El tristemente célebre entorno barcelonista ni se crea ni se destruye,
solo se transforma, desde el estado de letargo hasta la ebullición,
pasando por las escasamente sutiles sugerencias diarias. Cuando en los
opinadores y/o seguidores que medran sobre la influencia de un equipo de
fútbol se utiliza el nombre de alguien clave en la historia de la
institución con tinte despectivo, es que algo no funciona.
Cruyffear.
Los años de sequía, algún intervalo de catorce años sin ganar la
Liga, pero sobre todo los complejos, el victimismo y la ausencia de un
plan futbolístico fueron desterrados para siempre por
Cruyff, que
aportó razones al orgullo barcelonista más allá de las incondicionales
basadas en el sentimiento. Razones mucho más definitivas que un
resultado. Se equivocó, claro, como cualquiera, en alineaciones y
fichajes, menudencias comparadas con su ascendente y prestigio.
Pero claro,
a este Johan Cruyff,
la actual Directiva del FC Barcelona le discutió el cargo de Presidente
de Honor, qué se puede esperar. Del palco a las tribunas hay solo unas
cuantas filas y escaleras. Sufrir, quejarse por un mal resultado
concreto englobado en una trayectoria de un lustro, dudar, comparar con
el de más allá, mirar siempre hacia el sur. No, no son los rivales, son
algunos socios del club y medios empeñados en la superviviencia de una
rancia dualidad por el poder.
La crítica deportiva es necesaria, incluso imprescindible. La descomposiciòn del equipo campeón
Rijkaard,
tan cercana, así lo aconseja. Saludable. Aun atrevida en el caso de una
alineación cuando el entrenador suma casi doscientas irreprochables,
forma parte del juego. Pero cuando la cantera, tan nombrada y celebrada
en la bonanza, se reduce a capricho y anécdota a la segunda derrota, las
contradicciones retratan a los impostores.
El Barça está lejos del Madrid en la Liga, las cifras de los
partidos fuera de casa comparadas con el curso pasado lo explican. Pero
salvo la reciente primera parte en Pamplona poco se puede afear al
equipo, que siempre terminó acogotando al rival en su área los días que
no ganó (como es su obligación, por otra parte). No es novedad el bache
del Barça de esta época en enero y febrero. Nunca ha ganado desde 2008
la ida de los octavos de UCL: empate con Lyon y Stuttgart, derrota
frente al Arsenal. Pero siempre llegó a final de temporada compitiendo,
exigido por el Madrid en casa, ilusionado por la gloria en Europa.
El azar. En todas sus conocidas y habituales formas y representaciones.
Guardiola
lo mencionó ayer. No como excusa, sino como objetivo. Eliminarlo.
Regresar al dominio futbolístico que este equipo ha impuesto en las
últimas temporada a sangre y seda con el monopolio del balón y la
agresividad por recuperarlo como argumentos. Aumentar la influencia de
lo esencial sobre lo accesorio. Empezando por Leverkusen.
2 comentarios:
Y la renovacion de pep guardiola qué???
después de la salida de Guardiola mi amigo que es un per head agent hubiera pensado que si, que Mourinho no tendría rival, pero los hechos hasta ahora han mostrado lo contrario, el equipo a perdido más de lo necesario y el Barcelona esta a la cabeza ahora
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