
Sobre el Chelsea ya lo sabíamos: cinco semifinales en los últimos seis años, final perdida por penalties y batallas legendarias con el FC Barcelona incluídas. Quizá más favorito que nadie, mientras se habla por hablar de esa final Real Madrid-FC Barcelona. Pero el Inter de Milan no ofrecía tanta seguridad en la previa al partido de hoy de octavos de Champions. El nivel menguante de su campeonato doméstico (el Milan ganó en partido aplazado a la Fiorentina y se sitúa a cuatro puntos, y la Roma, que llegó a ocupar posición de descenso, está a cinco) y el nivel ofrecido en el Camp Nou en la liguilla no invitaban al optimismo.
Pero el Inter ha ganado 2-1 y, como mínimo, viajará a Londres con aspiraciones de superar la ronda, cosa que no ha conseguido en las últimas tres temporadas. En el partido quizá marcó demasiado pronto. Al tercer minuto, Milito aprovechó una buena combinación para quebrar a Terry y dejar una muestra más de su calidad como delantero centro. El ambiente que ya existía en las gradas del Giuseppe Meazza creció aún más con el gol, pero el Inter no fue presa de la euforia de su gente y pensó que ya estaba bien. 1-0, perfecto. Pasó casi toda la primera parte detrás del balón, salvo en una gran ocasión de Eto’o que no logró conectar el remate. No fue un catenaccio grosero, pero sí pareció que tenía suficiente con el resultado. El Chelsea comenzó a manejar el partido, apoyado en los movimientos de Kalou y sobre todo de Drogba, en una forma excelente, con capacidad para rematar casi cualquier cosa y desde cualquier posición. Una falta al borde del área que el marfileño convirtió en un tremendo disparo al larguero de Cech fue la mejor ocasión de los blues en la primera parte.
Lo que no logró Drogba sí lo consiguió Kalou a los cinco minutos de la reanudación. El gol fue una consecuencia del empuje de Ivanovic y Malouda (lateral izquierdo por las bajas) por las bandas del Chelsea, instrucción clara de Ancelotti en el descanso, y precedió a los mejores minutos del equipo inglés. Parecía que el Chelsea iba a imponer su fortaleza y que el Inter tendría que reconocer, otro año más, que no le da para competir ante los grandes europeos. Pero, un poquito de la competitividad agresiva (a veces mal llevada, como el pasado fin de semana ante la Sampdoria) que Mourinho poco a poco está inyectando en las a veces frías venas de sus jugadores, otra dosis de fe ausente en pasadas temporadas y la frecuente llegada de sus centrocampistas premiaron al Inter con el 2-1, un buen remate de Cambiasso que necesitó de dos tentativas para ser gol.
No creó mucho más peligro el Inter, pero puso en el campo como sustitutos a jugadores de ataque como Ballotelli y Pandev, y no pareció más conforme con el resultado que el propio Chelsea. La eliminatoria queda más igualada de lo que pensábamos al principio, El Inter ha salido respondón, y la decisión sobre quién superará la eliminatoria será en Stamford Bridge, con Mourinho sentado por primera vez en el banquillo visitante. Copa de Europa, de verdad.
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