
Ayer, en el municipio barcelonés de Vic, la Junta Directiva del FC Barcelona celebró una de sus habituales reuniones itinerantes y, como decisión más importante, anunció la fecha para la celebración de las próximas elecciones a la Presidencia del club: serán el domingo 13 de junio.
La noticia elimina uno de los focos de discusión actuales del ambiente barcelonista, aclarando que serán una vez finalizada la temporada deportiva en curso. La duda ahora es saber cómo se comportará, durante casi seis meses, el voraz y a veces autodestructivo entorno azulgrana.
Las fechas claves del proceso, además del 13-J, son: primeros de mayo, publicación oficial de la convocatoria de elecciones. Final de la Champions League y final de la temporada deportiva, 22 de mayo. Dimisión de la actual Junta e inicio “formal” de la campaña electoral, a partir del 24 de mayo. Proclamación de candidaturas que podrán concurrir a las urnas, una vez superados los trámites de avales y firmas de socios, del 1 al 3 de junio.
Todo ha sido diseñado de acuerdo con los Estatutos del club, y la fecha escogida parece consensuada con Pep Guardiola y Txiki Beguiristáin y ser del agrado de pesos pesados de la plantilla del primer equipo de fútbol como Xavi o Iniesta, que hace días ya habían mostrado sus preferencias al respecto de unas elecciones con el curso futbolístico ya concluído. Laporta apelaba ante la prensa tras dar a conocer la fecha a la “responsabilidad” de todos los precandidatos cuando se le preguntaba por los riesgos de una campaña extraoficial tan larga, e insistía en que “lo importante es el primer equipo de fútbol y también de baloncesto”, y los títulos que puedan estar por venir.
Guardiola, extralimitándose un poco, pedía ayer en rueda de prensa que “estaría bien que los periodistas no preguntaran a los jugadores por las elecciones”. Evidentemente, eso será difícil y no se puede impedir a los observadores habituales de la actividad azulgrana que quieran trasladar a la afición la opinión de sus futbolistas sobre el futuro del club. Sin embargo, eso parece lo de menos; ni las estrellas se mojarán demasiado, ni los antecedentes más próximos (espías, escuchas a los directivos, mociones de censura o declaraciones políticas de Laporta) hacen dudar respecto a que Guardiola y su vestuario estén bien centrados en su trabajo.
Más difícil parece, desde luego, que los actuales directivos, muchos de los cuales participarán en los comicios, y los aspirantes a serlo en el futuro, sean capaces de no convertir estos meses en un circo mediático. Pese a que, históricamente, las elecciones en el Barcelona han transcurrido con menos escándalos que, por ejemplo, en el Real Madrid, el ambiente está muy viciado, y sólo la buena marcha deportiva del equipo está limitando las consecuencias. Ayer se sentaron en la misma mesa, y con aparente concordia de cara al exterior, los vicepresidentes Alfons Godall, precandidato oficialista y que cuenta con el apoyo explícito de Laporta, y Jaume Ferrer, que irá por su cuenta. La tensión entre ellos es evidente, con el discutido (por comportamiento en la crisis del espionaje y por su desorbitado sueldo) director general Joan Olivé entre medias.
Ausente en la Junta de Vic, presente en el foro de Davos, en su condición de eminente economista, Xavier Sala i Martín, actual tesorero, continúa exhibiendo un comportamiento bastante alejado a lo que dice su currículum profesional, y, en la presentación de la candidatura de Godall, ya atacó de manera populista y demagógica al que parece ser el enemigo común de todos los citados: Sandro Rosell. El que fuera máximo responsable deportivo en los inicios del primer proyecto Laporta parece ser el favorito según las encuestas que se manejan en el club, pero su buena relación con Florentino Pérez, su excelente cartel en Madrid y sus presuntas dudas sobre Rijkaard antes de que el equipo de Ronaldinho y Deco explotara en ganador le pondrán sin duda en el punto de mira. En abril de 2006 publicó un libro, “Bienvenido al mundo real”, cuyo contenido es casi lo único que sabemos de él respecto a su paso por el club. Su ausencia de comentarios relacionados con las elecciones salvo alguna entrevista genérica le convierte en una incógnita, aunque su valoración entre la afición parece elevada e intacta. Ya se sabe lo que ocurre con los ausentes en el fútbol, que siempre se les añora. Eso sí, que Rosell no olvide que su condición de empresario desacomplejado y su presencia en muchos círculos más allá del barcelonista le pueden acarrear dificultades para convencer a los socios más tradicionales o conservadores. Esperamos su salto al ruedo.
Otros habituales interesados en la poltrona barcelonista, como Minguella, Majó, Medina, Guixá o Benedito parecen con pocas opciones siquiera de llegar al final, y la última gran duda será conocer la decisión de Ferrán Soriano, principal valedor del famoso “círculo virtuoso” económico de 2003 y que anda ocupado (y mucho) en el reflote de la compañía aérea Spanair. También tiene un libro, interesante, llamado “La pelota no entra por azar”, y mostró cierta coherencia abandonando la Junta cuando Laporta superó la moción de censura en el verano de 2008, legalmente pero con la letra pequeña del espíritu del socio en contra (60% de los votos negativos). Quizá sea el verdadero tapado.
Todo el conglomerado de intereses y de luchas internas descrito corre el riesgo de convertirse en una imparable bola de nieve hasta el mes de junio. La pregunta es: ¿de qué van a hablar? El proyecto y estilo deportivos son intocables, con Guardiola, Valdés, Puyol, Xavi, Iniesta y Messi al frente. La política económica también parece bien encauzada. Queda algún fichaje como Cesc o Silva y decisiones en el ámbito social. El incontenible aumento de la masa afiliada al club, ya con más de 170.000 socios, puede situarnos ante un escenario con casi 120.000 personas con derecho a voto. El sufragio por internet aún no está implementado, lo que nos dejará unas elecciones a la vieja usanza. No coincidirán eso sí con día de partido, aunque tampoco hubo fútbol en el Camp Nou en 2003 y Laporta ganó con más de 25.000 votos, el presidente más votado de la historia del club.
En cualquier caso, será ingenuo olvidar que del posicionamiento de los grandes grupos de comunicación que orbitan alrededor del club y sus intereses, y, como importante novedad, del rendimiento que los candidatos puedan obtener de las nuevas sociales, dependerá en gran medida el resultado de las elecciones. El brillante presente y el futuro del Barça están en juego.
Publicado originalmente en Sportyou