lunes, octubre 04, 2010

¿Un Barça dogmático del estilo?



Mal resultado. En casa y siendo reincidentes tras la derrota ante el Hércules. Previo a dos semanas sin fútbol doméstico por la nueva entrega del virus FIFA. Entorno deprimido y en combustión a partes iguales. Entre todas las excusas, justificaciones, motivos o percepciones, una me ha resultado particularmente interesante, y que resumo en "El Barça no sabe jugar de otra manera". Martí Perarnau lo explica mucho mejor que yo en su blog y en El Periódico de Cataluña de hoy.


Sin retroceder a 1988 y a la llegada de Cruyff al banquillo azulgrana, el actual Barcelona, élite absoluta del fútbol mundial durante las dos últimas temporadas, tanto en juego como en resultados, navega a lomos de una cohesión absoluta de ideas de puertas del vestuario hacia dentro. Podemos hablar hasta el próximo amanecer Rosell, Laporta, Zubizarreta o del sexo de los ángeles. Pero, si se está atento y se escucha a los jugadores barcelonistas, se advierte a la primera que usan el mismo lenguaje que su entrenador. Xavi, durante toda la temporada pasada. Piqué ayer tras el partido, sin ir más lejos, cabreado consigo mismo por no acertar en dos o tres jugadas claras de gol de las que dispuso y compartiendo lo que Guardiola había declarado en la rueda de prensa: "Teníamos que haber ganado y no lo hicimos, no hay excusas". Puyol, con un lenguaje menos suelto pero con la misma fe. Messi, sutilmente mostrando en el campo que el egoísmo de Ibrahimovic no ayudaba. De Iniesta ni hablamos, sigue viendo a Pep como el ídolo de póster en la habitación de un niño: "Si queréis más títulos, que el míster siga más años", gritó en la celebración de la última Liga antes de entregarse a la cerveza y a la exaltación de Fuentealbilla.

Hoy ya se pueden leer comparaciones de la actual apuesta por la cantera con aquel equipo con el que Cruyff fracasó: Escaich, Sánchez Jara, José Mari, Eskurza, Korneiev. No llegaron para ser titulares y Núñez había cerrado el grifo. En el fondo de ese debate, otra aseveración: "El error de Guardiola es que cree que cualquiera puede jugar, y la plantilla es demasiado corta". Thiago y Nolito ayer participaron muchísimo en los minutos de los que disfrutaron, cuando Messi e Iniesta, imperiales en la primera parte, se quedaron sin aire y sin ideas perplejos por no haber sentenciado antes el resultado. ¿Quién puede aventurar que Thiago en dos-tres años no puede explotar en un centrocampista total? Más bien todo lo contrario, como ocurrió con los casos de Sergio Busquets y de Pedro: no hace tanto que eran suplentes en tercera división, dos años.

¿Qué tal encajaría Xabi Alonso como mediocentro de este Barça viendo su exhibición anoche en el Bernabéu? A las mil maravillas. Mascherano ayer dio un recital defensivo cortando jugadas, mejorará en el pase. Touré Yayá ha regresado en el City a su posición original en su carrera casi como mediapunta y en Barcelona nadie discutía su categoría como mediocentro e incluso central.

El fútbol maneja plazos y discusiones inconcebibles, eso sí, siempre originadas en el resultado. Si ayer dos o tres jugadas del FCB acaban en gol hoy la comidilla sería otra, sin duda. Dentro del debate de los goles encajados a balón parado, Guardiola pidió la semana pasada un plazo de 19 ó 20 partidos para evaluar si estaban recibiendo más que el año pasado (seis contra cuatro, escribo de memoria). La primera vuelta para reflexionar y juzgar, qué menos. Las reflexiones tras cada partido son lógicas, obligadas, a todos nos encantan. Pero necesitan perspectiva, tanto hacia el pasado más cercano como hacia el futuro inmediato de la temporada. Lo que sí es preocupante para el equipo es la imagen deslavaza, agónica, desesperada de los últimos minutos. Hacía mucho tiempo que el Barça no terminaba un partido tan roto, sin llegar a los balones divididos, fundido físicamente como reconoció incluso Laudrup en rueda de prensa. Ansiedad o intolerancia a la frustración de un mal resultado.

El Barcelona, con su entrenador y jugadores más representativos como estandartes, son dogmáticos en su forma de jugar. Por supuesto que existen otras maneras de hacerlo, respetables al máximo. Pero Iniesta no es Essien, Villa no es Drogba, Messi no es Cristiano ni Piqué juega como Vidic. Creen en ella a ciegas, persistirán. ¿Cómo no iban a hacerlo con todo lo ganado y disfrutado? Por eso mismo, deben estar mejor preparados (sobre todo mentalmente) para partidos como los de este inicio de temporada, para rivales que viven colgados del larguero, que regalen la pelota o que aprovechen sus saques de esquina. Deben prestar atención en la definición y no recrearse. Mentalizarse de que todos los días el rival es el Rubin Kazan igual no es mala idea. Y si hay que ser intransigente, incluso fanático, que sea con la belleza de un estilo. Tiempo habrá de dudar y cambiar cuando Xavi, Messi o Iniestra sean venerables ancianitos en el palco como los genios del Barça de les Cinc Copes y se les homenajee dentro de cincuenta años por todo los que aportaron a una época histórica del club y del fútbol en general.

John Carlin en El País - 'Mourinho contra el catolicismo culé'

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El Barca está siempre obligado a ganar, por eso me parece correcto que el empate ante el Mallorca se vea como un gran pinchazo, pero de ahí a dudar del proyecto de Guardiola, como empiezan a dudar algunos, creo que hay un largo camino.

Héctor dijo...

Creo que el proyecto de Guardiola es muy bueno, de hecho, está haciendo un trabajo impresionante y queda demostrado en las vitrinas del camp nou y en las gradas cuándo cada fin de semana la gente disfruta con el juego de su equipo, pero creo que quizá la duda la está creando el mismo sobre sus jugadores y equipo, creo que le al equipo le falta mentalidad y aclaración de galones dentro y fuera del campo. No se puede pretender dar la misma importància en un partido a iniesta que a nolito o thiago, como dices en tu artículo, ya tendrán tiempo para explotar y creo que lo harán por si mismos y port supuesto guardiola verá cuál es el momento; pero ahora por ahora, creo que debe mentalizarse en tener la mentalidad y forma física de sus jugadores estrella en lo más alto para seguir con su etapa gloriosa. Messi, Iniesta i Xavi, deben jugar siempre, sin contemplaciones y sin dudar de si mismos por cambios e permitan decirlo, "guardioladas". Quizá ese sea el pequeño detalle que hace que este barça, sea espectáculo y no resultado-espectáculo como el año pasado.

 
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