martes, marzo 29, 2011

Maneras de atacar


Anoche en la Cadena Ser Vicente Del Bosque se mostraba confiado y conforme con la actitud muy defensiva de casi todos los contrarios a los que se va a enfrentar ahora y en el futuro próximo la selección española; así fueron los partidos en el Mundial, sobre todo ante Suiza y Paraguay. La República Checa el pasado viernes en Granada planteó un cerrojazo similar con la fortuna de embocar ese buen disparo de Plasil y se espera lo mismo para esta tarde en el helado barbecho lituano.

"No me disgusta que los equipos rivales hagan eso", dijo Del Bosque. El escenario que imagina por tanto el seleccionador es un dominio total del juego, contrucción frente a una pared replegada en el mediocampo y la necesaria atención a contragolpes cuyo peligro es directamente proporcional a la calidad técnica (centrocampistas) y a la velocidad (delanteros) del rival. Del Bosque coincide por tanto con Guardiola, que responde lo mismo siempre que le preguntan sobre esa táctica ultradefensiva que presuntamente pone en dificultades el juego asociativo que inician y distribuyen Busquets, Xavi e Iniesta. Es relevante entonces la sincronía de opinión entre ambos ante otras opiniones que destacan el catenaccio tradicional como mejor antídoto.

Sin embargo, los dos conocen los peligros del pensamiento único y la obligatoria necesidad de disponer de un plan B. El partido de Kaunas seguramente sirva para obtener pocas conclusiones por la peculariedad, siendo generosos, del terreno de juego. Pero la fortaleza lituana en el juego áereo no necesita césped. Del Bosque lo sabe. Independientemente de los nombres y de los cambios previstos (Llorente o Javi Martínez, cuya titularidad puede mantener el nivel de los más habituales sin ningún problema), el fútbol de toque necesita velocidad, desmarque, búsquedas de espacio para equilibrar las posesiones largas. La imprevisibilidad del fútbol desaconseja los dogmatismos tácticos.

Cruyff en 1993 apostó por el fichaje de Romario, para dar una vuelta de tuerca a su equipo. Prefirió la calidad estática, el feroz sprint corto y la demoledora capacidad goleadora del genio de Río al habitual dinamismo en busca de espacios, al llegar antes que estar que proponían Laudrup, Stoitchkov, Bakero o Beguiristáin que le había proporcionado ya dos Ligas y la gloria de Wembley. La melancolía del señor Da Souza Faria, que solo le permitió aguantar año y medio en Barcelona, el 4-0 de Atenas y otro puñado de motivos no permitieron comparar ambas alternativas con más temporadas de perspectiva.

Guardiola por su parte lleva el camino contrario. Evaluando los riesgos de desentrañar partidos cerrados, eligió tras el triplete a Ibrahimovic como referencia para hacer gravitar a los centrocampistas a su alrededor. La falta de paciencia del cuerpo técnico y la dimisión del sueco terminaron con el jugador en Milán, la caja del club vacía y Eto'o malvendido. Afortunadamente hubo una consecuencia más: la asunción definitiva de la figura de Messi como delantero centro mentiroso. Su juego entre líneas solventa muchas cosas para el Barcelona, pero sobre todo ofrece frescura al excesivo academicismo que en ocasiones bordea el juego azulgrana. Quién sabe qué hará Leo con el balón, y quien lo sepa cómo podrá detenerlo.

lunes, marzo 21, 2011

Mourinho regresa al Chelsea


Marzo 2005. José Mourinho, enfundado en un abrigo gris que años más tarde terminaría, convertido en pieza célebre y de culto, en el museo del club en las tripas de Stamford Bridge, espera en el tunel de vestuarios del estadio londinense, muy cerquita del césped. El Chelsea FC, que bajo su mando camina firme hacia su primer título de Liga en casi cincuenta años, se enfrenta al FC Barcelona en los octavos de final de la Champions League. El partido es de vuelta. En la ida en el Camp Nou, 2-1 y el portugués marchándose del coliseo azulgrana sin saludar a viejos conocidos como Xavi que querían despedirse tras el choque ni dar la rueda de prensa tras el partido. ¿Motivo? Según Mourinho, presiones de Rijkaard y Ten Cate en el descanso sobre el árbitro Frisk. La versión barcelonista, empujones e insultos sin mediar palabra de Silvinho Louro, entrenador de porteros (seguro que el nombre ya les suena) al segundo de Rijkaard.

Good vibrations para el partido de vuelta en Londres. Sin embargo, habíamos dejado a Mourinho en la bocana de vestuarios. Allí sigue. Sale Ángel Mur, masajista y una de las personas cuyo rostro saldrá en todos los libros de historia cuando se defina el término 'barcelonismo'. El saludo es afectuoso y cariñoso. Continúa desfilando gente hasta que finalmente aparece Rijkaard. El encuentro es frío pero correcto, las miradas de ambos apenas se cruzan un segundo, pero las manos se estrechan algo más. Cada uno a su banquillo.

Comienza el partido. En apenas veinte minutos, el Chelsea marca tres goles y destroza al Barça a la contra. Con el treinta por ciento de posesión de balón. Estupefactos, los azulgrana son incapaces de contener la salidas al espacio. Mourinho ha dispuesto a Makelele por delante de los cuatro defensas, flanqueado por Lampard y Gudjohnsen. Por banda derecha asoma Joe Cole, por izquierda Duff y en punta Kezman. A los siete minutos Xavi resbala al preparar un pase y en un puñado de segundos vertiginosos Lampard, Kezman y Gudjohnsen contruyen el primer gol. En el segundo tres jugadores del Chelsea esperaban libres un rechace de Valdés y en el tercero mientras Eto'o pide falta de Terry, Carvalho, Kezman y Cole necesitan únicamente tres toques para dejar a Duff ante el gol tras un minuto de posesión azulgrana.

El Barcelona, especialmente fallón en el medio campo, lo pone en bandeja. Gerard López fracasa de manera notable como mediocentro y el ritmo es demasiado elevado para las faltas tácticas de Deco. El Chelsea repliega pero muerde. En el cómputo global del partido, el Barça reacciona con gallardía. Chuta más a puerta, crea una obra de arte como el gol de Ronaldinho con la puntera, tiene más posesión, tira más saques de esquina, es penalizado por algún error arbitral pero pierde 4-2 y es eliminado. Para el Chelsea, aún hoy, el partido es calificado como The Greatest Game, comercializado en el dvd del centenario del club como el mejor partido de su historia.

Salven las evidentes diferencias individuales, imaginen un medio campo débil como el del Atlético el sábado y seguro que el escenario también les resulta familiar. Ese sistema de 4-3-3 (o 4-5-1), pero basado en la fortaleza en el medio campo y en esos centrocampistas de largo alcance, los ''box to box', fue el ideal de Mourinho durante los tres exitosos años que pasó en Londres. En el derby del Vicente Calderón, con ese Atlético que en la gloria de contar con Agüero y Forlán lleva la penitencia de jugar siempre, desde hace años, en inferioridad en zona ancha ante rivales de categoría, la opción del trío era casi obvia. Consiguió incluso que Lass y Khedira parecieran no ya los dinamiteros de Londres, sino casi Gullit y Rijkaard de corto y con melenas y bigotes durante los primeros quince minutos de luego. En vez de justificarlo así, futbolísticamente, Mourinho decidió tras el partido zanjarlo con un "Si no me das un día más para descansar te doy un pivote más”.  Igual que liquidó con malas maneras el buen partido de Granero y en general del colectivo en Santander.

Mourinho emboba cuando habla de fútbol, da gusto escucharle, pero no siempre quiere. En su primer año en Inglaterra, cuyo legado fueron los títulos y el partido ante el FCB que sustenta la idea de este post, el portugués criticó de manera inmisericorde a la FA (federación inglesa), a Sky Sports (tenedora de los derechos de tv y por supuesto principal aporte económico de todos los clubes de la Premier), a Benítez, a Wenger. Incluso a su ahora venerado Ferguson. Otros acontecimientos que encuentran rápida comparación en la actualidad. Para la historia quedó por supuesto el final del 4-2, con Mourinho saltando en el medio campo tirando besos a los aficionados barcelonistas, el inefable Louro zarandeando a Rijkaard y los stewards del estadio extralimitándose con Ronaldinho.

Su poder, su ascendencia, su dominio del escenario en aquellos días que llegaron a denominarse The Blue Revolution en la zona noble de Londres marcaron una época. Ganar la Champions League en Oporto es un éxito rotundo, por no hablar del triplete con el Inter. Pero en Londres empezó todo. Los triunfos, la relevancia internacional, el premio a tantos años de trabajo y la recompensa ante afrentas como aquello del traductor de Sir Bobby Robson. Ningún club mejor que el Real Madrid para continuar ese camino donde lo dejó en 2007. Desea replicar los triunfos y el control sobre todo. Quizá ya sepa lo que significa en términos futbolísticos la palabra 'entorno'. De nuevo el FC Barcelona es el rival. El resto corre a su favor. En breve, cuatro batallas contra los azulgrana. Una ya perdida en noviembre. No está Rijkaard, pero el nuevo en el banquillo contrario tampoco desmerece. Ojalá disfrutemos en este mes de abril de la versión más futbolera de Mourinho, la que convierte un trivote pesado y criticable en una magnífica idea que obtiene brillo y rendimiento hasta de sus peones más grises, en lugar del histrión quejumbroso y variable del que se disfraza demasiado a menudo. El sábado mandó callar a Cristiano y le reprochó su lentitud mientras era sustituido. Antes se había desmarcado de la infamia del dopaje. Es un comienzo.

El trivote peligroso, por Diego Torres en El País
Mourinho y los recursos útiles, por Santiago Solari en El País

miércoles, marzo 16, 2011

Fútbol Ficción


Es mediodía en la Ciutat Esportiva Joan Gamper, en Sant Joan Despí, centro de entrenamiento del FC Barcelona. Por primera vez desde la renovación de Pep Guardiola como entrenador del primer equipo, la sala de prensa está repleta de periodistas. La rueda de prensa de Eric Abidal prevista se ha cancelado, el jugador francés será operado mañana tras serle diagnosticado un tumor en el hígado. Habla Xavi en su lugar, en representación del resto de la plantilla, compungido por la noticia pero esperanzado en el futuro. Por un día, no se habla de fútbol.

La noticia de Abidal aparca momentáneamente los debates de la semana. En Madrid, si Granero debe participar más en el medio campo, la conveniencia de jugar con rombo y con dos delanteros, el mejor lugar para Cristiano Ronaldo. La discusión es bizantina debido a los buenos resultados del equipo, pero estimulante ante los retos que se avecinan en el mes de abril y en el propio partido de esta noche ante el Olympique Lyon. José Mourinho ya dejó claro ayer en la conferencia previa al choque que evalúa todas las opciones y que decidirá antes del juego, pero repasó media docena de alternativas utilizadas durante la temporada. La duración de la charla con los periodistas duró más de una hora, para terminar con el deseo de un largo camino en la Champions para su equipo y para el Barça y, por qué no, repetir en mayo en Wembley la próxima final de Copa del Rey de Mestalla.

Mientras, en la sede de la Liga de Fútbol Profesional (LPF), se celebraba una nueva reunión de trabajo de todos los clubes, la tercera del año, enfocada a cerrar definitivamente el calendario de la temporada 2011-2012, una vez revisados los partidos internacionales previstos por FIFA y UEFA. Los derechos televisivos, con el nuevo acuerdo firmado por unanimidad, aportan un año más ingresos proporcionales a los equipos y la correcta difusiòn del campeonato en los mercados de fans emergentes. Dos días en el fin de semana, en el rango horario de 16 a 20 horas, son suficientes para cuadrar todos los partidos. El fútbol del Barça, la grandeza del Real Madrid, la competitividad de Sevilla y Valencia, el sabor añejo del Ahtletic Club, la efervescencia del Villarreal o el instinto superviviente de Atlético de Madrid y Espanyol, entre otros ejemplos, son utilizados por los equipos de marketing para aportar valor al producto. La competitividad enfocada hacia un rendimiento global y común.

Encima de la mesa del encuentro, a disposición de los presentes, los periódicos deportivos de la mañana. Son cinco (uno digital), caso único en Europa, pero la época dorada del deporte español y el auge de acontecimientos en todo el mundo les da sentido. El deporte manda, convertido en el espectáculo de ocio más demandado. Guiños cómplices de los directivos son habituales hacia los directores de los diarios, presentes también, pidiéndoles un poco más de cobertura para el fútbol. El torneo de tenis de Indian Wells, la Tirreno-Adriático, la NBA, el Six Nations de rugby, los entrenamientos previos y el inminente comienzo de los campenatos de F1 y Moto GP o el inicio de venta de entradas de Londres 2012 han competido esta semana con la Champions League, y la lucha por la cuota de presencia es dura.

Hoy, sin embargo, no hay duda. Juega el Real Madrid, y la jerarquía de sus nueve Copas de Europa es prácticamente inigualable por nada. En el ánimo de sus directivos, entrenador, por supuesto también en el de los futbolistas, reiniciar un camino europeo que lleva interrumpido más de un lustro. El espejo del FC Barcelona resulta también un estímulo imparable. Se le ofrece respeto al eterno rival azulgrana, al últimamente insoportable enemigo íntimo en el césped, pero al mismo tiempo se le quiere retar. El 5-0 existió, pero alimenta. Se le admira pero no se le ofrece rendición. Frente a frente, con las virtudes que el Madrid construyó durante décadas, pasión y vértigo, pausa y gol. Oponiendo lealtad competitiva pero al mismo tiempo la más dura batalla futbolística. Eliminado el Lyon, estará más cerca un duelo que enorgullece y honra al fútbol mundial. Un fútbol de ficción.

miércoles, marzo 09, 2011

Tanta angustia como buen fútbol


No son dos conceptos antagónicos, en un deporte tan arbitrario e imprevisible en muchas ocasiones. Más aún cuando desde los primeros minutos el FC Barcelona comprobó que su presunto alter ego se había quedado en Londres, quizá esperando ese vuelo privado en que viajaría Walcott. El Arsenal no regaló la eliminatoria, todo lo contrario, pero sí renunció a discutir la pelota y cualquier cosa parecida al liderazgo futbolístico europeo.

Con Wilshere, Nasri, Cesc, Rosicky y Van Persie en el campo, su decisión para jugar la pelota fue nula. De hecho, sólo el primero de los citados dio verdaderamente la cara, realizando un magnífico ejercicio de buen toque -en las escasas oportunidades de que dispuso- y sobre todo de transición, de habilidad para superar líneas con movimientos casi instantáneos. La idea era adelantar la defensa, compactarla con el centro del campo y convertir los académicos ataques barcelonistas en un suplicio. Reducir esos espacios interiores en los que Messi disfruta tanto. Si Wenger no quiso repetir el planteamiento de Mourinho con el Inter el año pasado, desde luego lo pareció.

Con lo que seguro no contaba el entrenador francés era con tener tan poca posesión. Hasta setenta veces recuperó la pelota el Barcelona, casi siempre muy rápido y de manera frecuente cerca del área londinense. Fue la mejor virtud azulgrana. Impecable e implacable. Tras una primera parte correcta pero imprecisa, la enésima recuperación posibilitó a Iniesta ejercer su pausa y su conocimiento del uno contra uno más pase para lucimiento de Messi. 1-0, lo más difícil ya estaba hecho.

Sin embargo, en el fútbol puedes construir y construir, de manera pulcra y ortodoxa, con todos los permisos en regla, cuando en un relámpago te metes el agua en casa. Un córner, un auto gol y de repente 51' de esfuerzo valen lo mismo que uno en el marcador. El Barça, obligado de repente a aprobar una de sus lecciones más difíciles: la paciencia para llevar su juego hasta las últimas consecuencias en ambientes cargados de emotividad. Parecía camino de conseguirlo (dos ocasiones de gol inmediatamente posteriores al empate) cuando el árbitro Bussaca eligió la peor jugada para hacer justicia con Van Persie. Expulsión y exhibiciòn. Si con 11 futbolistas Arsenal opuso resistencia, al menos en una mitad del campo, con 10 fue incapaz. Xavi, Iniesta, Pedro, Messi...todos ellos encontraron espacio y portería. Un gol y un penalty. Solo Villa, muy desafortunado toda la noche, la veteranía de Almunia y un exceso de precipitación en la definición impidieron una goleada escandalosa.

Muchos acontecimientos pero también muchos minutos. A un cuarto de hora del final el Barcelona había remontado pero al mismo tiempo había perdonado, de nuevo, la resolución definitiva de la eliminatoria. Wenger introdujo a Arshavin y Bendtner y los azulgrana se angustiaron. En portería ajena y en propia. Un par de balones colgados y un error de Adriano que Mascherano evitó se convirtiera en gol en un tremendo alarde físico. Sin chutar a puerta en el Camp Nou, siendo inferior en el Emirates, el Arsenal rozó clasificarse. El Barça no aprobó esta lección y no debe olvidarlo. En su virtud arrastra también una penitencia. Es el único equipo que ganando una eliminatoria a minutos para el final sigue atacando (véase Dani Alves). Es digno de elogio, pero su ratio de conversión juego/resultado volvió a ser bajísimo, y el recuerdo de la ida pudo revelarse dolorosamente presente. Así se pierden títulos. No en treinta y ocho partidos, pero sí en un puñado de ellos, como los que deciden la Champions League. Puede mejorar ese aspecto, si hay un equipo capaz de cuadrar el círculo, es éste.

El duelo por tanto deja aprendizajes realizados y por concluir, junto con evidencias y errores. El Arsenal hace años que practica un fútbol magnífico. Sin estridencias financieras y con buen gusto. Seguramente esta noche no pudo, pero tampoco quiso demasiado. Si el gran público no valora su apuesta, no es tanto por la ausencia reciente de títulos, sino, para los que miran un poco más allá del prisma mentiroso del resultadismo, por no ser consecuentes con lo habitualmente exhibido en las grandes citas y echarle la culpa al empedrado. Qué decepción, Arséne.

martes, marzo 08, 2011

Previa FCB vs Arsenal: Un balón para dominarlos a todos


De manera inevitable, el partido jugado justo hace ahora once meses entre ambos equipos, en ese caso de vuelta pero de cuartos de final, pesará en las botas y en el ánimo de los futbolistas del Arsenal. Una de las principales preguntas es si el gol de ventaja que defenderá el equipo londinense servirá para contrarrestar esa superioridad emocional con la que iniciará el juego el FC Barcelona, cuyo guión será el habitual: atacar. El equipo azulgrana plantea todos los partidos como si debiera remontar media docena de goles. Va ganando y aún así termina los partidos en campo contrario y normalmente con la pelota en su poder. El Arsenal deberá decidir si acepta un intercambio de golpes (en la ida no le quedó más remedio) o intenta conservar su ventaja. No parece disponer de los defensores más sólidos para un reto de esta magnitud.

El protagonismo del choque viene compartido entre dos compañeros del equipo cadete del FC Barcelona, generación 2003.
Messi es indiscutible. Por si fuera poco, cuatro goles la temporada pasada, incluso recordando el partido fueron pocos para las oportunidades disfrutadas. Pero hoy Leo tendrá buena competencia. Su compañero en La Masía, Cesc Fábregas, se presenta por primera vez en el Camp Noumixed emotions: arriesgándose a sufrir acumuladas durante años, propias y de su familia, vs un verdadero carácter competitivo y un brazalete de capitán guía para sus compañeros. Con Wilshere forma posiblemente la única pareja del fútbol europeo equiparable al mediocampo del Barça. Un equipo es lo que muestran sus centrocampistas. Si los del Arsenal tienen que correr mucho tras la pelota, algo a lo que no están acostumbrados, la categoría y el talento se van transformando con el paso de los minutos en esfuerzo baldío y frustración. Dijo una vez Vicente Del Bosque que "si los centrocampistas de un equipo están contentos, el resto del equipo también lo está". Seguramente Wenger piensa algo parecido, por ello poblará la zona ancha con cinco efectivos, los dos mencionados más Nasri seguros, Diaby o Denilson por delante de la defensa y un hueco más para Arshavin o Eboué. De esta última elección podremos averiguar el grado de temor del equipo del norte de Londres.

Suponiendo que, pese a hablar de fútbol, aún no han llegado los milagros en medicina,
las bajas de ambos parecen retroalimentarse. Arsenal pierde el gol de Van Persie y la velocidad de Walcott, pero el Barça no puede oponer la colocación de Piqué y las coberturas de Puyol. El año pasado la defensa barcelonista la formaron Márquez y Milito, y Abidal apenas jugó 55'. La calidad defensiva del Barcelona es global, está en su presión adelantada, en el movimiento orquestado de los diez futbolistas de campo acorralando al rival en busca de la pelota. En la parte ofensiva, si Busquets ha de ser central, la presencia de Mascherano puede dar un respiro al Arsenal: la salida de balón será un segundo más tarde y con un toque de más. 

FCB: Valdés, Alves, Busquets, Abidal, Maxwell, Mascherano, Xavi, Iniesta, Pedro, Messi, Villa. 

AFC: Szczesny, Sagna, Djorou, Koscielny, Clichy, Diaby, Wilshere, Nasri, Cesc, Arshavin, Bendtner. 

Las claves del FCB vs Arsenal, en Sport

lunes, marzo 07, 2011

La importancia del debate superado

Desde 1988, con el único interludio de Bobby Robson y José Mourinho en la temporada 1996/1997, el FC Barcelona ha decidido poner el balón en el piso y construir fútbol en base al juego corto y combinativo. A veces con éxito a veces sin él, con resultados y con derrotas, con futbolistas holandeses o sin ellos, casi siempre con canteranos de La Masía, que en ocasiones funcionaron bien y en ocasiones no tanto. Aun con Serra Ferrer, obligando incluso a Fabio Rochémback a no dar pelotazos.

Esa es la gran ventaja competitiva actual del Barcelona respecto al Real Madrid. No es garantía de títulos, no exime de errores, no es mejor que cualquier otra idea, pero sirve como comienzo. Supone además un ahorro en energía y la posibilidad de centrar los debates en cuestiones futbolísticas pero más cercanas al césped que al palco de autoridades. La excepcional primera mitad del Madrid anoche en Santander y las reacciones posteriores de gran parte de prensa y aficionados denotan una evidencia muy negada últimamente: el fútbol combinativo gusta, sí, también en el Bernabéu. Como dice un buen amigo, puede precisarse que el juego del Madrid fue o deba ser variado: toque, balón largo y contragolpe, y que esa mezcla sea el principal valor madridista. El Barça, a su manera, siempre fue menos prosaico y a veces bordea el barroquismo.

En cualquier caso, siendo sinceros, con la superioridad financiera que el Real Madrid y Barcelona disfrutan respecto al resto de rivales, resulta cuanto menos sorprendente que un doble pivote repleto de músculo sea imprescindible para jugar muchos partidos de Liga. Con su Khedira y/o Lass acompañando a Xabi, Mourinho se ha dejado puntos (y buena parte del campeonato) en Mallorca, Almería, A Coruña y Pamplona, además de un 5-0 en el Camp Nou. Esa manera de jugar, con Cambiasso, Zanetti, Motta, con Sneijder por delante, le proporcionó diez empates a domicilio en la última temporada en Milán; suficientes para ganar el Scudetto, imposible ante el actual Barça. Es muy sorprendente que Mourinho haya tardado 27 semanas en darse cuenta y que ni siquiera pueda darle continuidad al cambio

Giggs aún nos permite verle



Veinte años no son nada. Al menos para Ryan Joseph Giggs. Este 2 de marzo se cumplieron justo dos décadas del debut del galés con la camiseta del Manchester United. Ni de lejos imaginaría Denis Irwin, aquel lateral ambidextro irlandés, que cuando fue sustituido en la primera mitad de un rutinario partido en Goodison Park por un desconocido joven nacido en Cardiff de apenas diecisiete años, le estaría dando la mano a la que llegaría a ser mayor leyenda de un club ya de por si repleto de mitos y tradiciones.

Giggs enseguida formó parte de lo que se llamó la generación de los Fergie Boys, expresión que hace referencia y reverencia a los Busby Boys, los canteranos que guiados por el legendario Matt Busby llevaron en los años 60 al United a ganar su primera Copa de Europa, y que fueron víctimas de aquel infausto accidente áereo en Munich. Denis Law, Duncan Edwards, Bobby Charlton

Alex Ferguson fue una tarde de 1987 al Manchester City’s School of Excellence a visitar a un niño de del que se hablaban maravillas…ese día Giggs cumplía 14 años, ya sabemos que no tardaría ni cuatro más en debutar. Poco después fueron llegando los hermanos Neville, Paul Scholes, Nicky Butt y David Beckham. Ellos eran los Fergie Boys. Tutelados por Eric Cantona y después por Roy Keane y aconsejados desde el vestuario o luego en tertulias de ‘pub’ por veteranos como Bruce, Pallister, Ince o Robson, dieron al United los mejores años de su historia reciente tras una gris travesía incluso por la segunda división. Ocho títulos ligueros, tres coperos y la anhelada segunda Copa de Europa en aquella histórica final del Camp Nou en 1999 resuelta por Sheringham y Solksjaer en apenas un minuto.

Siempre fue Giggs un extremo zurdo incontenible; rápido, habilidoso, con un centro impecable y con bastante gol. Hace un par de temporadas Ferguson empezó a colocar a Ryan de mediapunta o segundo delantero. Los tópicos habituales, que quizá había perdido algo de velocidad, que si son muchos partidos cada temporada…

Realidad: estamos en la temporada 2010/2011 y Ryan Giggs ha pulverizado todas las marcas individuales y casi colectivas en el United…tras renovar su contrato por una temporada más. Dos décadas de imágenes y recuerdos, veinte años de dedicación exclusiva, casi franciscana. Más partidos que nadie (863, más que un tal Bobby Charlton), goles en todas las ediciones de la Premier League…básicamente, lo que da tiempo a hacer en toda una vida. Pocas veces se ha visto involucrado en escándalos, e incluso renunció hace unos años a la capitanía que claramente le correspondía tras la salida de Keanno en beneficio de su amigo Gary Neville, que pasaba momentos personales difíciles.

Hoy, Giggs continúa ofreciendo lecciones de fútbol en cada partido. Ha renovado porque sigue siendo útil. Nani es el desborde, Vidic la seguridad, Rooney trabajo y gol, con Berbatov. Pero Giggs es la inteligencia y el dominio del juego. Algo más que un capitán in pectore, más que un líder, ni siquiera un referente. Hace veinte años quizá solo fuera un crío muy imaginativo que soñaba lucir con dignidad el número 11 del mítico George Best. Ahora, Giggs es un ejemplo, es un paradigma futbolístico andante. One club man, we salute you.

Giggs, una vida en el United, vídeo en Marca.com
 
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