editoriales en la prensa hablando de “ayuda inadmisible” al Barcelona, los tristemente célebres conceptos interesados y ventajistas de Villarato y los grotescos debates radiofónicos por ejemplo en programas deportivos tan razonables y habitualmente educados como el “Tú Dirás” de RAC1 dejan en muy mal lugar a los periodistas deportivos, una vez más.

Peor incluso quedan los profesionales, los futbolistas del Espanyol que justifican su inferioridad con una jugada puntual y obvian la veintena de faltas cometidas en el partido u olvidan lo ocurrido en el no partido del año pasado, donde cometieron más infracciones todavía y disfrutaron de un partido con superioridad numérica por una injusta expulsión de Keita en la primera parte. Entonces no se les escuchó hablar de “jugada que ha cambiado el partido”.

Casi al mismo tiempo, el presidente, el director general y, con otro estilo pero con el mismo fondo, el entrenador del FC Barcelona, critican al Estado español por no permitir que la expedición azulgrana pueda volar a Abu Dhabi, sede del Mundial de Clubes de la FIFA, sin hacer escalas. Se permiten juzgar la decisión de Aviación Civil cuando el avión pertenece a una aerolínea turca (recientemente contratada por un generoso contrato de patrocinio) y por tanto la escala en Estambul es obligatoria. La indignación se produce antes del viaje y después nos enteramos que el tiempo de la parada apenas llegó a una hora.

Paralelamente, mientras el líder de la Liga deja España, el segundo clasificado pierde por lesión de ligamentos a uno de los jugadores con un físico más imponente de toda la competición, Pepe, en una desafortunada acción en solitario. El sustituto del portugués en el partido, Garay, decide la victoria en Mestalla para el Madrid con un gol con la coronilla, de espaldas a la portería y sin levantar los pies del suelo. Dos horas antes, la directiva del Real Zaragoza despide a su entrenador, Marcelino, con toda La Romareda clamando por su continuidad y en cambio por la salida de los responsables de la gestión del club.

En los otros dos campeonatos que compiten por la supremacía europea con la Liga española, Premier League y Calcio, sus mejores equipos son incapaces de ganar sus partidos ante rivales inferiores: Chelsea, Manchester United, Tottenham, Inter, Juventus y Milan. El dueño de este último club, Berlusconi, es agredido tras un mitin político y de manera casi instantánea surgen diversos grupos en la red social Facebook mofándose del ataque confundiendo la crítica necesaria con la ausencia de civismo.

En 1925, un año después de su muerte y contra sus deseos en vida, es publicada la novela El Proceso, de Frank Kafka, por iniciativa de su amigo y albacea Max Brod. En ella, el autor va dando forma a una serie de hechos consecutivos y aparentemente irrelevantes que, adornados por el mayor de los absurdos, legitiman sin embargo toda una denuncia ante la ausencia de cordura y de justicia. El fútbol parece condenado a discurrir en un interminable proceso cuyo final es difícilmente predecible pero, mientras tanto, su desarrollo se convierte en muchas ocasiones en insoportable.

Publicado originalmente en Sportyou

 
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