Mencionábamos en el anterior post los duelos de los últimos equipos de José Mourinho (Chelsea, Inter de Milán y Real Madrid) frente al FC Barcelona como fuente de, digamos, inspiración periodística y combustible para la discusión. No debe interpretarse esa separación de poderes en la trayectoria del entrenador portugués como debilidad, fue el propio Mourinho en la sala de prensa del Bernabéu quien realizó tal distinción, en el contexto de sus quejas por jugar 10 vs 11: "Nosotros, y cuando digo nosotros digo mis equipos, estamos cansados de jugar contra el Barcelona con uno menos".
La frase no es novedosa. Mourinho tiene muy presente en sus declaraciones públicas momentos y partidos pasados con sus anteriores clubs. No hay ningún problema, de hecho le honra. El asunto se complica cuando se atisba la posibilidad de que Mourinho esté pensando al mismo tiempo en su currículo que en su actual empleo. Algún día él se marchará del Madrid, buscando reverdecer laureles en Italia o Inglaterra o haciendo realidad su viejo sueño de ser seleccionador portugués, y si ese momento llega más pronto que tarde algunas decisiones como entrenador pueden rozar la sospecha.
Por ejemplo, el partido del sábado. Perfecto lo de Pepe en el mediocampo. Lo probó en San Mamés con muy buenos resultados para un equipo que ataca por alto, le funcionó ante otro que lo hace a ras de suelo. Insisto en que Pepe ocupó terreno, amedrentó a los centrocampistas del Barça, cortocircuitó a Messi y muchas de sus conexiones habituales con Pedro o Villa y además le frustró tanto que se mostró maleducado y fuera de sí con ese balonazo a la grada. Fue, esta decisión de Mourinho, su principal contribución táctica al partido. Y exitosa.

Con el placer que supone escucharle hablar de fútbol, pocas veces se da el caso últimamente. En el día en que el Real Madrid dice casi adiós a ganar el título, por tercer año consecutivo, tras nueve meses de competición y más de treinta partidos, la opinión pública merece explicaciones más sólidas que quejas arbitrales sesgadas y su obsesión con el Barcelona, al punto de medir si los asistentes de Guardiola salen o dejan de salir del banquillo, debate irrelevante desde cualquier punto de vista. Si parte del madridismo está conforme perfecto, pero para los que no lo estén y para aficionados neutrales que seguro no lo comprenden, el verdadero líder de este gran equipo debe aportar una conclusión más cercana a la realidad futbolística que esas conspiraciones que pueden servir para el Mourinho FC (copyright Martí Perarnau) pero no creo que para el Real Madrid.
'Espiral Mourinho', por Ramón Besa en El País
'El Madrid cambia de cultura', por Diego Torres en El País
'Volvió Capello', por Martí Perarnau en El Periódico
1 comentarios:
Mourinho se aprovecha del estado de necesidad de toda una afición para hacerles creer que ganar una final de Copa en los penaltis, sería el mayor éxito en la historia de un club centenario con nueve copas de Europa en sus vitrinas.
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