El títular no es mío, es de
Roger Saperas, compañero de RAC 1, en twitter. El FC Barcelona destrozó al RCD Espanyol con menos dificultades de las previstas, tras un partido que se decidió cuando la pelota comenzó a rodar, pese a los esfuerzos de la afición local de adquirir un porcentaje intervencionista en el resultado. Lo intentaron,
vía vídeo desafortunado durante la semana, pero también hoy con un fabuloso mosaico y con un ambiente digno de partido grande, de final, de
derby de toda la vida, de fútbol, comportamiento ante
Iniesta emocionante e incluido.
'This is Anfield' es un buen lema, pero si por algo es famoso el hogar del Liverpool es por el carácter indesmayable de quienes lo ocupan cada semana, por un apoyo intangible que no cabe en un cartel ni puede ser recogido con una cámara. Cornellá-El Prat ha resistido un año y cayó conquistado por el ejército de seda barcelonista al segundo intento, no muchos pueden decir lo mismo.
La cifra de cinco goles que últimamente repite el equipo de
Guardiola puede llevar a engaño. La tentación de compararla con, por ejemplo, el partido frente al Real Madrid, es lógica, pero no me pareció una situación de juego similar. Al menos al principio. Con semejante atmósfera, el Espanyol apretó de lo lindo e incomodó al Barça, cuyas primeras salidas de balón fueron en largo, a través de
Víctor Valdes. Pero el problema de limitar la producción ofensiva del grupo azulgrana va camino de convertirse en la búsqueda de la piedra filosofal. Si te encierras en tu área y no eres el Rubin Kazan y su rosario mágico, lo normal es que pierdas. Y si sales de manera valiente y futbolística a buscarle, no sólo te arriesgas a su juego en profundidad sino que con pérdidas de balón ante la presión adelantada casi son más letales. La primera media hora de juego resultó una fiable demostración de la teoría del pionero del fútbol base azulgrana que es
Laureano Ruiz descrita esta mañana por Martí Perarnau. Con
Dani Alves como ejecutor principal, el Barça robaba y robaba y sin apenas transición alcanzaba a
Kameni.
Messi se permitió incluso enviar una pelota fácil de gol (tras jugada del lateral brasileño) por encima del larguero pero con este equipo no sirven ni los tópicos, como ese de perdonar y perder.
Es buen día para recordar las loas que recibieron
Caparrós y su Athletic en la temporada del triplete por cómo apretaban a los centrales blaugranas dificultando la salida de pelota. O los elogios para
Emery por lo mismo. Y para el propio
Pochettino.
Pellegrini lo hizó en el penúltimo clásico y fue un partido parejo. Así le ganó el Inter de
Mourinho la ida en San Siro y así le puso en dificultades el Villarreal de
Garrido esta misma temporada. Pero esa táctica conlleva un riesgo evidente: si plantas a tus delanteros con
Piqué y
Puyol, si encimas a
Xavi y a
Busquets con tus mediocampistas, la defensa ha de estar en línea y casi en el mediocampo. Con el
maestro Hernández, con Iniesta, con
Messi y con los demarques de
Villa y sobre todo
Pedro, puedes ser ejecutado con su juego entre líneas en un abrir y cerrar de ojos. En realidad, el propio FCB es quien juega así y quien ha perfeccionado ese estilo de una manera diría que irreproducible. Se combinan tantas variables y tantos jugadores nacidos y criados para practicar el fútbol de esta manera, que son los únicos que se lo pueden permitir quizá desde el Milan de
Sacchi. El resto, hacen lo que pueden. Creo que los entrenadores anteriormente citados -y hay más- conocen su trabajo. Es inútil quitar mérito a las victorias del Barcelona o buscar paños calientes, el fútbol habla por sí mismo cada semana.
'This is Football'. Como no durará eternamente (cualquier aficionado recuerda lo que pasó precisamente en el FCB tras los éxitos de 2006), lo mejor es disfrutarlo o asumirlo, según los gustos de cada cual.
'Barça: lo trivial y lo fundamental', por Jorge Wagensberg en El País
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