
Es incontestable la fase de clasificación para el Mundial que ha realizado Inglaterra, con Fabio Capello al mando. Después de tocar fondo y ni siquiera disputar la Eurocopa de Austria, los dirigentes de la FA lanzaron un órdago; ya se habían atrevido en el pasado con un entrenador no británico contratando a Sven Goran Eriksson, pero si hay un estilo en el extremo opuesto, absolutamente antónimo, al inglés en el fútbol es el italiano.
O al menos así era sobre el papel, en uno de los tópicos que siempre adornan el fútbol. Ataque frontal contra catenaccio, fair play versus argucias para perder tiempo, marcadores repletos de goles enfrentados al eficaz uno a cero. La realidad objetiva, es que en los últimos años Inglaterra ha jugado fatal al fútbol, con McCLaren en el banquillo, peor que cualquier equipo italiano. Así que, ¿por qué no Capello? Pleno de victorias en el grupo previo, optimismo en la prensa y en la hinchada, y a Sudáfrica.
En el debut ante Estados Unidos, se confirmaba la baja de Barry en el centro del campo. Y Capello, sin ningún rubor y con un par de galones, teniendo por ejemplo a Carrick, decidió jugar sin mediocentro. Porque Lampard y Gerrard no lo son. Es un debate interminable en Inglaterra, si mezclan bien o si pueden jugar juntos. Capello había encontrado el equilibrio situando a Gerrard como falso interior izquierdo, Barry y Lampard en rombo. Pero hoy no mantuvo esa apiuesta; jugó Milner, que indispuesto tuvo que ser sustituido antes del descanso por Wright-Philips. Y no funcionó en absoluto. Inglaterra fue incapaz de sacar el balón jugado con un mínimo de criterio. Fue un equipo demasiado rígido, sin flexibilidad para descifrar el partido y abandonar por unos minutos el guión de la pizarra. Gerrard, pese a encontrar rápido el gol en una buena pared de Heskey, y Lampard apenas acompañaron el juego de ataque, permanecían en línea uno con el otro y sin asomarse al área.
Más bien era Rooney el que bajaba a recibir. Wayne ofreció una exhibición de compromiso y ganas de fútbol. Parecía un futbolista de una selección distinta a la que defendían sus diez compañeros restantes. Mereció el gol, pero el grosero error de Green al conceder el empate de EEUU enviará su gran partido al olvido. En los tabloides británicos no se hablará de otra cosa, debate en la portería al canto. Pues cuidado porque se equivoca el entorno inglés si pone el foco en este asunto. Su problema es el de siempre, fútbol. No digo que tengan que jugar como España, ni mucho menos. Perfecto que planteen un fútbol rápido, directo y agresivo. buscando moverse siempre como un bloque, de banda a banda. Pero que lo hagan. Porque Inglaterra, sí, aquel equipo que podía no ganarte pero que te agotaba a pelotazos y te empujaba hacia tu portería, ni siquiera colgó balones. Y eso que Crouch jugó veinte minutos. ¿Dónde quedó el kick and rush? Lo que quiere Capello, con esta disposición, deja a los dos mejores futbolistas del equipo, Lampard y Gerrard, desconectados y realmente, ni atacan ni defienden.
Inglaterra sólo ha ganado un Mundial, en 1966. Todos los aficionados deseamos verles jugar en los grandes torneos; siempre aportan algunos buenos futbolistas, el show habitual en la portería y el rastro que dejan sus aficionados. Pero casi nadie les da nunca como favoritos a nada. La presencia de Capello ha modificado ese estado de opinión, y analistas de todos los estilos sitúan a los pross ganando la Copa del Mundo o disputándola hasta el final. Ojalá. Me declaro ferviente seguidor del football. Por eso mismo lamento haber visto, hoy al menos, a la misma triste, ambigua, acomplejada e indefinida Inglaterra de los últimos veinte años.
Escrito originalmente para Sportyou
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