jueves, abril 29, 2010

El Barça, ciego en la caverna


Los jugadores del Barcelona y su entrenador consiguieron aislarse del tremendo ambiente previo a la semifinal contra el Inter. Lejos del entusiasmo de la grada, dando por buenas la continuación del estilo y la paciencia ante noventa minutos para hacer dos goles, el equipo compareció en el césped ligeramente desconectado. Demasiado confiado. La actitud de Inter, renunciando a los contragolpes que tanto resultado le dieron en el partido de ida, la insultante posesión de balón para un partido de este calibre y la rápida expulsión de Motta (un despropósito mutuo que combinó la estupidez del interista con el teatro de Busquets), parecieron inclinar al Barça a pensar que había tiempo, que no había necesidad de precipitarse.

Tiempo, pese a los intentos de Julio César para detenerlo, hubo. Lo que faltó fue fútbol. Al menos, el fútbol vertiginoso de banda a banda, pujante y ambicioso que ha caracterizado al equipo de Guardiola. Junto a esto, la mayor virtud del colectivo azulgrana es la presión adelantada para recuperar el balón lo antes posible y así construir las ocasiones de gol. Pero no hizo falta. El Inter, regaló el balón de tal manera, directamente desde los saques de portería, que, aunque involuntariamente, desconcertó a los de casa. Gaby Milito, que jugó de lateral izquierdo, ya no era necesario. Keita quizá tampoco. Como en Cornellá y en la ida en San Siro, al Barcelona le faltó fútbol en el mediocampo. Suena duro en este equipo, pero se echaba en falta calidad, imaginación. De nuevo Xavi con toda la responsabilidad, y de nuevo Messi sin ayudarle, sorprendentemente tímido. Pedro se equiparaba con Maicon de manera valiente pero sin obtener demasiados resultados, e Ibrahimovic parecía un central más neroazzurri. Lo del sueco resultó preocupante y decepcionante a partes iguales. Se le fichó precisamente para desastascar este tipo de partidos, cerrados, ante defensas súperpobladas. Pero no fue capaz. Ni de aguantar el balón, ni de rematar, ni de moverse para un mísero desmarque. O se trata de un problema físico, o su adaptación a un juego como el barcelonista se presume difícil. En los dos partidos de la eliminatoria, Piqué, sí, ¡Piqué!, ha resultado más hábil y efectivo como ariete que Zlatan. No hay mucho más que decir.

El Barcelona terminó el partido de la temporada, uno de los más importantes de la historia del club como local, con una delantera formada por Pedro, Jeffren y Bojan. Por mucho que admiremos los progresos de La Masía, no es normal. Si queremos buscar las diferencias con el equipo tricampeón del pasado curso, faltaron alternativas en el mediocampo y en ataque. Iniesta lesionado y Henry desaprovechado pese a su declive, cierto. Pero en una temporada de nueve meses existen las bajas. Y un equipo como el Barcelona debe poder sustituirlas con más garantías. Guardiola ha demostrado su categoría como entrenador, motivador, gestor de la imagen de un equipo grande. Irreprochable. Pero debe aprobar la asignatura de los fichajes este verano. Las magníficas cifras en la Liga, con una derrota en treinta y cuatro partidos, y el título muy cerca, no deben esconder ese déficit.

Y el Inter. Jugará una final casi cuarenta años después. Puede entenderse que el fin justifique los medios. Pero el reconocido nivel de posesión del Barcelona, la expulsión de Motta, el ambiente, una supuesta inferioridad…nada de lo anterior compensa la miserable actuación del equipo de Mourinho. Es muy lícito ser un grupo defensivo; el fútbol es universal y nadie debe dar lecciones de cómo ha de ser jugado a los demás. Pero regalar uno tras otro todos los balones desde Julio César, sin rubor, casi sin buscarlos, fue un caso difícil de recordar en un equipo de la élite europea en una semifinal continental. Milito, Eto’o, Sneijder…no son defensas, y tuvieron que comportarse como tales. Como bien dictan el equipo clasificado para la final y el partido de ida, el Inter no es mucho peor que el Barcelona…¿por qué una renuncia tan descarada? Si el árbitro no ve la mano de Touré y concede el gol de Bojan, ¿hablaríamos de lección defensiva de Mourinho? No, juzgaríamos el papel del Inter casi con crueldad. Y el resultado tampoco debe obviarlo. El propio Bojan rozó el gol en un remate de cabeza que salió fuera por centímetros. Un 2-0 hubiera convertido el partido del Inter en ridículo. Con el 1-0, también lo fue.

Más en El Hacha de Rubén Uría - ‘Peor para el fútbol’

Publicado originalmente en Sportyou

lunes, abril 26, 2010

Barça, cómo perder el criterio en media hora


El fútbol, seguramente el deporte que menos ha notado el paso del tiempo en cuanto a modificación de sus reglas o a cambios en sus tradiciones principales, durante sus más de cien años de historia, no es ajeno sin embargo a la revolución tecnológica que ha supuesto internet. Como si fueran expertos en marketing, los clubes y los propios aficionados utilizan por ejemplo las redes sociales (twitter, facebook o youtube) para objetivos comerciales, tipo incremento de venta de entradas, o motivacionales de cara a grandes partidos.

Tras la derrota del pasado martes, el FC Barcelona vs Inter Milan que viene es un buen ejemplo de todo esto. Al principio parecía una iniciativa más o menos espontánea de la afición azulgrana, que vía cadena de emails, junto con la difusión por los medios antes mencionados, incitaba a crear el mejor ambiente posible de cara al partido de la remontada. Con el mismo estilo más o menos discutible de aquellas campañas pasadas en el Real Madrid (los muy mejorables conceptos del “Juntos podemos” o la “cofradía del clavo ardiendo”), al menos no tenía un carácter oficialista, y es valorable que una afición se organice como desee para ayudar a su equipo cuando crea que éste lo necesita. Pero el Barcelona institucionalmente ha decidido subirse al carro, y hoy, recién terminado el Barça-Xerez, ha vestido a sus futbolistas cuales maniquíes con una camiseta con la leyenda “Ens hi deixarem la pell. Remuntada. Nos dejaremos la piel. Remontada”. Inmediatamente después, spots promocionales en internet y publicación del proyecto de mosaico para la grada.

Hoy, ante la visita del colista de la Liga BBVA, el Camp Nou registró la cuarta mejor entrada de la temporada, más de ochenta y dos mil espectadores. ¿De verdad alguien duda de que el miércoles el Estadi estará repleto, con la gent blaugrana apoyando de manera incondicional en búsqueda de la final del Santiago Bernabéu? ¿Tantas dudas despierta el comportamiento del público en el club, cuando ha sido irreprochable en las dos últimas temporadas? Seguro que los responsables de marketing o comunicación del FCB saben que el día del Goteborg y ‘Pichi’ Alonso, en las semifinales ante Benfica y Oporto previas a Wembley y Atenas, durante la remontada ante el Chelsea en 1999, en el durísimo partido del Milan de Shevchenko que proporcionó el billete a Paris o en definitiva en las grandes noches europeas nunca falló la grada del Camp Nou, que siempre resultó intimidador para el rival. La temporada pasada, en los partidos ante Lyon, Bayern y Chelsea, el club preparó previas de más de una hora con el objetivo de mejorar la carga ambiental, speakers, megafonía a todo volumen y demás… pero aún no han comprendido que la pasión la llevan los seguidores desde casa, y cuando se unen casi cien mil personas ilusionadas por un colores, las verdaderas atmósferas de fútbol de verdad casi se crean solas. Es una de las cosas que el viejo fútbol mantiene desde que comenzó a ser mucho más que algo a vida o muerte para mucha gente (Bill Shankly dixit). ¿Alguien se imagina que a las aficiones del Liverpool o del Bayern Munich se les pida que animen a tope en una semifinal europea? Cierto que en los estadios españoles hay menos tradición de llevar la camiseta puesta que en los británicos, pero nada más. Cualquiera que haya visto un partido clave en el Camp Nou lo sabe. La iniciativa del club me resulta intervencionista y redundante. Forzada e innecesaria.

Mientras tanto, sólo un rato después, Guardiola respondía en las tripas del Camp Nou a las preguntas en la correspondiente rueda de prensa tras el partido. Tras reconocer que habían jugado casi más pendientes del Inter que del Xerez (y a fuerza que se notó en el césped), le preguntaron por las diferencias entre los arbitrajes de la Liga y de la Champions League. Respondió que el nivel era bueno, que él no era árbitro y que no podía juzgar demasiado, pero se despachó con un “preguntar en la meseta central, que allí saben mucho del tema”. ¿? Guardiola tiene demasiado nivel, ha dado demasiados buenos ejemplos de cordura desde que es entrenador como para descolgarse con esta innecesaria estupidez y ponerse al nivel de los villaratos o de aquellos que hablan del Barcelona y de los catalanes como “los de ahí arriba”.

Es comprensible la excitación que provoca en el club el partido ante el Inter, calificado en algunos medios, y quizá con razón, como el más importante de la historia del jugado en el Camp Nou. Pero ningún partido debería merecer perder el criterio de club tan bien construído en los últimos tiempos con campañas y declaraciones altisonantes, y que tanto molestan cuando se realizan desde la otra orilla. Lo verdaderamente importante para eliminar al Inter sigue siendo el fútbol, y no, como decía hoy Martí Perarnau, Mourinho, los árbitros, la épica… ni las mesetas.

Martí Perarnau en El Periódico de Catalunya - Las goteras del Barça

Publicado originalmente en Sportyou

domingo, abril 18, 2010

Florentino, ¿otra partida al PC Fútbol?

Cesc, Silva, Ribéry, Rooney. Realizando un compendio de la prensa deportiva de las últimas semanas, estos jugadores serían los objetivos de Florentino Pérez para reforzar la plantilla del Real Madrid en el próximo verano. En condiciones normales, lo lógico sería poner estos fichajes en cuarentena sin calificarlos más de allá de rumores, esperar al final de la temporada (el Madrid ha perdido la Copa y la Champions pero mantiene opciones para ser campéon de Liga) y sobre todo decidir si Pellegrini continuará en el banquillo o si por el contrario aterrizará un nuevo entrenador.

Sin embargo, bien sea por filtraciones interesadas desde dentro del propio club, bien por la pericia de la prensa que sigue diariamente la información y los movimientos de las oficinas del Bernabéu, la temporada pasada prácticamente resultó un pleno de aciertos en lo referente a los nuevos futbolistas que se iban a vestir de blanco: Cristiano, Kaká, Xabi Alonso, Albiol, Benzemá… sólo la dura resistencia del Bayern Munich sobre Ribéry evitó el cien por cien de aciertos.

En un par de meses, la rueda volverá a girar. Florentino parece ocupar el tiempo no en evaluar decisiones pasadas sino en autoafirmarse en sus convicciones. Ha comprobado el impacto de Cristiano como lo mejor del curso, espera a Kaká y se convence de que los entrenadores continúan siendo un mal (in)necesario. Necesita resultados ya. La estadística de tres títulos sobre dieciocho posibles poco menos que le atormenta. Y si Mourinho es el hombre (o Scolari, o Capello), pues adelante. Nunca terminó de tener fe en loas halagos y recomendaciones que Valdano le sugería sobre los conceptos de estilo, de imagen propia de juego, de construcción…de Wenger. Mucho menos de Pellegrini. El intervencionismo de los entrenadores le resulta inconcebible.

No recuerdo haber leído o escuchado antes la opinión siguiente, seguro que alguien también la comparte: aunque con la perspectiva del tiempo suene casi a broma, Del Bosque hubiera sido un entrenador ideal para la forma de trabajar del presidente. Cauto, prudente, poco mediático, trabajador con los recursos aportados por el club sin demasiadas complicaciones. Pero Florentino no tuvo paciencia ni supo verlo. Pretendió llevar el oropel no sólo al césped sino también al banquillo. Y entró en la deriva de entrenador por año que debe cerrar en algún momento. Es normal que un hombre de la posición y trayectoria de Pérez tenga las ideas claras, conceptos financieros contrastados y firme toma de decisiones. Pero también debería ser capaz de permitir una mínima permeabilidad para comprender que el fútbol, un deporte centenario que ha proporcionado decenas de resultados increíbles, innumerables derrotas de grandes equipos ante otros muy inferiores, en todas las competiciones habidas y por haber, no es como jugar a la ‘Fantasy League’ o, mucho mejor, al ‘PC Fútbol’. En estos juegos, fichabas a todos los jugadores que tenían una media de más de noventa sobre cien, y tras unas cuantas partidas, ya podías poner a una de tus estrellas como portero que, a la hora de simular el partido, el resultado más corto era cinco a cero a favor. Afortunadamente, la química de equipo y los botes de la pelota del fútbol real no se pueden transcribir a un código de ‘0′, ‘1′ ó cuadros repletos de ‘€’…

Publicado originalmente en Sportyou

domingo, abril 11, 2010

El Bernabéu, hogar de Xavi


“Cuando sale el calendario, lo primero que hago es mirar cuándo jugamos en Madrid”. Con esta frase y otros recuerdos de interesantes batallas pasadas resumía Xavi Hernández en El País su barcelonismo y lo especiales que resultan para él los partidos en el Santiago Bernabéu. Hoy, en el clásico más relevante de las últimas temporadas, al menos por importancia clasificatoria, el ‘6′ del Barça lo volvió a demostrar.

La tensión, la ansiedad, la carga mediática y ambiental del partido se revelaron patentes en la primera media hora de juego. Una batalla táctica, casi ajedrecística, con los dos equipos jugando en treinta metros. Las dos defensas adelantadas, valientes, presión al rival pero ausencia total de disparos a puerta. El Barcelona, más impreciso de lo habitual, no lograba continuidad en su juego de posesión. Sin Ibrahimovic, sin Iniesta, con Messi demasiado en punta rodeado siempre de jugadores del Madrid, y con la apuesta de Alves como extremo, perdiendo así su mejor virtud, la sorpresa en velocidad, parecía por momentos añorar un poco de calidad. A cambio, exhibió solidez, madurez, y consiguió desactivar la rotundidad ofensiva habitual del Madrid, que tampoco conseguía crear peligro. Sólo Cristiano, que lograba aprovechar la tendencia de Puyol a realizar coberturas desde el lateral al centro de la defensa y la indefinición de la posición de Alves y encontraba huecos por la banda izquierda. Se encontró sin embargo con un Piqué impecable, que suplía su déficit de velocidad respecto al portugués con una colocación perfecta, aguantando firme sin conceder los espacios decisivos.

El Madrid incomodaba mucho al Barça. Le presionaba posicionalmente, evitando la salida de balón controlado del propio Piqué o de Busquets y enmarañando el juego cerca de Xavi. Parecido a lo que intentaron Wenger y el Arsenal el pasado martes. Pero, de igual forma que en el partido de Champions, Xavi se las ingenió para participar. Su progresivo contacto con la pelota activó a su equipo. Messi comprendió que debía retrasarse unos metros, no estar tan arriba. Y cuando los dos se asociaron, en cuanto pudieron combinar juntos, el equipo se reconoció a sí mismo. Enseguida, Messi arranca, se apoya en Xavi y éste le deja en el área con uno de esos pases profundos y bombeados marca de la casa. Control con el pecho que elimina a Albiol y remate con la derecha. Primer tiro a puerta, gol. Demoledor para la moral del Madrid.

El Barcelona fue práctico. Comprendió lo que necesitaba el partido y sin perder su esencia se desplegó de manera heterodoxa. Keita y Busquets quitaban y cohesionaban al equipo, pero ninguno con excesiva lucidez con el balón. Así que Xavi y Messi cada vez más cerca, cada vez más arriba y cada vez más cómodos. Pedro, que había trabajado mucho pero no conseguía colaborar demasiado con el balón, tiró un desmarque en una transición azulgrana. Arbeloa quedó desequilibrado y el pase de Xavi hizo el resto. La definición de cara al gol de Pedrito, revelada este año como su mejor virtud, inmejorable.

Con el 0-2, Guti al campo. Su carácter y las dudas que despierta respecto al compromiso con su profesión son evidentes, casi tanto como la calidad y claridad de sus pases. El Madrid no tuvo la pujanza, la rabia, el ritmo de otros días, sumido en una mezcla de frustración y ansiedad que el Barça, aún sin su cara más brillante, produce en sus rivales. Pero encontró a Guti y no tiró el partido. Varios disparos lejanos y un par de buenas ocasiones de Cristiano abortadas por Valdés, cuya personalidad se acentúa en cada partido. Insuficientes de cara al marcador y quién sabe si al futuro de la Liga. Con el cambio de Iniesta Guardiola buscó el objetivo de conservar el balón y cerrar el partido. No lo logró del todo pero tampoco vio peligrar el resultado.

El Barcelona y Guardiola evolucionan. Con ocho jugadores de la cantera, sin delanteros que impresionen a las defensas rivales salvo Messi son capaces de sobreponerse a las ausencias y de compatibilizar estilo con madurez en las grandes citas. Además, hoy, disfrutó de nuevo de la mezcla de Xavi y Messi, deliciosa y mortal para cualquier rival. Tan evidente como en el 2-6, con más valor incluso porque no jugaron tan bien rodeados como aquella noche (Henry e Iniesta en forma, Eto’o). Siendo sinceros, la clase magistral de Xavi estuvo incluso por encima del brillo de Messi, difícil escoger un mejor elogio para el sr. Hernández.

El Madrid, por el contrario, continúa varado en las mismas dudas y conflictos de las temporadas recientes. Aferrado a los números hasta que éstos no le permiten obtener los títulos. Cierto que se ha encontrado al mejor FC Barcelona de la historia, pero también ha dispuesto de los mejores recursos económicos que se recuerdan en una sola temporada. Si la Liga finalmente viaja al Camp Nou, ¿le servirá a Florentino como aprendizaje?

Publicado originalmente en Sportyou

 
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