domingo, diciembre 19, 2010

This is Football


El títular no es mío, es de Roger Saperas, compañero de RAC 1, en twitter. El FC Barcelona destrozó al RCD Espanyol con menos dificultades de las previstas, tras un partido que se decidió cuando la pelota comenzó a rodar, pese a los esfuerzos de la afición local de adquirir un porcentaje intervencionista en el resultado. Lo intentaron, vía vídeo desafortunado durante la semana, pero también hoy con un fabuloso mosaico y con un ambiente digno de partido grande, de final, de derby de toda la vida, de fútbol, comportamiento ante Iniesta emocionante e incluido. 'This is Anfield' es un buen lema, pero si por algo es famoso el hogar del Liverpool es por el carácter indesmayable de quienes lo ocupan cada semana, por un apoyo intangible que no cabe en un cartel ni puede ser recogido con una cámara. Cornellá-El Prat ha resistido un año y cayó conquistado por el ejército de seda barcelonista al segundo intento, no muchos pueden decir lo mismo.

La cifra de cinco goles que últimamente repite el equipo de Guardiola puede llevar a engaño. La tentación de compararla con, por ejemplo, el partido frente al Real Madrid, es lógica, pero no me pareció una situación de juego similar. Al menos al principio. Con semejante atmósfera, el Espanyol apretó de lo lindo e incomodó al Barça, cuyas primeras salidas de balón fueron en largo, a través de Víctor Valdes. Pero el problema de limitar la producción ofensiva del grupo azulgrana va camino de convertirse en la búsqueda de la piedra filosofal. Si te encierras en tu área y no eres el Rubin Kazan y su rosario mágico, lo normal es que pierdas. Y si sales de manera valiente y futbolística a buscarle, no sólo te arriesgas a su juego en profundidad sino que con pérdidas de balón ante la presión adelantada casi son más letales. La primera media hora de juego resultó una fiable demostración de la teoría del pionero del fútbol base azulgrana que es Laureano Ruiz descrita esta mañana por Martí Perarnau. Con Dani Alves como ejecutor principal, el Barça robaba y robaba y sin apenas transición alcanzaba a Kameni. Messi se permitió incluso enviar una pelota fácil de gol (tras jugada del lateral brasileño) por encima del larguero pero con este equipo no sirven ni los tópicos, como ese de perdonar y perder. 

Es buen día para recordar las loas que recibieron Caparrós y su Athletic en la temporada del triplete por cómo apretaban a los centrales blaugranas dificultando la salida de pelota. O los elogios para Emery por lo mismo. Y para el propio Pochettino. Pellegrini lo hizó en el penúltimo clásico y fue un partido parejo. Así le ganó el Inter de Mourinho la ida en San Siro y así le puso en dificultades el Villarreal de Garrido esta misma temporada. Pero esa táctica conlleva un riesgo evidente: si plantas a tus delanteros con Piqué y Puyol, si encimas a Xavi y a Busquets con tus mediocampistas, la defensa ha de estar en línea y casi en el mediocampo. Con el maestro Hernández, con Iniesta, con Messi y con los demarques de Villa y sobre todo Pedro, puedes ser ejecutado con su juego entre líneas en un abrir y cerrar de ojos. En realidad, el propio FCB es quien juega así y quien ha perfeccionado ese estilo de una manera diría que irreproducible. Se combinan tantas variables y tantos jugadores nacidos y criados para practicar el fútbol de esta manera, que son los únicos que se lo pueden permitir quizá desde el Milan de Sacchi.  El resto, hacen lo que pueden. Creo que los entrenadores anteriormente citados -y hay más- conocen su trabajo. Es inútil quitar mérito a las victorias del Barcelona o buscar paños calientes, el fútbol habla por sí mismo cada semana. 'This is Football'. Como no durará eternamente (cualquier aficionado recuerda lo que pasó precisamente en el FCB tras los éxitos de 2006), lo mejor es disfrutarlo o asumirlo, según los gustos de cada cual.

'Barça: lo trivial y lo fundamental', por Jorge Wagensberg en El País

martes, diciembre 14, 2010

La noche de los mil toques


Old Trafford, Manchester, norte de Inglaterra. 29 de abril de 2008. El FC Barcelona se presenta en el feudo de los diablos rojos buscando la clasificación para la final de la Champions League en Moscú, con el 0-0 del partido de ida en el Camp Nou, que aporta esperanza y miedo a partes iguales. El equipo sabe que afronta la última oportunidad: ha perdido la Liga 2006-2007 en la última jornada, con los goles postreros de Tamudo y Van Nistelrooy como símbolos de una derrota anunciada. No tiene opciones en la campaña 2007-2008 y los jugadores están irreconocibles. Saltan al Teatro de los Sueños Valdés, Zambrotta, Puyol, Milito, Abidal, Touré Yayá, Xavi, Deco, Messi, Iniesta y Eto’o. También jugó Henry. Y Bojan. Al United le faltaron Vidic y Rooney, y no fue el mejor partido de las respectivas carreras de Cristiano Ronaldo y Tévez. Todo dio absolutamente igual. Un disparo de Paul Scholes en el primer cuarto del partido dejó sin reacción al equipo azulgrana, que coronó su decadencia con el paradigma del toque inútil, del balonmano fuera de su hábitat natural, de la incapacidad de un entrenador, Rijkaard, para obtener algo más que desidia de un grupo de futbolistas campeones de todo no hacía tanto. Del dolor por la pérdida en el camino de Ronaldinho. Del sufrimiento de ver a Messi contra todos.


He recordado esto pensando hoy en cómo expresar lo visto el domingo en el Camp Nou y leyendo a Martí Perarnau la palabra ‘balonmano’. Aquel partido fue el mejor ejemplo de la diferencia entre comodidad y competitividad en el fútbol, en ambos casos, con el balón de por medio. Tocar y tocar sin avanzar, sin desmarque, siempre al pie, en ausencia de ritmo, de un lado para otro como diciendo “yo no voy a perder el balón que ya estoy bastante retratado, tú verás qué haces con él”. Así terminó el Barça pre Guardiola, mientras que ahora es un equipo dañino y vistoso al mismo tiempo, que toca y toca (sí, otra vez) para divertirse pero sin dejar de buscar la portería, que no regala un centro al área porque prefiere dedicar otro medio minuto a preparar una mejor opción, que tira una pared en el área pequeña no por barroquismo sino porque es la idea principal y se ejecuta por todo el campo, que tiene a Valdés, Puyol, Abidal y Mascherano esforzándose por sacar el balón jugado pese a sus limitaciones, que lucha por ser plenamente consciente de lo mágico del momento actual porque, como bien sabemos, ni siempre fue así en el pasado ni el futuro es predecible ni seguro.

Ante la Real Sociedad, el Barça contabilizó casi mil toques de pelota, supongo que cifra récord desde 2006 en que se empezó a medir. Como estadística, como casi todas, no dice nada si no está contextualizada. Y en el caso azulgrana, no hay nada frívolo, pasivo ni complaciente en ella. Xavi y Messi ya sabían tocar el balón. Iniesta ya era así de bueno y a Puyol nadie tiene que enseñarle a defender un balón o la camiseta, lo que toque. Pero quizá todos ellos necesitaban sentirse partícipes de algo más, de una ilusión coral más allá del mero ejercicio de un deporte, de saber que su influencia ya va más allá de un resultado, de plasmar en noventa minutos de un partido liguero perdido en un mes de diciembre cualquiera el trabajo de más de veinte años de mucha gente, de hacer sentir como propias las ilusiones adolescentes de centenares de chavales que pasaron por La Masía, de no dar importancia a quién gana un Balón de Oro sino concedérselo íntimamente a una idea en lugar de a una persona. Guardiola y la generación reencontrada lo han conseguido.

Escrito originalmente para FCBWiki Blog

viernes, diciembre 10, 2010

Un genio en acción


El preámbulo a la elección de los mejores jugadores del año refuerza la idea del ciclo feliz que atraviesa el Barça, el mejor de su centenaria historia. Xavi, Iniesta y Messi representan no sólo el éxito del equipo sino la perfecta definición de un método singular. Cuando se suponía que la sentencia Bosman evitaría a los grandes clubes el trabajo de cantera -y eso es lo que ha ocurrido en la mayoría de los casos- el Barça ha decidido profundizar más que nunca en la formación de sus jugadores, una extravagancia genial que tiene muchos padres, pero ninguno más convencido que Pep Guardiola.

Hace dos semanas, el Barça goleó al Real Madrid en una de las actuaciones más impresionantes que se recuerdan. Ocho titulares habían pasado en un momento u otro por las categorías inferiores del club: Víctor Valdés, Puyol, Piqué, Xavi, Iniesta, Busquets, Pedro y Messi. Dos más terminaron el partido: Bojan y Jeffren. Esta cifra representa la radical visión de Guardiola, el técnico que más y mejor ha interiorizado la idea de un club propulsado por la cantera.

El efecto ha sido formidable para el Barça y también para el fútbol español, extraordinariamente reforzado por la más que considerable contribución de los jugadores azulgrana a los éxitos de España. No se puede relatar la reciente aventura de la selección sin atribuir el máximo protagonismo al Barça, a sus futbolistas y al estilo que le ha hecho famoso. Ni los banderizos más cerriles pueden negar esta evidencia.

Hace poco más de dos años, Guardiola fue designado entrenador de un equipo que había terminado a 18 puntos del Madrid, ganador de la Liga en 2007 y 2008. Si no era el comienzo de un ciclo madridista, lo parecía. Al Barça no le faltaban grandes jugadores, pero el centro de gravedad no radicaba en los pata negra de la cantera. Era el equipo de Ronaldinho, Eto'o, Deco, Márquez y Henry. Un equipo que caminaba a la autodestrucción.

En la conquista de la Copa de Europa de 2006, en el Barça sólo tres jugadores representaron el producto Masía: Valdés, Oleguer y Puyol. Es cierto que Xavi y Messi en el proceso final de recuperación de sus lesiones, pero también resulta significativo que Iniesta -22 años entonces y ahora posible ganador del Balón de Oro- fuera suplente en una alineación que presentaba como titulares a Edmilson, Van Bommel, Deco y Giuly.

Los méritos de Guardiola son enormes. Su equipo ha ganado ocho títulos en dos temporadas y la actual edición del Barça parece más engrasada que nunca. Juega maravillosamente y gana casi siempre. Sin embargo, conviene recordar la audacia de un entrenador que cambió el eje del equipo. El Barça de Ronaldinho, Deco, Eto'o y Henry se ha convertido en apenas dos años en el equipo de Puyol, Piqué, Xavi, Iniesta y Messi.

¿Cómo es posible que la sustracción de estrellas mundiales por la adición de jugadores de la cantera haya tenido esta clase de éxito? Sólo hay una respuesta posible, la radical propuesta de Guardiola, el entrenador que hizo definitivamente titular a Iniesta, que evitó la limitación de Messi como extraordinario pero simple extremo, que reconoció a Xavi como figura decisiva del equipo y que propulsó a la titularidad a Piqué, Busquets y Pedro.

Produce vértigo pensar en los cambios que se han producido en el Barça en tan poco tiempo. No es un cambio natural, es la obra de un genio capital para su club y para el fútbol español.

Santiago Segurola en la edición impresa de Marca, 10-12-2010

El FCB, cómodo en el absolutismo


 En el Día Mundial de los Derechos Humanos, 10 de diciembre, el FC Barcelona anuncia un acuerdo de patrocinio con la Qatar Foundation para los próximos cinco años, con un beneficio aproximado de 30 millones € por temporada más bonus por títulos y otras variables. Visto que la FIFA ha concedido al país asiático el Mundial 2022, visto que Guardiola apoyó tal candidatura, visto que el Presidente Rosell tiene estupendas relaciones allí, el vicepresidente económico Xavier Faus ha anticipado el acuerdo de cara al próximo lunes en que se firmará oficialmente ante los medios (motivo oficial de las prisas de la rueda de prensa, la noticia de anoche de Jordi Borda y Catalunya Radio destapando el asunto. Motivo real, prepararse para las reacciones durante el fin de semana, sobre todo contra las encuestas desfavorables que comienzan a aparecer).

La Qatar Foundation se presenta como una organización sin ánimo de lucro que sin embargo puede permitirse un desembolso de esta magnitud sólo para darse a conocer. Puede ser que sus objetivos realmente sean educación, investigación científica y "desarrollo de la comunidad", y que en verdad colaboren con universidades, academias y programas de entrenamiento deportivo. Pero meter con calzador en la misma camiseta que UNICEF (estaría muy bien conocer la opinión de sus responsables, sobre todo acerca de que, según Faus, son "exactamente iguales como calidad de patrocinio") a una organización semidesconocida de un país con evidente déficit en, precisamente, los derechos humanos, no suena bien, sobre todo para ser la primera marca que en realidad lucirá el club en su, otrora, inmaculada camiseta.

lunes, diciembre 06, 2010

Guardiola


 Pep Guardiola ni es perfecto, ni intocable ni lo hace todo bien. Conviene dejarlo claro desde el principio para no ser acusado de una defensa acrítica del personaje. Sin embargo, en muchos estantes del fútbol español, se persiguen sus errores y se minimizan sus éxitos. El ridículo episodio del viaje a Pamplona ha supuesto como corolario la asunción definitiva de que Guardiola está por encima del bien y del mal y debe ser castigado.

La figura del actual entrenador azulgrana despertó dudas desde el principio de su carrera. Una traumática lesión en los isquiotibiales, cuando éstos aún no eran tan conocidos a nivel médico como en la actualidad, diez meses fuera de juego y una carrera en peligro de fin prematuro sólo salvada por la intuición del doctor Ramón Cugat y la sapiencia del especialista finlandés Sakari Orava, desembocaron en filtraciones lamentables, algunas incluso desde el propio FC Barcelona, que hablaban de homosexualidad e incluso SIDA. El control antidopaje positivo en Italia, en la época de Brescia, sirvió de combustible para reavivar las hogueras ávidas de carnaza. Por supuesto, la conclusión del proceso absolviendo a Guardiola por el Tribunal Nacional Antidopaje de Italia, dependiente del Comité Olímpico Italiano (CONI), organismo de cuya tolerancia cero puede dar fe por ejemplo el ciclista Alejandro Valverde, mereció mucha menos difusión. ¿Por qué?

Como futbolista, Guardiola era intervencionista, pesadísimo con rivales y árbitros, más aún desde que comenzó a llevar el brazalete de capitán. También, supongo que ahí coincidiremos todos, un gran talento y uno de los mejores centrocampistas de su época. Para el barcelonismo, ser equilibrado a la hora de juzgar a alguien que ha sido, sucesivamente, niño en La Masía, recogepelotas en el Camp Nou, capitán del filial, capitán del primer equipo, entrenador del filial, entrenador del primer equipo y portavoz in pectore mientras Rosell se dedica a practicar el género epistolar, con el número de títulos que componen su palmarés, resulta difícil. Es una figura que nació de Cruyff y que posiblemente le superará con el paso de los años en influencia para la institución. Actualmente, su comportamiento como imagen del club, en el banquillo y en las ruedas de prensa, proporciona un plus de categoría al fútbol español. Con errores como lo del Cristiano y la pelotita en la banda, con malos gestos como con Garrido y Solbakken, con días en que dice que no habla de los árbitros pero todos sabemos que sí lo hace, con una retórica excesiva para con los rivales, con actitud crédula e irreflexiva en el affaire Pamplona del sábado. Sí, con todo eso. Nadie es perfecto, y la tensión de un banquillo como el azulgrana hace el resto. Pero de ahí a anteponer esos detalles a sus maneras y buen gusto habituales media un abismo difícilmente abordable.

Tal y como están las cosas, lamentablemente es necesario comparar. Los hechos en valor absoluto adquieren otros matices cuando se contraponen. La propaganda periodística que vende y loa sin desmayo las aventuras y heroicidades de Mourinho mientra atiza a Guardiola sólo se pone en ridículo ante los ojos de los aficionados que puedan ir más allá del bipartidismo. Mourinho lleva tres meses en el Real Madrid, su trayectoria indica que no estará muchos años: es un profesional al que le gusta cambiar de proyecto a menudo, una persona cosmopolita que está en su derecho de hacerlo. También es un privilegio que Mourinho esté en la Liga BBVA, pero hay cosas que chirrían. El portugués lleva en el bolsillo las llaves de un club que ya existía antes de él. Y no hablo del aspecto deportivo, el cual debe dirigir de una manera que no se le permitió a Pellegrini (error resuelto por el Madrid), sino del acceso a las puertas que le permiten hacer lo que quiera, de que su comportamiento no tiene consecuencias. Mientras tanto, precisamente de eso es de lo que se acusa a Guardiola. La lupa que le escudriña busca rayos de sol para quemarle mientras Mourinho es “perseguido y fusilado”. Equidistancias que sonrojan.

En un fútbol como el nuestro, frecuentemente acosado por la mediocridad, la ausencia de referentes, el provincianismo y el cainismo más absolutos, Guardiola es a día de hoy una figura imprescindible. Con el peaje que en España parecen sujetos a pagar los ganadores, los educados o los que piensan diferente. Con la necesidad de que muchos busquen la palabra “fariseo” en el diccionario y aprendan de una vez su significado. Con sus defectos, sin la obligatoriedad de que todo el mundo le admire pero sí con la necesidad de que se le respete.

Rubén Uría en Eurosport - “De Guardiola a Segurola”

Escrito originalmente para Sportyou
 
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