lunes, agosto 30, 2010

Baratas conclusiones


Si Pep Guardiola lee o escucha muchas de las valoraciones periodísticas lanzadas al aire tras el 0-0 del Real Madrid en Mallorca, seguro que le resultarán familiares, recordando aquellos días de septiembre de 2008 en los que fue tratado poco menos que de juvenil tras perder en Soria y empatar en Santander.

Anoche, desde los primeros debates radiofónicos, se hablaba ya de campeones de liga, de distancias, de remontadas...todo ello tras la primera jornada de Liga. Una cosa es que FC Barcelona y Real Madrid sean superiores al resto, otra muy distinta ningunear los meses de competición que nos quedan. El primer atizado, por supuesto, José Mourinho.

El portugués continúa en primera línea mediática; jugosas entrevistas y actuaciones en la banda como la de anoche, repleta de sus habituales gestos y aspavientos, contribuyen a ello. Dudo que la barra libre con la que disfrutó en Milán, pese a alguna sanción que otra, se mantenga abierta aquí. Sin embargo, el principal problema con que puede encontrarse el portugués es que no consiga diferenciar a su equipo del Real Madrid del último lustro. Valdano decía hace poco que el Madrid nunca se identificó con un estilo. Eso es muy discutible, pero lo que es más objetivo es que el equipo lleva jugando a lo mismo desde los tiempos de Vanderlei Luxemburgo; Capello, Schuster, Juande, incluso Pellegrini. Un doble pivote, repliegue y aprovechamiento del contragolpe y de la calidad de los delanteros. Eso es lo que se vió en Mallorca anoche, sin olvidar que el Madrid tuvo ocasiones y mereció ganar el partido. Pero tengo la impresión de que, aunque cambien los cromos, el entorno madridista comienza a estar aburrido de esto, y Mourinho deberá emplearse a fondo para evitar el hastío que provoca una película vista decenas de veces.

Tampoco sirve eso de que el Madrid no puede comparse con el Barcelona. La excusa oficial es que el club azulgrana juega "con los ojos cerrados", "de memoria" y "gracias a un trabajo de veinte años". Claro, ese es justo el mérito. Si en el Bernabéu no pasara un entrenador distinto cada temporada también podrían aspirar a ello. Cualquier criterio con el que queramos medir o comparar es evidente que sostiene la igualdad con la que deben ser tratadas ambas potencias. Si uno de los dos está muy lejos en alguno de ellos, el demérito es exclusivamente propio.

jueves, agosto 19, 2010

Mourinho y Guardiola, una cuestión de respeto

Una vez concretado el fichaje de Özil por el Real Madrid, Jorge Valdano, en la rueda de prensa de presentación del futbolista alemán, daba por cerrada la lista de incorporaciones para la presente temporada, quedando por solventar las bajas que configuren definitivamente la plantilla. Paralelo a tal anuncio, José Mourinho, también presente, agradecía el trabajo del club sentenciando que "El Real Madrid ha hecho inversión suficiente para que su entrenador respete a la entidad y a sus estructuras deportiva, directiva y económica".

Como de los errores se aprende, por mucha oposición, a veces involuntaria, que se tenga a reconocerlo, Florentino y Valdano han concedido a Mourinho todo lo que le negaron a Pellegrini: planificación deportiva, decisión de altas y bajas y gestión del vestuario. El fichaje de Carvalho como máxima expresión. El entrenador portugués equipara el respeto hacia su persona con la inversión en fichajes. No es hipócrita y lo reconoce. Dando por sentado que puede calificársele como uno de los mejores entrenadores del mundo, si no el mejor, es inteligente y sabe, por mucho que nos deleite a menudo con cierta arrogancia, que su trabajo seguramente no hubiera lucido tanto sin la presencia de Deco,Carvalho o Maniche en su Oporto Campeón de Europa, sin los fichajes que le proporcionó Abramovich en la etapa del Chelsea (Drogba, Robben, Cech, de nuevo Carvalho) o sin la facilidad de la que dispuso en el Inter de Milan para confeccionar un equipo a su medida. Un amigo siempre me decía que Johan Cruyff era un genio pero que le hubiera gustado verle entrenar al Osasuna o al Racing cuando salió del Barça. Y es cierto. Así mismo, también sabe positivamente Mourinho lo que supone que el dueño del club "te cuele" jugadores que no quieres, caso de Ballack o Shevchenko en su última época en Londres.

Mientras tanto, en Barcelona, la inversión en fichajes también es el caballo de batalla del verano. Imposible el fichaje de Cesc Fábregas, fuentes como Lu Martín (El País) o Martí Perarnau (Sport, El Periódico), habitualmente muy bien informadas sobre el pensamiento de Pep Guardiola, insisten en que la decisión del entrenador azulgrana sigue firme: "O Cesc o nada". La alineación de la Supercopa y la presencia diaria en los entrenamientos del primer equipo de Fontás, Sergi Gómez, Jonathan, Thiago, Víctor Vázquez y Oriol Romeu, parecen confirmarlo. También resulta obvio que a Guardiola no le importa demasiado si se marcha Ibrahimovic. Al mismo tiempo, los dos diarios de Barcelona, Sport y Mundo Deportivo, deslizan nombre tras nombre que a los pocos días se desvanecen en las volátiles páginas de un mes de agosto futbolístico. Guardiola, el otro candidato junto con su colega portugués al título símbolico de mejor entrenador de la actualidad, se ha equivocado en los fichajes de las dos últimas temporadas, compartiendo responsabilidad con Txiki Beguiristáin. Con Hleb, con Cáceres, con Ibra por aceptar su elevado precio, con Villa llegando un año tarde, con Chygrynskiy pese a que el ucranio quizá merecía una segunda temporada. Tampoco puede quejarse Pep de que su club no le ha respetado hasta ahora en términos de inversión económica, pero dada la situación financiera de FCB, ampliamente difundida por la propia directiva de Sandro Rosell, Guardiola parece decidido a actuar como hombre de club y no volver a malgastar dinero en fichajes. O si nos ponemos más drásticos, a lanzarle un órdago a su Presidente. Es consecuente por su parte rechazar gastar 15 millones en Özil cuando tiene 21 años, más o menos de la edad de sus jóvenes promesas del filial. No comparo, pero no es descabellado pensar que Thiago Alcántara, por ejemplo, puede ofrecer en breve un nivel parecido al talentoso ex jugador de Werder Bremen.

Nadie es infalible, cualquier gran entrenador de la historia del fútbol guarda cadáveres en su armario en forma de fichajes fallidos. Sin embargo, modestamente, si yo estuviera en el lugar de Florentino Pérez o Sandro Rosell, dejaría los fichajes, la última decisión, siempre en manos de Guardiola y Mourinho, por encima de Valdano, Pardeza, Bartoméu o Zubizarreta. Real Madrid y FC Barcelona están por encima de las personas, pero indiscutiblemente ambos merecen crédito.

sábado, agosto 14, 2010

Previa Premier 2010-2011: ¿La clase media? (y II)


Si tomamos en consideración las predicciones de Sir Alex Ferguson para la nueva temporada, no sólo será brutalmente cerrada la lucha por el título, sino incluso para ocupar alguno de los cuatro primeros puestos y el derecho por tanto a viajar por la próxima Champions League.
Cuando nos planteamos la posibilidad de que este año cambie la jerarquía en el Big Four, el primer equipo que de manera irreversible nos viene a la mente es el Manchester City. Desde septiembre de 2008, el City ya no es el rival pobre de Manchester, ni siquiera el club de Joe Mercer o el hogar en los 70 de estupendos futbolistas como Francis Lee o Colin Bell. Desde aquel mes de hace casi dos años cuando el dinero, los dólares del petróleo del Abu Dhabi United Group for Development and Investment se convirtieron en propietarios del club, las inversiones en futbolistas no han cesado, de hecho se ciernen sobre el mercado mientras se escriben estas líneas.

Roberto Mancini no está pensando en mirar a los equipos inferiores para apuntalar alguna posición de la plantilla; tiene más de treinta futbolistas en nómina, y los que aún se puedan añadir. Puede alinear dos equipos distintos de internacionales sin contar las inminentes llegadas de Balotelli, James Milner e incluso Ibrahimovic. Se irán futbolistas, claro, sólo hay lugar para veinticinco profesionales, pero en los descartes quizá podemos observar algún indicativo sobre cómo irá la temporada o, principalmente, sobre a qué querrá jugar este equipo. De momento, Bellamy y Stephen Ireland se han quedado fuera de la lista oficial de inscritos para la Europa League. Dos magníficos futbolistas, con rendimiento acreditado con la camiseta sky blue, con agresividad, competitividad y gol el primero, calidad, pase, temple y conocimiento del juego el segundo. Parece una mala decisión. También hay dudas sobre Robinho, Tévez, Adebayor…casi todos parecen sospechosos. Quedar fuera el pasado mayo de la Champions, clasificando ’sólo’ quintos, fue un golpe durísimo, pero el efecto inversor desencadenado para mejorar, excesivo. Ni siquiera me refiero ya a las cifras de los traspasos, sino a la acumulación de jugadores. Parecen estar buscando el binomio perfecto: cantidad+calidad. Enorme reto para Mancini, desde ya, en convertir el desfile de modelos en un equipo de fútbol, en transformar el escaparate en un vestuario. Les seguiremos y analizaremos con atención.

Mientras tanto, el Tottenham Hotspur de Harry Redknapp merece el crédito logrado. Ellos fueron los cuartos, ellos jugarán la Liga de Campeones y sólo ellos han roto la tirania de los cuatro grandes desde el Everton en 2005. El desafío comenzará precisamente desde el primer día, ya que abren el campeonato recibiendo al City. Redkapp deberá convencer a sus futbolistas de que no es imposible repetir la clasificación del curso pasado pese a que el color del dinero ahora es azul y no verde. Él, viejo conocedor de las relaciones entrenador/prensa/presidente, confía en las posibilidades de su equipo pero al mismo tiempo presiona a Daniel Levy en búsqueda de refuerzos. Sólo ha llegado Sandro, pero un equipo con Modric, Jenas, Lennon, Bale, Defoe o Crouch está obligado a dar la cara.

Lo anterior seguro que resulta familiar en Villa Park. La dimisión irrevocable de Martin O’Neill como manager del Aston Villa puede que haya sepultado todas las opciones de los villanos para este curso. Los presidentes cierran el grifo del dinero (como este caso de Randy Lerner en Birmingham) y los entrenadores no “garantizan” nada sin nuevos fichajes. Se cubren las espaldas, sabiendo que ellos son los primeros en la lista cuando el balón no entra. La previsible marcha de Milner, junto con la de Barry el pasado verano colmaron la paciencia. O’Neill perdió el pulso y se marchó. El equipo queda en estado de ’shock’, sin fichajes y ahora mismo sin entrenador (Kevin MacDonald de manera interina), mientras se negocia con Bob Bradley. Difícil temporada les espera.

Cuando David Moyes llegó a Liverpool para ocuparse del banquillo del Everton, en marzo de 2002, el equipo corría serio riesgo de descenso. Logró evitarlo y en la temporada siguiente ya terminaron séptimos. Desde entonces, presencia casi habitual en competiciones europeas incluyendo el mencionado cuarto lugar en 2005. Arteta no está lesionado e inicia temporada. Esa es seguramente la mejor expectativa para el equipo, que su mejor jugador está listo y motivado tras su reciente renovación. Equipo rocoso, competitivo y que sabe lo que tiene que hacer. No ofrecen caviar, pero sí una excelente relación calidad/precio. Si Jermaine Beckford confirma lo apuntado el año pasado en Leeds y ayuda en la punta sumando goles a los de Saha y Cahill, puede que el Everton llame de nuevo a las puertas de la fase previa de la Champions, aquel rubicón que no pudieron cruzar hace ahora un lustro.

Y por último, me permitiréis la licencia romántica de incluir en el repaso de los candidatos lucir protagonismo en la Premier al recién ascendido Newcastle United. Escribo “recién ascendido” porque fue hace un par de meses cuando certificaron su regreso a la Premier League, no porque el Newcasle sea un equipo pequeño que debuta en la élite. Es todo lo contrario. Historia importante del fútbol británico y uno de los equipos con más seguidores por toda Inglaterra. Siempre tuvieron dinero, un magnífico estadio como Saint James`s Park, ambición e hinchada. En el bienio mágico 95-97 pelearon la liga de igual a igual al Manchester United, con un fútbol delicioso pensado por Keegan en el banquillo y ejecutado por Shearer, Ginola, Albert o Bearsdley en el césped. Pero a partir de entonces los fracasos se sucedieron hasta terminar en la decadencia del descenso. No ganan el título desde antes de la Segunda Guerra Mundial, y este año sus aspiraciones serán modestas, pero regresar a la Premier el primer año, ganando una liga tan dura como la Football League Championship tras cuarenta y seis interminables partidos, es una señal de buena salud institucional. Durante la útima década lo han probado todo, sin éxito. A casi entrenador por año, Chris Hughton inicia ahora la segunda temporada en el cargo. Suma al prometedor Dan Gosling desde el Everton, más los Alan Smith, Coloccini, Nolan, Taylor y Ameobi. Estabilidad, en el vestuario y en los despachos, es lo que el Newcastle necesita y lo que hace mucho tiempo, demasiado, que no practican. ¿Y si Joey Barton la encontrara por fin?

Previa Premier 2010-2011: Pelea de perros (I)


El titular lleva el copyright de Sir Alex Ferguson, manager del Manchester United, ante el inminente inicio de la que será su vigésimo cuarta temporada consecutiva en el cargo. Por títulos, por edad, por carácter, incluso por cualquiera de sus defectos, Ferguson merece encabezar esta previa de la nueva edición de la liga inglesa que comenzará este sábado día 14 de agosto.
Mientras que la percepción general es que la Premier, asumiendo su espectacularidad y su bien ganada proyección mediática, no disfrutó el último curso de su mejor año, no monopolizó las semifinales de la Champions League como últimamente y además fue noticia más por aspectos económicos que por deportivos, Ferguson se descuelga diciendo que “las cosas definitivamente han cambiado y será una liga diferente a todo lo visto anteriormente”. Confía en el nivel que puedan alcanzar Aston Villa, Everton, Tottenham y Manchester City, calificando la lucha por entrar en los cuatro primeros puestos en mayo como una verdadera “pelea de perros”.

Ojalá acierte Ferguson en sus pronósticos (dudo mucho que sean deseos) porque desde 1995 en que un sorprendente Blackburn Rovers, impulsado por los goles de Alan Shearer y Chris Sutton, fue campéon, todos los títulos sucesivos se los han repartido United, Arsenal y Chelsea, con tres por cabeza para cada uno de los dos equipos londinenses y el resto hacia Old Trafford. Aún así, tres pretendientes reales a la corona ya es un buen dato; allí los contratos televisivos se reparten de manera más racional que por ejemplo en España, y por potencial e historia incluso deberían ser cuatro si el Liverpool cada año no se empeñara en dispararse en el pie (no ganan el título desde 1990, pese a ser el club con más entorchados, dieciocho, ya empatado eso sí con el ManU insaciable de la era Ferguson). Veamos cómo se presentan en la salida los ilustres miembros del Big Four.

El actual campéon, el Chelsea, está soltando lastre. Se han marchado Deco, Ballack, Joe Cole (gran futbolista pero no comparable a Messi como decía recientemente Steve Gerrard en lo que sólo puede calificarse como ejercicio de ironía o como una más que cordial bienvenida) y Carvalho, y confirman la apuesta por la juventud. Los tiempos de opulencia de Abramovich han pasado y ahora se comportan como un club más racional. Han fichado a Benayoun, y los rumores son insistentes, desde Neymar a Özil. Pero el equipo ya está formado. Necesitarán a Cech y John Terry a su verdadero nivel, Lampard debe aprovechar que Essien y Obi Mikel le harán el trabajo sucio y la guinda sería añadir otro delantero competencia real a Drogba y Anelka. Los últimos minutos de la pasada Community Shield evidenciaron que cuando atacan con todo son incontenibles. Es un estilo difícil de definir pero demoledor. Ancelotti lo sabe, pero le cuesta soltar las riendas.

En Manchester quieren revancha. Llevaban tres títulos consecutivos y dos finales de Champions y el año pasado nada de nada pese a competir hasta el final. De momento sus principales refuerzos son Chicharito Hernández, el portugués Bebe y el defensa Chris Smalling, más lo que puede llegar antes de fin de mes. Pero la verdadera fuerza del United es su fe en la tradición y sus proyectos a largo, larguísimo plazo. Cuando tu entrenador lleva veinticinco años en el banquillo todo es más fácil. Cuando en el vestuario tienes jugadores pero también leyendas, como Ryan Giggs o Paul Scholes, los problemas se ven con mejor perspectiva. Por si fuera poco, también disponen de magníficos futbolistas como Rooney, Nani o Carrick. Volverán a optar a todos los títulos importantes.

Arséne Wenger hablaba el mes pasado de que su equipo, el Arsenal, iniciaba un nuevo ciclo. Todo ello era dentro del contexto de la continuidad de Cesc Fábregas en el club. Una vez más, se ha salido con la suya, pero parece difícil que sea suficiente. Más bien todo lo contrario. De nuevo jugarán bien al fútbol, pero la duda no es si ganarán algo o no, lo que depende de muchos factores, sino si podrán competir para hacerlo. Es su gran déficit. Además, concretando, no tienen defensa. Casi literal. Sin Gallas, Vermaelen se queda como único central de garantías…¡hasta Sol Campbell se ha marchado! En el otro puesto clave y más para un equipo de las características del Arsenal, el delantero centro, han incorporado a Chamakh. Buen jugador, ¿pero dejaríais el futuro goleador de un aspirante a la Premier en sus pies y en los de Bendtner? Van Persie pareció deprimido y enfadado durante el Mundial, Arshavin es un genio demasiado irregular y qué decir de Cesc y su estado de ánimo. En lo que sí le doy la razón a Wenger es que Fábregas tiene una oportunidad hermosa de continuar siendo el líder del equipo, aunque abandone el club el próximo verano, sobre todo para que el aprendizaje de jóvenes talentos como Walcott, Wilshere, Gibbs y sobre todo Aaron Ramsey (cuando regrese a los campos tras la terrible fractura de tibia y peroné que sufrió en febrero) evolucionen lo antes posible. Lo necesitan ya. El tiempo se agotó.

Y por fin llegamos a Anfield Road, a Liverpool. Insisto: desde 1990 huérfanos de la liga, el torneo que define a los equipos de verdad, a los bien construidos, con calidad pero con capacidad de sufrimiento, con temperamento. Casi nada de todo eso ha tenido el Liverpool las últimas temporadas. Pese a aquella Copa de Europa en Estambul, Rafa Benítez no se comportó como un verdadero manager. No dudo de que trabajó más que nadie, de que las circunstancias económicas eran difíciles, pero fichar jugadores de tu país o de tu liga materna es lo más sencillo, es el camino fácil. Su legado apenas existe. Ha llegado Hodgson, inglés. No es una cuestión de cuotas nacionales, pero estoy seguro que The Kop lo necesita. Mayor identificación con la historia y el pasado del club, con la herencia de Shankly, Paisley y the boot room. Con él, Jovanovic, Poulsen y Joe Cole. Aquillani continúa mientras que Mascherano hace las maletas. Los proyectos deportivos necesitan tiempo y el club parece a punto de librarse de la nefasta gestión de sus actuales dueños, Tom Hicks y George Gillet. Pero si a Wenger se le agotaba, en Merseyside cae como en un reloj de arena. Eso sí, si Cole es como Messi igual en mayo termina la sequía…

Más información - Preview The Guardian Premier League 2010-2011

jueves, agosto 05, 2010

Wenger y Bosman


Desde hace casi quince años, con la sentencia Bosman que anulaba la condición y cupo de un futbolista como extranjero si pertenecía a cualquier país de la Unión Europea, los grandes clubes del continente comenzaron a mirar más los mercados exteriores que a sus propias canteras, invirtiéndose de forma gradual pero imparable el equilibrio de nacionalidades dentro de los equipos.

Salvo casos excepcionales, la mayoría de los jugadores que forman cada plantilla no son del país a que el club pertenece, acentuándose la cantidad en la medida de la importancia del equipo. La medida se ejecutó pero siempre contó con detractores. De manera evidente, si cualquier trabajador podía circular libremente por toda Europa, debía ocurrir lo mismo para los futbolistas; sin embargo, ¿algo bueno social y políticamente, podía serlo para el fútbol?

Pese a la irrupción de grandes capitales en los mejores clubes del continente, el presente y el futuro del fútbol está en la formación, en las categorías inferiores. Pero esto lleva tiempo, dedicación y dinero, y en muchos equipos ya no existe la paciencia suficiente. No acuso directamente de esto último a la sentencia Bosman, pero es un hecho que desde entonces cuesta menos fichar un futbolista extranjero que a otro de tu país. El mercado nacional quedó inflacionado y los futbolistas del este, por ejemplo, eran baratos y rentables. Pese a que muchos aficionados lo niegan, los equipos quedaron desnaturalizados: los apoyamos igual, pero sabemos que la mayoría de los que lo representan en la cancha no son "uno de los nuestros".

Indudablemente era el derecho comunitario, pero el fútbol, siempre él, asimilaba los cambios de manera imprevista. Hace tiempo que existen debates en UEFA / FIFA y se plantean alternativas como el '6+5' en los equipos, aquello que el primero que lo mencionó fue Johan Cruyff. Pero si resulta difícil aplicar la tecnología en los partidos, imaginemos si se trata de una decisión trascendente. Hasta este verano, en que la Premier League (dentro de su ámbito, claro) ha dado un paso incluyendo un cupo.

Lastrados por el papel de la selección inglesa, casi irrelevante desde hace más de veinte años en Mundiales y Eurocopas, y preocupados por la escasez de jóvenes talentos, en Inglaterra han introducido para esta temporada la obligatoriedad de que, de los 25 miembros de la primera plantilla, 8 puedan ser considerados "de casa"; cumplirán esta condición todos aquellos jugadores, no necesariamente ingleses, que lleven inscritos en la federación al menos tres temporadas o 36 meses antes de cumplir 21 años. Los llaman home growns. La norma no acota por pasaporte, pero al menos incentiva la promoción de jugadores que llevan en el club desde edad juvenil y a los que se les presupone relación afectiva con el equipo y a veces (nótese la ironía) incluso nacionalidad. Ambas cosas están muy relacionadas, y yo al menos aprecio una maniobra de la Premier entre las líneas de su decisión.

Cuando leí la noticia, pensé inmediatamente en Arséne Wenger y su política en el Arsenal. Ya no sorprende ver jugar a los gunners sin un solo inglés en cada alineación, pero no se puede negar que muchos de los franceses, por ejemplo, que juegan ahora con él fueron reclutados por los ojeadores siendo unos críos. O el caso de Cesc Fábregas conocido por todos. Sin embargo, el entrenador alsaciano se descolgó con unas declaraciones en las que calificaba la nueva norma de "desastrosa para el fútbol y los jugadores". Se quejaba de que "los clubes más pequeños pueden tener que gastar por encima de sus posibilidades y que algunos jugadores podrían quedarse sin equipo". Básicamente, habló de jugadores descartados por los equipos grandes cuyos sueldos serían inalcanzables para los más pequeños. Llevo días buscando la lógica a este argumento y sobre todo pensando en qué le perjudica a él y a su equipo, pero no la encuentro, al menos relacionada con este asunto. Lo más curioso es que en su plantilla hay 13 jugadores "de casa" según la nueva regla de los que 7 son sub' 21. Para un firme defensor del fútbol base como él...

Si de momento no podemos volver a aquello de cuatro extranjeros por equipo o implementar ese '6+5', la decisión de la FA obliga a los clubes a mirar de vez en cuando a sus fábricas. Nacionalizar por que sí es anacrónico, el proteccionismo sin talento no sirve de nada y no todas las generaciones de jugadores son iguales. Pero potenciar las canteras de los clubes, aun con su creciente globalización, es el único futuro del fútbol junto con, también casualmente implantándose primero en Inglaterra, nuevas y restrictivas reglas financieras.

Escrito para Sportyou

Foto: arsenal.com
 
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