miércoles, mayo 11, 2011

Barça Tricampeón: Brothers in arms

El evidente desequilibro en presupuestos, ingresos televisivos y competitividad de la Liga española de fútbol no puede restar un ápice del mérito que supone conseguirla. La Liga, como el campeonato de toda la vida, se sigue ganando (y perdiendo) en Pamplona, Gijón o Almería. Tres conquistas consecutivas, logradas hoy por el FC Barcelona, siempre rondando o superando los noventa puntos y los cien goles, denotan muchas virtudes, toneladas de ambición y al tiempo no dar nunca una victoria como descontada de antemano.

Para Puyol, Valdés, Iniesta y Messi es su quinto título. Xavi añade el de 1998 cuando debutaba de la mano de Louis Van Gaal. Todos ellos conocen como testigos privilegiados el éxito y el desierto, el vino y las rosas de la gloria y el silencio de un vestuario derrotado. La llegada de Guardiola, con su título y ascenso de Segunda B bajo el brazo como sugestión para un equipo que penaba dos años en blanco, supuso el refuerzo de lo que habían aprendido en las categorías inferiores, la depuración de elementos discordantes y la apuesta definitiva por completar con jugadores de casa aquellas posiciones difíciles de fichar.

Ganar en el fútbol va unido indefectiblemente a dos compañeros de viaje: la admiración y la envidia. El Barça ha sido reconocido por su estilo y por sus maneras, por espectaculares rachas de fútbol y por partidos memorables. Por su modesta pero innegable contribución a la historia de este deporte. Una Liga que tiene dos más detrás, enlazadas, no debe valorarse individualmente. Sí, casi cuarenta partidos han de convertirla en la competición más importante. El contexto es amplio, es solo la segunda vez que ocurre en la centenaria historia del club (tras el periodo 1990-1994). En el deporte estadounidense se habla de dinastía. Pero al tiempo, es un equipo que ha intentado ser derrotado en el campo y fuera de él. Lo primero es lícito y sano, no más faltaría; lo segundo, y hoy no es el día para detenerse en ello, es mezquino y antideportivo, sobre todo en bocas, plumas, pies y micrófonos de muchos que viven, precisamente, de esto.

El FC Barcelona, sin embargo, progresa desde el fútbol. Ni lo han inventado ellos, ni es la única manera posible, ni se trata de evangelizar al mundo o de convertir aficionados en fieles. Pero todo lo bueno y malo que le sucede al equipo, incluso a la institución, desde hace años, depende del balón. Incluso con personalidades excesivas como Laporta. Los grandes triunfos y las derrotas. La eliminación en Sevilla en la Copa del Rey 2009-2010 tras una discutible alineación en la ida y una ínsuficiente exhibición futbolística en la vuelta. La pérdida del pase al Bernabéu en mayo pasado por la incapacidad de ver la luz en el catenaccio impenetrable del Inter. La reciente derrota en Valencia tras 45' deliciosos y la consiguiente frustración tras no encontrar el gol. El éxito y la pérdida, el ataque y la defensa, siempre como consecuencia del trayecto de una pelota entre dos futbolistas.

Xavi, Valdés, Piqué. Aparte de Guardiola, quizá ellos tres aglutinan el espíritu culé mejor que nadie. Orgullosos de su casa, rozando la soberbia en alguna ocasión, pero conscientes de una manera propia de entender el juego, henchidos de barcelonismo, a flor de piel más que nunca esta temporada cuando las circunstancias endurecieron el camino. El primero, el más veterano, allí desde el principio, buen conocedor de lo ocurrido cuando el vestuario se alejó de la idea original y de la cultura del esfuerzo. El segundo, arrastrando la dureza del deporte profesional, sabiendo lo que cuesta llegar como para dejarlo escapar, cemento para el conjunto, oxígeno cuando una cobertura no es lo suficientemente rápida. El tercero, un estímulo general de casi dos metros. El revitalizador, el máximo exponente de toda una generación de barcelonistas que no recuerdan no ganar.

Messi, Iniesta, Puyol, Alves, Busquets, Pedro, Mascherano, Keita. Imposible sin ellos. Pero el éxito de la banda trasciende lo deportivo. Es un grupo humano fantástico; tópico del fútbol, realidad honesta en este caso. Muchos de nuestros protagonistas ya dormian juntos hace diez años, en La Masía. Con su talento, bien dirigidos y hacia la misma dirección, la mezcla es explosiva. Resultaba inspirador, casi poético, ver a un depredador como Messi el pasado sábado ante el Espanyol buscar a Villa u a otro compañero en busca del gol, en presunta lucha por el trofeo del máximo goleador (dieciocho asistencias en el curso). No hace tanto que veíamos la obsesión con el tema de Samuel Eto'o, grande en el esfuerzo pero menos dado a la solidaridad colectiva. El apoyo a Abidal, ganado a pulso por el defensa francés por su compromiso e integración, es sencillo tratándose de una enfermedad en un deportista joven, pero al tiempo sorprende que alcance a los propios médicos. En general, el esfuerzo común en una temporada post Mundial, con pretemporada casi en septiembre y las dificultades propias de una plantilla corta, el sacrificio al que obliga semejante rendimiento es implanteable sin un núcleo de futbolistas empeñados en un objetivo. La mente siempre por delante de las piernas.

Todos ellos son los verdaderos subordinados de Guardiola. Un equipo que globaliza una idea, no a sus miembros. Un equipo que ataca aun cuando ya le favorece el resultado. Un equipo para el que ganar es una consecuencia, no un fin en sí mismo. Un equipo con discurso en un mundo de mítines y propaganda.

'Esta Liga es el gran éxito del Barça', Miguel Rico en Mundo Deportivo
'La Ítaca blaugrana', por Martí Perarnau

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El desiquilibro presupuestario no le resta un apice de mérito. De acuerdo. El merito se queda donde estaba: rondando el 0. Si el mérito 10 vendria en una liga en que todos, todos, los equipos tuviesen el mismo presupuesto, ¿que merito es el ganarla para 2 equipos que tienen ¡10 veces mas de presupuesto que el resto de equipos¡.Solo les pelean un poco 4quipos que habitualmente les siguen, sobre los cuales 'solo' tiene 4 veces mas de presupuesto. Esta liga es una riña de patio de colegio donde 2 matones del ultimo curso se parten de risa con los infantiles de la clase. Un puro ejercio de sadismo por parte del R. Madrid y del Barsa. Y yo soy aficionado del barsa. Pero lo del sadimso no es un buen asunto. Buen blog de futbol. Sin el habitual forofismo.

César Fuster dijo...

mi blog: http://labellezadelftbol.blogspot.com/

Joan dijo...

"El evidente desequilibro en presupuestos, ingresos televisivos y competitividad de la Liga española de fútbol no puede restar un ápice del mérito que supone conseguirla."

??????¡¡¡¡¡¡¡¡

Es increíble lo que escribís a veces, tíos. Hay que aplicar el seso a todo; y después de leer esta frase.... En fin.

 
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