lunes, diciembre 19, 2011

FC Barcelona, el depredador amable



Belleza y estética.  Orden y jerarquía. Rigor y competitividad. Puntos, victorias y títulos. Historia y memoria colectiva. El FC Barcelona dota de contenido ese concepto ya real del círculo virtuoso y acaba de cerrar en Tokio su segundo ciclo impecable de Liga, Champions League y Mundial Clubs de la mejor manera posible, con un juego incontestable que dejó boquiabierto al Santos y por extensión al resto del planeta fútbol.

En una primera parte espectacular, comparable a Wembley o a cualquiera de esas noches que por la abundancia corren el riesgo de quedar archivadas bajo el laurel del triunfo habitual,  el equipo azulgrana dominó y disfrutó a partes iguales, relegando a Neymar, Ganso y compañía a un cruel papel de comparsas espectadores. Y es que el Barcelona ha convertido los partidos grandes en el recreo de un jardín de infancia, en su interpretación más amplia.

Alrededor del mejor de la clase, Messi, los demás se despliegan con tal naturalidad que convierten en sencilla y cotidiana la enorme dificultad del juego al primer-segundo toque, del desmarque para distraer, de la interminable sucesión de contactos con la pelota, a veces de lado a lado, a veces en apenas imperceptibles apoyos cercanos, casi en centímetros, pero que logran una y otra vez su triple objetivo: crear peligro, defender con el balón y frustrar al rival. La magnitud de este equipo es tal que Xavi e Iniesta no son los mejores indiscutibles, Alves no es la estrella principal, Fàbregas no es ni requerido para la construcción o Alexis Sánchez puede quedar reservado por unas ligeras molestias musculares. 

Sin embargo, la amabilidad del estilo y la habitualidad cercana, de la calle, de ese rondo perpetuo no debería esconder la otra cara de este equipo, esa manera suave pero implacable de reducir casi cualquier rival a la nada, de obligar a obviar el análisis del contrario porque apenas dispone de balón,  una competitividad extrema, ese egoísmo también propio de los niños que cuando se enfadan agarran la pelota y se la llevan a casa. La forma en la que se adelantan, plantan la defensa en el medio campo y empotran al rival contra su propia portería combina la idea de Rinus Michels en la Holanda y el Ajax de los años 70 con el achique implacable del Milan de Sacchi

Guardiola continúa apoyándose y repasando el pasado para construir y reinterpretar el futuro. Aprovechar la experiencia para desentrañar los nuevos retos a los que cualquier equipo Campeón, y más si recorre ya su cuarta temporada exitosa, debe enfrentarse. Dificultades propuestas por los rivales y también el fantasma de la complacencia. Cambiar para mantenerse. Conservar y acentuar la esencia para evolucionar el estilo. No, no estaba todo inventado en el fútbol.

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