Más de mil socios compromisarios presentes en la Asamblea (récord de asistencia) otorgando por una vez un poder de decisión real al teórico órgano de máxima representación del FC Barcelona. Un debate de opinión de buen nivel, carente de insultos y sectarismo, al respecto de si ejercer o no una acción social de responsabilidad contra la directiva anterior por sus inaceptables niveles de gasto reflejados en una auditoria. Un Presidente, Sandro Rosell, que aportó argumentos a favor (su opción) pero también en contra resaltando los matices de una decisión importante, que pidió a los socios reflexión antes de la votación y respeto al resultado al tiempo que se abstenía, una Junta Directiva con libertad de voto.
La Asamblea de socios compromisarios empujó hoy al FCB a entrar en la modernidad, realizando un ejercicio democrático en un mundo tan arcaico y de tanta regla no escrita como es el fútbol español. Un club que en el mejor momento deportivo de su historia es capaz de no entregarse a la complacencia del éxito, de no recrearse en el halago y de reconocer que, el que fue en su día (año 2003) presidente más votado de la centenaria historia del club, Joan Laporta, impulsor del exitoso actual equipo o del acuerdo con UNICEF, había sido incapaz de contenerse abusando financieramente de los recursos del club, demuestra encontrarse socialmente muy maduro y listo para afrontar las nuevas realidades que necesite afrontar. Lo más difícil en el fútbol es, en la cumbre, mirar hacia abajo y no perder la perspectiva. Saber que alcanzar el éxito es relativamente fácil, pero que merecerlo no lo es tanto. Adquirir conciencia de que los éxitos en el césped no suelen ser por casualidad, aquello que expresó bien Ferrán Soriano de que "la pelota no entra por azar".
Los términos "fractura", "división", "cainismo", ese entorno incendiario que siempre ha caracterizado al club y que históricamente ha amenazado con devorarlo, están al acecho y ya en boca de muchos. Quizá olvidamos que hace sólo dos años un 60% de la masa social azulgrana ya votó en contra de Laporta en la moción de censura, y lo hizo por el comportamiento del por entonces Presidente, por la inadecuada representación que realizaba el club, sin saber nada de los datos económicos revelados hoy. Meses más tarde Guardiola (elegido por Laporta, por supuesto ha de reconocerse) y los futbolistas cogieron la riendas del club y comenzó el coleccionismo de títulos, con la coronación en Roma y Abu Dhabi.
El FCB no es una asociación con ánimo de lucro. Como decía un socio, no se espera obtener reparto de dividendos. De ahí a consentir que un pequeño grupo de personas se apodere de las finanzas del club, además de manera absolutamente consciente desde el momento en que contratan una póliza que les cubra la retirada, media un abismo. Ahora mismo, en una decisión que la actual Junta deberá replantearse, no caben más socios en el FCB. La buena noticia es que hoy, los que son y los que representaron como compromisarios al resto, tanto los que votaron una cosa como la otra, fueron muy dignos merecedores de tal condición.
FC Barcelona – RCD Mallorca
Hace 1 día
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