martes, septiembre 27, 2011

El empleado Guardiola



Como un anacrónico reducto de la primera sociedad industrializada, en ocasiones parece que un empleado no debe nunca superar su papel de peón alienado de la organización que le paga un sueldo a cambio de un cargo o trabajo. Obediencia debida al patrón sin molestar mucho y a pasar las jornadas laborales lo mejor posible.

Es evidente que Pep Guardiola no es solo un empleado del FC Barcelona. Por supuesto no en salario, pero tampoco en representatividad del club (entre cuatro y seis ruedas de prensa semanales, más que cualquier otro cargo) ni mucho menos en importancia.

Es propio del fútbol el debate de hasta dónde debe alcanzar el poder de un entrenador. Referido, eso sí, a fichajes, sueldos, ayudantes, instalaciones de entrenamiento o incluso política de comunicación de los futbolistas. En el Barça no. Todo lo anterior está, mientras la pelotita siga entrando, indiscutiblemente a criterio de Guardiola.

El problema aparece cuando Pep no sigue la corriente. Si apoya a Qatar está muy bien y, claro, “lo que diga Guardiola va a misa”; si por el contrario menciona a la Junta Directiva anterior, pasa de gurú a empleado, de voz autorizada a partidista, de hacer siempre lo mejor para el Barça a ¿hacer siempre lo mejor para el Barça?

Guardiola no abandonó puntualmente el sábado su discurso institucional. Por mucho que algunos se empeñen en negarlo, Laporta también forma parte de la historia del club. Como Montal o Núñez, como Gaspart y como ahora Rosell. Jugadores, entrenadores de todas esas épocas incluídos.Con reparto de aciertos y errores que deben ser analizados y esclarecidos cuando proceda, no escondidos debajo de las alfombras ni manipulados.

Sea legal o no según los tribunales deportivos de Catalaña, veremos en el Supremo, es una incongruencia aplicar un año de mandato por quince días en un club de fútbol, pero más aún que Joan Gaspart y el amigo Enric Reyna no fueran igualmente investigados por su nefasta gestión financiera. Más aún al ver cómo explicó el socio responsable de la demanda, Vicenç Pla, sus motivos en el juicio oral.

¿Dónde empieza y termina la responsabilidad barcelonista? ¿En 2000? ¿2001, 2003? ¿Es lógico repetir en cada acto institucional el desastre que ha supuesto el fichaje de Ibrahimovic o justificar malamente la venta de Chygrynskiy, tras presentar balances con más de cuatrocientos millones de euros en ingresos? ¿Contra quién o quiénes dirigen Presidente y Secretario de la Junta unos ridículos "toma, toma ya" entre dientes, más propios de Belén Esteban, tras aprobarse una votación en Asamblea, ellos mismos cartulinas afirmativas en ristre?

Guardiola es más que un empleado. Pero no por capricho o egolatría propios, sino por su trabajo, por su cualificación, por su manera de expresarse, por su sensibilidad futbolística y barcelonista, por sus éxitos y también por cómo afronta sus errores, en el césped y fuera de él. A determinados grupos mediáticos que le toleran siempre que hable y obre a beneficio de inventario, cabe sugerirles, dado su pragmatismo, que aprovechen esos ingresos adicionales en ventas y publicidad que siempre dan los títulos y las victorias, para cuando lleguen las épocas en que algunos empleados dejen de estar en nómina y las cuentas de resultados lo noten.






lunes, septiembre 26, 2011

La importancia de la pausa



El Real Madrid regresó el sábado al triunfo en la Liga tras los percances en Santander y Valencia. Con seis goles, acentuando sus virtudes futbolísticas pero también exhibiendo sus recientes (y quizá habituales) defectos.  Contundencia, vértigo, aprovechamiento máximo de los errores del contrario tipo saques de banda o de esquina a favor mal ejecutados. El Rayo, con un planteamiento tan valiente y destacable (relacionado con su presupuesto y plantilla) como ingenuo, prefirió perder a campo abierto que en su propia área.

Por el contrario, volvió a sufrir para controlar el juego y dominar la pelota, pese a las buenas conducciones de Kaká y el libreto de Xabi Alonso. El Madrid juega  angustiado, y su entrenador no ayuda a reducir el ruido ni canaliza la furia. Mourinho alineó a Lass, dando descanso a Özil. No pareció estar convencido de ello, ya que deshizo el cambio antes del descanso. Diarra facilitó la decisión fallando un pase en el primer gol rayista y el entrenador portugués ya no dudó minutos después. 

En sala de prensa Mourinho confesó sus dudas al respecto de jugar con un mediocentro puro y dos medias puntas, como calificó a Kaká y Özil “Deberían tener una fuerza física y una disponibilidad mental diferente, porque Xabi Alonso no puede jugar solo en el medio los noventa minutos, aunque hoy ante el Rayo han respondido muy bien”.

Dudas. El Madrid sufre en el ataque estático, cada día es más difícil negarlo. En dos partidos sobre cinco jornadas ya no le ha servido el doble pivote y la búsqueda de espacios para marcar, y Mourinho debe estar sopesando alternativas. Sahin no está y Granero no cuenta, y el contraste entreel partido de Santander del año pasado y el de éste no deja al equipo en buen lugar. Jugar en casa, en el Bernabéu, ante un recién ascendido, con un solo mediocentro (de la calidad de Alonso, por cierto) y dos enganches, tendría que ser un riesgo controlado y perfectamente asumible. El banquillo madridista necesitó un marcador en contra y los primeros silbidos del curso para correrlo. 

El debate en cualquier caso es futbolístico. El Madrid necesita focalizarse en él. Árbitros, conspiraciones, peticiones de adulación periodística incondicional, negación de los títulos ajenos y fútbol ficción no le ayudarán ante el colosal reto que se le presenta: derrotar en una carrera de fondo y en duelos directos a un FC Barcelona que perfecciona y evoluciona su método cada día. Si no, corre el peligro de quedarse anclado en aquella segunda vuelta con Juande Ramos. El equipo blanco, con sus distintas virtudes y cualidades, necesita precisamente eso: transformación, desarrollo y crecimiento. Futbolísticos.

domingo, septiembre 25, 2011

Ensayo clínico en el Camp Nou


Pep Guardiola no debió quedar tan descontento con el 3-4-3 que alineó en Valencia como pensábamos. Pese al daño inflingido por Mathieu y Alba, y pese a salir del vestuario de Mestalla en la media parte con cuatro defensores, mediada la segunda parte regresó al trío en la zaga, exigido por el marcador y favorecido por el lógico bajón físico del rival. En esos últimos minutos el Barça acorraló al Valencia, empató y pudo ganar el partido.

Alves, Mascherano y Abidal. Ellos terminaron en Mestalla y ellos comenzaron ante el Atlético de Madrid, con Reyes, Diego y Falcao como amenzanante tripleta ofensiva en frente. Dio igual la composición de la delantera atlética. El Barça aprendió algo el pasado miércoles: tienen el toque, la calidad individual y el concepto futbolístico para desarrollar el 3-4-3 de manera satisfactoria. Pero saben que necesitan algo más, la presión grupal y la agresividad sin balón para que funcione, para que la posesión sea elevada y por tanto los ataques más frecuentes y mejor elaborados. La exigencia del sistema. Pensar en la defensa para mejorar el ataque, según definición del entrenador azulgrana. Guardiola, con Piqué y Puyol disponibles, con un delantero como Falcao en racha delante, insiste y con éxito. En el Camp Nou hay muchos metros a lo ancho por cubrir en defensa, pero la intimidación de la presencia ofensiva del equipo y la confianza que da disfrutar de tanta pelota parece facilitar la tarea de contención. Paradójico para cualquier equipo, quizá clave para éste.

El primer tiempo del Barça fue abrumador. Como ante el Villarreal. El Atlético, salvo en una jugada en el minuto 4 muy bien hilvanada que terminó con chut de Tiago al larguero, no tuvo opción. Los defensas, desmoralizados ante Messi. Los centrocampistas, juntos y en buen número pero incapaces de recuperar un balón (el árbitro involuntariamente interceptó un pase de Xavi en la mejor acción defensiva en medio campo atlético. Exageradamente real). El equipo barcelonista, con Xavi para la pausa, Messi para el vértigo, Pedro para la solidaridad y Thiago & Cesc jugando (ay, los agoreros del verano) juntos, brillante.

La evolución es permanente. Una defensa formada por Alves, Piqué, Puyol, Abidal, magnífica y de probada solvencia en partidos clave. Sin embargo, Fábregas, Thiago; reclaman con su fútbol protagonismo, y Guardiola ensaya, prueba para facilitarlo. La velocidad del balón y el ecosistema propicios para que Messi continúe expresándose como desee. La cosecha suma y la mezcla combina de maravilla.

jueves, septiembre 22, 2011

La exigencia del 3-4-3



Desde que Guardiola ocupa el banquillo azulgrana, posiblemente las visitas a Mestalla han resultado las más difíciles para el equipo barcelonista. Dos empates y una victoria mínima con gol de Messi la temporada pasada. A la cuarta el Valencia estuvo a punto de conseguirlo, pero le sobraron quince minutos y le faltó un poco de combustible. 

Hasta ese momento, el grupo de Emery llevó la iniciativa y desnudó al Barça. Con ese doble lateral izquierdo, formado por Jordi Alba y Mathieu, convirtió la banda derecha en un patio de recreo para disfrute de Soldado y para pesadilla de la defensa de tres que planteó Guardiola. El entrenador, aun habiendo declarado en la previa que el 3-4-3 era arriesgado para jugar ante equipos fuertes, y recordando ya la temporada pasada sufrir la doble arma zurda del Valencia, insistió en esa disposición. Lo justificó en rueda de prensa tras el partido con la idea de que la presencia de Mascherano, rápido pero firme posicionalmente, ayudaría a contrarrestarla.

La realidad fue bien diferente. Mascherano sufrió como nunca con la camiseta azulgrana, Puyol y Abidal resultaron igualmente desbordados y el medio campo rara vez ayudó en las coberturas. El 3-4-3 exige máxima concentración, esa presión tan efectiva que ahoga a los rivales sin centrocampistas creativos que sepan qué hacer con la pelota y sobre todo mucha posesión. Así lo justificaba Cruyff en las derrotas, con frases como “el sistema ha funcionado muchas veces, cuando perdemos es que algo hemos hecho mal”. Guardiola fue más preciso: “Tener posesiones más cortas de lo habitual nos obliga a un mayor trabajo y desgaste defensivo”. Clave. A mitad de segunda parte el porcentaje era 47 vs 53 %.
  
El Barça quizá no esperaba tanta exigencia y resistencia del rival. Desconcentrado e impaciente, cayó hasta en once veces en fuera de juego, ante una defensa valencianista ágil y bien acompasada.  Así que no logró hilvanar su fútbol hasta que no se agarró de verdad al balón: de esta manera logró detener la sangría defensiva (primero regresando tras el descanso a la línea de cuatro, para terminar de nuevo con tres) y comenzar a desarrollar su juego real. Con Messi convertido en un mágico croupier, repartiendo cartas de todos los colores y categorías a sus compañeros, logró empatar y pudo llevarse la victoria en el tramo final. Su conexión con Cesc, remite a aquellos partidos con el Cadete A del FCB en 2003. Han pasado ocho años; en el césped, no podría decirse ni que pasaron ocho días. 
Foto: Claudio Chaves - MD

miércoles, septiembre 21, 2011

Mourinho recupera el tópico de la incompatibilidad


El Real Madrid visita esta noche Santander. Será el segundo partido que los blancos jugarán en El Sardinero en 2011. El primero, en marzo, correspondiente a la pasada Liga, resultó uno de los mejores momentos del equipo madridista en toda la temporada. 1-3, con un juego igual de vertiginoso que siempre, pero en esa ocasión basado en el toque y en la asociación más que en el juego directo o el contragolpe.

Aquel día Mourinho alineó a Granero con Xabi Alonso en el medio campo, más Özil, Di María, Benzema y Adebayor. No pudo jugar Cristiano Ronaldo. Prácticamente fue un 4-4-2 en rombo, sin doble pivote ni especialista defensivo.  En vestuarios, Granero explicaba el partido más o menos así: "Cuando salimos al campo, vimos que el Racing se defendía muy atrás y creímos que lo mejor era tocar rápidamente con Xabi y conseguir posesiones largas para descolocarlos y que Özil recibiera con ventaja. Creo que ha salido bien. Ellos han picado, se han desordenado y hemos podido hacerles daño".

Mourinho, por su parte, no tardó en añadir agua al vino del estupendo juego de su equipo y de su centrocampista: "Estoy contento con el partido que ha hecho, pero tiene que ser pivote, debe adaptarse a esa posición". De hecho, solo unos días más tarde, preguntado el entrenador portugués por el buen partido de Santander, contestó que no iba a perder todo el trabajo realizado hasta ese momento por un único partido. El doble pivote, innegociable.

Ayer, expuso el argumento que reduce a Granero defitivamente a la marginalidad en el equipo: "es difícil que Granero y Xabi Alonso puedan jugar juntos". Llegamos a ese terrible lugar común en el fútbol moderno que limita la presencia de buenos futbolistas en un mismo once. Las últimas temporadas de la selección Española, del FC Barcelona, del Manchester United, el arranque del actual Manchester City...rendimiento de combinaciones de jugadores talentosos alrededor del balón que debería haber sepultado esas dudas.

Es comprensible la prudencia ante una final, o un partido eliminatorio ante un rival poderoso en Europa. Pero al igual que Guardiola acumula centrocampistas, exprimiendo la mejor virtud de su equipo ante rivales inferiores, resulta extraño que el Madrid se autoimponga restricciones, sobre todo cuando hablamos de lo que alguna vez quizá fue la esencia del fútbol: los buenos jugadores. Quizá el origen es percibir un partido no como un duelo de talento, orden y jerarquía sino como la voluntad de un pobre árbitro.   
 

martes, septiembre 13, 2011

El Barça no completa el libreto


Al igual que en los estrenos teatrales, el de la Champions League en el Camp Nou vino acompañado de los desajustes propios del inicio de temporada. Pero nadie esperaba que en apenas medio minuto uno de los tenores principales ya exhibiera su número estrella. Alexandre Pato, mientras el “triángulo ofensivo” que formaron de nuevo Keita, Busquets y Mascherano casi posaban para los fotográfos, se plantó ante Valdés para marcar el 0-1. Tuvo alguna situación similar adicional mientras el Barça permanecía en la lona, sorprendido de que el juego del Milan fuese tan directo y dañino, lejos de esa imagen de equipo de medio tiempo que arrastran.

El tembleque de los de atrás infectó de inseguridad al resto, y durante media hora el Barça resultó irreconocible. Solo Messi, vestido de Ronaldo Nazario ante el Valencia, rescató con una jugada de talento pero, sobre todo, repleta de fe hambrienta, un balón para el empate de Pedro.

El segundo acto, con el guión repasado y mejor asimilado, el Barça se reencontró consigo mismo. Abidal y Mascherano recuperaban más rápido el balón en los tímidos ataques del Milan y empujaban como émbolos el medio campo hacia el área visitante. Busquets, retratado al igual que en Donosti en el gol, avanzó su posición para colaborar en la creación de juego y confirmar que no puede jugar de central, al menos ante rivales de la élite europea, y que el engranaje agradece su primer pase.

Sin embargo, y pese a los muy buenos minutos tras el gol de Villa, cuando el Barça apabulló al Milan ya liberado tras remontar el marcador, no logró sentenciar el resultado del todo. El equipo de Guardiola es de los pocos que ataca igual independientemente del marcador. Es injusto dada la valentía que supone tal virtud, pero si no lo hace, entran dudas y problemas. Como en Anoeta. Como este martes.
El Milan rubricó con ese córner postrero una actuación decepcionante pero al tiempo no saldrá tan mal parado en las crónicas. Goles en el primer y último minuto, y un muy recuperado Nesta barriendo sin parar. De tan tópico que fue, ni mucha gente en la grada se sorprendió al intuir que ese saque de Seedorf iba muy bien tirado. Puro teatro clásico.

El fútbol del Barça todavía va conectado a corriente alterna. Todas las baterías se emplearon en las Supercopas y en la puesta de largo liguera ante el Villarreal, y el parón UEFA obliga a volver a empezar. El juego está presente, pero su continuidad es directamente proporcional al peligro que le permite crear al adversario y por tanto a la incidencia que pueda tener quién juega de central y quién de mediocentro. Esa presión que destacaba Paolo Maldini en la previa como distintivo del éxito azulgrana y que permite el brillo con el balón. Todos son conscientes.

lunes, septiembre 12, 2011

Del Nido invoca la redención de los clubes



El fútbol español demuestra cada cierto tiempo que su gestión y organización son manifiestamente mejorables. La Liga de Fútbol Profesional (LFP) es un ejemplo paradigmático de ello. En lugar de garantizar la fortaleza, visibilidad y adecuada fortaleza de la competición, la patronal se pierde en intrigas e intereses particulares.

Sin embargo, en el fondo,  son los propios clubes quienes integran la LFP y los últimos y únicos responsables de su funcionamiento. El circo es suyo pero parece que los acróbatas funcionan por su cuenta. El Presidente del Sevilla FC, Del Nido, se erige estos días en portavoz y motivador de una presunta mayoría de equipos (excluidos de momento Real Madrid y FC Barcelona) para realizar cambios en la estructura de la LFP, modificar la negociación de los derechos televisivos y proteger la segunda división.
Para Del Nido, la Liga española es “la porquería más grande de Europa”. La imposibilidad de discutir la élite deportiva con los dos grandes ha llevado al presidente sevillista, siempre exagerado en sus declaraciones, a equivocar el tono del discurso, distrayendo con las formas el fondo, más aún cuando no hace tanto podíamos leerle cosas como éstas.

Los clubes y Del Nido tienen razón al respecto de los derechos de TV. El reparto en nuestra Liga es el más injusto y desproporcionado de toda Europa, como rápidamente podemos deducir con estos datos. Pero al tiempo, la mayoría de equipos debe reconocer que firmaron libremente sus respectivos  contratos con Mediapro, que no se quejaron cuando cada uno negoció de manera individual sus cantidades, esas que les salvaban del apuro puntual y que gastaban con más rapidez de lo que ingresaban, sin preocuparse entonces del mínimo de los más modestos o de la división de plata. La negociación colectiva era tan imprescindible en 2006 como ahora. Además, no tiene ningún sentido desprestigiar el activo objeto de una negociación que se pretende iniciar y que sea beneficiosa para todos.
Por su parte, Mediapro, como empresa privada tenedora de los derechos, aspira a rentabilizar su inversión y ese objetivo siempre estará por encima de cualquier otro. Son los clubes y por tanto la LFP quienes deben evitar que el operador televisivo sea quien dirige la competición. Hasta los horarios deberían ser consensuados. 

Ocurre lo mismo con el actual problema de las radios. Los clubes venden sus derechos audiovisuales –obsérvese la primera parte de la palabra, que no siempre se hace–, que quedan también en propiedad del operador según establece la sección tercera de la Ley General de la Comunicación Audiovisual. La radio, fiel acompañante del fútbol durante décadas, también rentabiliza (por ejemplo publicitariamente) de manera estupenda los partidos de fútbol, como bien se aprecia revisando los sueldos y fichajes millonarios de las principales cadenas para la nueva temporada. El fútbol profesional (no hablo de segunda b y fútbol modesto, que esa es otra cuestión) no necesita más a la radio que viceversa. El argumento de que durante toda la semana la radio “habla y calienta los partidos” me parece insuficiente dado que nos encontramos ante un producto que, para bien o para mal, en este país se vende solo. La guarnición está bien, pero el solomillo se demanda día tras día.

La narración de un partido no constituye derecho a la información, por más integrada que esté en nuestra vida diaria, como la propia radio. De nuevo, el problema es que los equipos parecen no ser propietarios de sus derechos, y quedan supeditados a las decisiones y cantidades que Mediapro considere reclamar, incomodando a sus viejos y fieles compañeros de viaje de las ondas; filtran que la decisión del canon no es suya, los mismos que estamparon su firma (y quién sabe si también su sangre) en los contratos vigentes. Los clubes, en lugar de dirigir la batalla, están en mitad de una trinchera escuchando las balas silbar sobre sus cabezas. Es su culpa.

Las reuniones están bien, aun cuando sería más lógico que fueran en la sede de la Liga, sobre todo para que la gente no empiece a sospechar que la patronal es una cosa y sus afiliados otra. Proceso kafkiano. Las demandas del grupo de Del Nido son sensatas, lo mismo que válidos los contratos en vigor. Un reparto más solidario de los ingresos puede que redujera las distancias competitivas, pero seguro que no evitará que FCB y Real Madrid sean superiores y que determinados directivos dilapiden dinero de suculentos traspasos o que acaben con sus equipos en ley concursal. Ni todo el dinero de Rupert Murdoch evitaría eso en España, propuesta como punto a añadir, debatir y evitar en el orden del día de la próxima reunión. No parece lógico hablar de ingresos y no de gastos.
 
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