El preámbulo a la elección de los mejores jugadores del año refuerza la idea del ciclo feliz que atraviesa el Barça, el mejor de su centenaria historia.
Xavi,
Iniesta y
Messi representan no sólo el éxito del equipo sino la perfecta definición de un método singular. Cuando se suponía que la sentencia
Bosman evitaría a los grandes clubes el trabajo de cantera -y eso es lo que ha ocurrido en la mayoría de los casos- el Barça ha decidido profundizar más que nunca en la formación de sus jugadores, una extravagancia genial que tiene muchos padres, pero ninguno más convencido que
Pep Guardiola.
Hace dos semanas, el Barça goleó al Real Madrid en una de las actuaciones más impresionantes que se recuerdan. Ocho titulares habían pasado en un momento u otro por las categorías inferiores del club:
Víctor Valdés,
Puyol,
Piqué, Xavi, Iniesta,
Busquets,
Pedro y Messi. Dos más terminaron el partido:
Bojan y
Jeffren. Esta cifra representa la radical visión de Guardiola, el técnico que más y mejor ha interiorizado la idea de un club propulsado por la cantera.
El efecto ha sido formidable para el Barça y también para el fútbol español, extraordinariamente reforzado por la más que considerable contribución de los jugadores azulgrana a los éxitos de España. No se puede relatar la reciente aventura de la selección sin atribuir el máximo protagonismo al Barça, a sus futbolistas y al estilo que le ha hecho famoso. Ni los banderizos más cerriles pueden negar esta evidencia.
Hace poco más de dos años, Guardiola fue designado entrenador de un equipo que había terminado a 18 puntos del Madrid, ganador de la Liga en 2007 y 2008. Si no era el comienzo de un ciclo madridista, lo parecía. Al Barça no le faltaban grandes jugadores, pero el centro de gravedad no radicaba en los pata negra de la cantera. Era el equipo de
Ronaldinho,
Eto'o,
Deco,
Márquez y
Henry. Un equipo que caminaba a la autodestrucción.
En la conquista de la Copa de Europa de 2006, en el Barça sólo tres jugadores representaron el producto Masía: Valdés,
Oleguer y Puyol. Es cierto que Xavi y Messi en el proceso final de recuperación de sus lesiones, pero también resulta significativo que Iniesta -22 años entonces y ahora posible ganador del Balón de Oro- fuera suplente en una alineación que presentaba como titulares a
Edmilson,
Van Bommel,
Deco y
Giuly.
Los méritos de Guardiola son enormes. Su equipo ha ganado ocho títulos en dos temporadas y la actual edición del Barça parece más engrasada que nunca. Juega maravillosamente y gana casi siempre. Sin embargo, conviene recordar la audacia de un entrenador que cambió el eje del equipo. El Barça de Ronaldinho, Deco, Eto'o y Henry se ha convertido en apenas dos años en el equipo de Puyol, Piqué, Xavi, Iniesta y Messi.
¿Cómo es posible que la sustracción de estrellas mundiales por la adición de jugadores de la cantera haya tenido esta clase de éxito? Sólo hay una respuesta posible, la radical propuesta de Guardiola, el entrenador que hizo definitivamente titular a Iniesta, que evitó la limitación de Messi como extraordinario pero simple extremo, que reconoció a Xavi como figura decisiva del equipo y que propulsó a la titularidad a Piqué, Busquets y Pedro.
Produce vértigo pensar en los cambios que se han producido en el Barça en tan poco tiempo. No es un cambio natural, es la obra de un genio capital para su club y para el fútbol español.
Santiago Segurola en la edición impresa de Marca, 10-12-2010
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